Mendoza

Un psicólogo ahí / Newsletter de Mauricio Llaver

Aníbal ministro: ¡estamos salvados! / A esto lo explican la ciencia política… y Freud / Cristina, Mussolini, y las personalidades que no cambian / En Juntos por el Cambio hacen peronismo clásico / Mitos que caen (y a abrir la cabeza) / ¿Vieron que valía la pena ir a votar? / Una buena experiencia empresaria mendocina / Y un vino, por supuesto.

19 de septiembre 2021

EL CLAVO DE LA PANTERA ROSA. En uno de los dibujos animados que veía en mi infancia, la Pantera Rosa martillaba inocentemente un clavo y, ante su estupor, toda la pared se terminaba agrietando y viniendo abajo. Algo de eso pasó con las elecciones del domingo, en que la derrota electoral terminó originando una crisis fenomenal en el gobierno. La paliza al oficialismo evidenció que lo que era una fórmula contra natura, terminó siendo un gobierno contra natura. La calma momentánea de este gabinete a las apuradas -Aníbal ministro: ¡estamos salvados!-  no disipa el formidable problema que la coalición tiene por delante: levantar una derrota en dos meses después de haber dado un espectáculo digno de Pimpinela, y gobernar dos años más teniendo que corregir el dólar atrasado, las tarifas atrasadas, y una inflación que se va a acelerar con lo que van a emitir en las próximas semanas. El pegamento para rejuntar a esta coalición (Manzur, Aníbal, Filmus) es el mismo que usaban cuando perdieron en 2015. ¿Por qué tendrían las cosas que salir mejores ahora?

UN PSICÓLOGO AHÍ. Para analizar la implosión del gobierno habría que estudiar unos cuantos clásicos de la política y por lo menos las obras completas de Sigmund Freud. Yo he leído con placer algunos de los primeros, pero de lo segundo no tengo idea. Es un error aproximarse a una interpretación del dúo gobernante sólo con criterios políticos, sin considerar la psicología particular de sus protagonistas. Las volteretas verbales de Alberto, capaz de decir una cosa y después todo lo contrario sin vergüenza alguna; las humillaciones a que lo somete el kirchnerismo, el “okupa”, el “mequetrefe”… Cristina con sus gestos, el tono de su voz, sus desplantes, sus resentimientos… Es imposible evitar ese costado a la hora del análisis. Esas psicologías tan patéticas (Alberto) y oscuras (Cristina) marcan el ritmo del país, y en el medio estamos todos.

CRISTINA, COMO IL DUCE. Cuando se analiza la nueva Epístola de Cristina a Alberto Fernández, aunque la haya mandado con copia a todos los argentinos, resaltan con claridad las características de su personalidad. Todo está en primera persona. Fue ella la que armó el gobierno, ella es el pueblo, ella es la que le advirtió que iban a perder, ella, ella, ella. Los líderes políticos pueden cambiar de ideología, de partido, de alianzas, pero no pueden cambiar de personalidad. En una de las biografías de Mussolini, Gaspare Giudice cuenta que desde su juventud el dictador italiano tenía una sola idea en mente: “Voglio comandare” (“Quiero mandar”). Primero probó con el socialismo -llegó a dirigir el diario del partido, Avanti– y terminó creando el fascismo. Un viaje de izquierda a derecha sin ningún contratiempo estomacal, porque lo único que le importaba era comandar. Cambió de ideología, pero no de personalidad. Cristina se soñaba como una especie de Angela Merkel, que en 2007 venía a “mejorar la calidad institucional”, y terminó siendo aliada de Cuba, Venezuela y la Rusia de Putin, con sus todavía cuestionadas vacunas Sputnik. Cambió todo su derrotero político, pero su perfil psicológico sigue inalterado.

