(AP) – Estados Unidos todavía no ha superado su historia de racismo, afirmó el presidente de Estados Unidos, que utilizó un término peyorativo para reforzar su argumento.
En una entrevista, Barack Obama intervino en el debate sobre la raza y las armas abierto tras el arresto de un hombre blanco por el asesinato racista de nueve feligreses negros en una iglesia de Charleston, Carolina del Sur.
«Sobre el racismo, no estamos curados», dijo Obama, poniendo como ejemplo que no basta con no emplear por educación una palabra peyorativa para referirse a los afroamericanos.
«Ésa no es la medida de si el racismo todavía existe o no. No es sólo una cuestión de discriminación abierta. Las sociedades no borran por completo de la noche a la mañana todo lo que ocurrió 200 o 300 años antes».
Los comentarios de Obama se produjeron durante una entrevista el lunes con el cómico Marc Maron para su popular podcast, donde se emplea con frecuencia lenguaje malsonante.
El presidente señaló que si bien la actitud hacia la raza ha mejorado de forma significativa desde que él nació con una madre blanca y un padre negro, el legado del esclavismo «arroja una larga sombra, y eso sigue formando parte de nuestro ADN heredado».
Obama también expresó su frustración porque «la influencia de la Asociación Nacional de Rifle sobre el Congreso sigue siendo extremadamente fuerte» e impidió el progreso de medidas de control de armas después de la masacre de 20 niños y 6 profesores en una escuela primaria de Connecticut en 2012.
«Justo después de Sandy Hook, Newtown, donde murieron 20 niños de seis años, y el Congreso literalmente no hizo nada… Sí, eso es lo más cerca que estuve de sentirme indignado», dijo. «Estaba bastante indignado».
El presidente señaló que es importante respetar la importancia de la caza y el tiro deportivo para muchos estadounidenses.
«La cuestión es tan sólo si existe una forma de equilibrar esas tradiciones legítimas con algo de sentido común que impida que un joven de 21 años enfadado o confundido por algo, o que es racista, o está trastornado, vaya a una tienda de armas y de pronto vaya armado y pueda causar un daño enorme», dijo Obama en referencia al sospechoso del crimen de Charleston, Dylan Storm Roof, al que se atribuye un manifiesto de 2.500 palabras sobre supremacía blanca. Roof está acusado de nueve cargos de asesinato en relación con el tiroteo del miércoles.
Obama ofreció la entrevista el viernes en el estudio que tiene Maron en su garaje de Los Ángeles, cerca del Occidental College al que asistió el presidente, y se mostró sorprendido por lo absurdo de la situación. «Si cuando estaba en la universidad hubiera pensado que estaría en un garaje a un par de millas de donde vivía, ofreciendo una entrevista como presidente, con un cómico (…) es imposible de imaginar», dijo. Sin embargo, indicó que había concedido la entrevista para llegar a un público no tradicional y «romper estos viejos patrones en los que ha caído nuestra política», y «no es esta batalla en una jaula de acero entre un bando y el otro».
Mientras la campaña para encontrar a su sucesor calienta motores, Obama dijo creer que sería mejor candidato si volviera a presentarse, porque aunque ha bajado un poco el ritmo, «ahora sé lo que hago y no tengo miedo».
«La he fastidiado. Me he caído en el barril por las cataratas del Niágara. Y salí y sobreviví. Y eso siempre es una sensación muy liberadora», dijo.
El gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró el Estado de emergencia y podría desplegar la Guardia Nacional para detener un nuevo estallido de tensión racial vinculado a la brutalidad policial en Estados Unidos, luego de que manifestantes vandalizaran esta tarde la ciudad de Baltimore, tras el funeral de un joven negro muerto en custodia policial.
«Los saqueos y actos de violencia no van a ser tolerados. La Guardia Nacional está en alerta para que pueda desplegarse rápidamente si es necesario», anunció Hogan mediante un comunicado.
Previamente, la policía de Baltimore, en el noreste de Estados Unidos, dijo que al menos siete agentes resultaron heridos, entre ellos uno que quedó inconsciente, luego de los disturbios, que ocurrieron cerca de un shopping no lejos de la iglesia donde tuvo lugar el funeral del joven Freddie Gray, de 25 años, muerto hace dos semanas.
En el segundo día seguido de violencia callejera por la muerte de Gray, imágenes de televisión mostraron a cientos de policías antimotines locales y estatales que pugnaban por restaurar el orden ante una multitud de manifestantes, en su mayoría jóvenes afroamericanos, que se negaban a cumplir con órdenes de dispersarse.
En un punto, decenas de hombres destruyeron un patrullero blanco, saltando sobre su capot y sobre su techo y golpeándolo repetidas veces con palos. La situación duró hasta que un blindado policial acudió al lugar, donde uno de los agresores fue detenido y tirado al piso por agentes tras salir del auto e intentar huir corriendo.
«Hemos visto a oficiales heridos durante el curso del día. Tienen huesos rotos, uno está inconsciente», dijo el capitán de policía Eric Kowalczyk en conferencia de prensa, al tiempo que advirtió que las fuerzas del orden utilizarán «los métodos apropiados para asegurar» la seguridad de la comunidad, mencionando específicamente el empleo de gases lacrimógenos.
La cadena CNN dijo que uno de sus camarógrafos fue atacado y herido y sacado del lugar de los disturbios en una ambulancia, mientras que medios locales mostraron que varios jóvenes fueron detenidos por la policía.
La violencia llegó luego del funeral de Gray y de que aparecieran mensajes en las redes sociales anunciando una «purga» al término de las clases en las escuelas locales, una palabra que en la jerga callejera de Baltimore, en el estado de Maryland, equivale a disturbios.
El temor a los desórdenes provocó el cierre del campus céntrico de la Universidad de Maryland y de varios comercios.
Más temprano, miles de personas se congregaron en la iglesia bautista para despedir los restos de Gray, quien murió el 19 de abril de heridas severas, una semana después de su arresto en Baltimore.
Sus familiares, amigos y vecinos acusan a la policía de no haber brindado asistencia médica a Gray durante su detención, lo que habría provocado su muerte.
Su fallecimiento fue el último de una reciente serie vinculada con la brutalidad policial y las tensiones entre la policía y los afroamericanos en varias ciudades del país, incluyendo la del adolescente Michael Brown en agosto pasado en Ferguson, Missouri, donde fue baleado por un policía blanco mientras estaba desarmado.
La muerte de Gray desató protestas en Baltimore durante el fin de semana, y la policía dijo que unas 34 personas fueron detenidas y seis oficiales resultaron heridos en hechos de violencia callejera desde entre ayer y el sábado por la noche.
Este nuevo caso volvió a reabrir las heridas entre la comunidad afroamericana, que tras la muerte de Brown en Ferguson denuncia que existe un notorio uso desproporcionado de la fuerza por parte de los agentes policiales respecto a la población negra.