JUNTOS POR EL CAMBIO LA MIRA POR TV. Si analizamos la estructura del poder político surgida de las PASO, el bloque AF-CFK está en crisis, mientras enfrente tiene al bloque de Juntos por el Cambio en estado de solidez. Nunca un peronismo en el gobierno sacó sólo 30% de los votos nacionales y estalló a los dos días en una pelea interna, mientras la oposición tiene el 41% y mira cómo flaquean las piernas de su adversario, sin salir a socorrerlo. JxC está haciendo peronismo clásico, del que huele el poder y, aun con un destacable grado de responsabilidad institucional, sabe que tiene que dejar que su adversario se cocine solito. Por ahora, le están haciendo caso al consejo de Sun Tzu en “El Arte de la Guerra”: “Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”.

MITOS EN CAÍDA (Y A ABRIR LA CABEZA). Entre las elecciones del domingo y el sainete posterior, nunca he visto tanto TN, el canal de La Nación y C5N como en esta semana. Ha sido como una maratón de Netflix. Es impresionante cómo estamos divididos y lo difícil que va a ser el cierre de esa grieta. Pero más allá de las interpretaciones de lo que pasa, hay unas líneas de fondo que nadie desmiente y están haciendo caer varios mitos a la vista de todos: que el peronismo unido es invencible; que el peronismo es garantía de gobernabilidad; que el peronismo maneja a su antojo el Conurbano bonaerense; que Cristina es infalible. El viento helado de las PASO ha dejado todo patas para arriba y tendremos que abrir mucho la cabeza para interpretar a un país más complejo y esquivo, que desafía todas las categorías de análisis que utilizábamos hasta ahora.

¿VIERON QUE HABÍA QUE IR A VOTAR? Si todo lo descripto ha sucedido, es porque el domingo pasado una porción de argentinos mayor a la esperada fue a votar. Así de simple. Lo que hasta entonces era malestar, se transformó en una biopsia, con números e imágenes reales, indiscutibles, que desencadenaron un vendaval de proporciones. Cada voto vale muchísimo, y es la única arma que tenemos los que no hacemos piquetes ni pensamos en la violencia como forma de cambiar las cosas. El 14 de noviembre es el turno de la segunda dosis, y ahí tendremos la oportunidad de que la vacunación sea completa. Y de que la inmunización contra el populismo alcance unos niveles de anticuerpos que nos den una última oportunidad de sobrevivir a él. A votar, a votar, a votar.

UNA BUENA EXPERIENCIA EMPRESARIA MENDOCINA. La crisis nacional no tiene que desplazar a la experiencia mendocina de que muchos empresarios y empresarias se involucraran en la política participando en distintas listas en las PASO. Fue un buen primer intento, que tendría que profundizarse. Las leyes de la democracia se hacen en los Congresos y las Legislaturas, y es bueno que los hombres y mujeres de empresa tengan allí su voz y voto, para que la arquitectura legal no termine ahogando a quienes generan la riqueza. Esta vez los resultados fueron modestos, pero tampoco se esperaba mucho más. Roma no se hizo en un día y en algún momento hubo que empezar. A insistir, que es una muy buena idea.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. En Mendoza hay bodegas que tienen un perfil bastante más bajo del que podrían tener, si se consideran su historia y los vinos que producen. Una de ellas es Piedra Negra, que en un principio fue Jacques & Francois Lurton, pionera en el Valle de Uco. Desde allí salió un Gran Lurton Cabernet Sauvignon 2017, un Single Vineyard de la IG Los Chacayes, que es todo lo que puede ser un excelente Cabernet Sauvignon: uno de esos vinos que impactan desde el aroma y después llenan la boca y dejan un largo retrogusto. Como dice un amigo, “de los que se clavan en la garganta”. Lo bueno es que, mientras se lo disfruta, el vino se va modificando y aparecen nuevas capas de aromas y sabores, todas gratificantes. Lo malo es que, cuando se quiere acordar, la botella ya se acabó. Pero esa es la mejor señal de que cumplió con la fabulosa misión que tiene cada botella de vino: brindar placer, terminar vacía, y dar ganas de repetirla pronto.

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