11 de diciembre 2022
Cristina Fernández de Kirchner fue condenada por la Justicia argentina a la pena de 6 años de prisión e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de “administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública”. Es un dato irreversible para cualquier biografía. Adicionalmente, si la condena queda firme, deberá devolver al Estado la suma actualizada de $ 84.835.227.378,04 (ochenta y cuatro mil ochocientos treinta y cinco millones, doscientos veintisiete mil trescientos setenta y ocho pesos, con cuatro centavos), por el perjuicio ocasionado. Esa decisión de la Justicia abrió un nuevo juego político en la Argentina, que se desarrollará con toda intensidad hasta las próximas elecciones, como si no tuviéramos otros temas urgentes de los cuales ocuparnos. Veamos algunos hechos y especulaciones.
- Los tres jueces que condenaron a Cristina -Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu- fueron nombrados por la propia Cristina. Los pliegos de Gorini y Giménez Uriburu fueron enviados al Congreso en el año 2011 y el de Basso en 2015. Todos fueron aprobados por legisladores mayoritariamente peronistas.
- La condena fue apelada por los fiscales Luciani y Mola, quienes insisten con que el delito principal era el de asociación ilícita, por el cual habían pedido 12 años de prisión.
- Cristina tiene dos instancias de apelación, ante la Cámara de Casación Penal y la Corte Suprema de Justicia. Por lo tanto, mientras eso se tramita, no está sujeta a ninguna inhabilitación política y puede ser candidata a lo que desee en las próximas elecciones.
- El conocimiento del fallo no generó ninguna “pueblada”. Y hay evidencia incontrastable de que “la Scaloneta” despertó mucho más fervor espontáneo que la supuesta indignación de algunos por la resolución de la Justicia.
- La causa Vialidad, por la cual le llegó esta condena, es sólo una de las muchas que Cristina tiene en la Justicia. Después de tres años de co-gobierno junto con Alberto Fernández, ninguna ha sido anulada o cerrada definitivamente (en algunas causas, como la “dólar futuro”, en la cual ha sido sobreseída, los fiscales han solicitado su reapertura).
- Al poco rato de conocerse la sentencia, Cristina hizo una jugada política de resultados imprevisibles: anunció que no será candidata a nada el año que viene, y que se va a su casa el 10 de diciembre de 2023. Eso abre múltiples especulaciones, de las cuales resumo algunas: 1) Ha decidido victimizarse “a lo Lula”, para intentar volver envuelta en un halo de martirio, apoyada en una épica discursiva peronista. 2) Abre el camino para un “operativo clamor”, en el que le pidan de rodillas que sea su candidata. 3) Ante la posibilidad de una derrota del oficialismo en 2023, se está despegando desde mucho antes, con el argumento de que ella no participó y que, además, estaba “proscripta”. Sólo el paso de los meses dirá si será candidata o no. Vaya uno a saber.
- Las opiniones acerca de Cristina están cristalizadas, independientemente de las evidencias. Quienes la condenaban y quienes la absolvían desde antes del fallo, mantienen sus posturas. El problema de Cristina es que esa cristalización la encuentra en minoría, con un rígido 60-65% que ya la borró de sus opciones políticas, algo que ni siquiera se torció cuando sufrió el atentado contra su vida en septiembre pasado.
- Un dato impresionante de esta condena es que sucede con el peronismo en el gobierno, y sin que su control del Poder Ejecutivo y del Congreso (más trabajoso que antes, pero control al fin) hayan podido impedirlo. Puede traducirse así: Cristina ya no genera miedo entre sus no seguidores.
- Otro dato para seguir es cuál puede ser la influencia de los siguientes hechos sobre la psicología de Cristina: el intento de atentado contra su vida, traumático en cualquier circunstancia; la decepción (para ella) de que los autores parezcan ser unos torpes lúmpenes aislados y no una conspiración de las grandes potencias del capitalismo; y, finalmente, el impacto de esta resonante condena, a pesar del enorme despliegue de presión encabezado por ella misma sobre el Poder Judicial.
- Dicho lo cual, cierro con la repetición del dato básico de este análisis imperfecto: Cristina Fernández de Kirchner ha sido declarada culpable de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública. Y ese dato no se borrará jamás de su biografía.
DE CÓMO CAMBIÓ MENDOZA. La semana pasada escribí sobre los 30 años del Mendoza Plaza Shopping, y en estos días conversé con Jorge Pérez Cuesta, impulsor esencial de aquel proyecto al cual sumó a su padre Ernesto. Cuando hablábamos de cómo había cambiado Mendoza en las últimas décadas, Jorge me hizo el siguiente análisis: “Lo primero fue la llegada del supermercadismo, con la cadena ASA, que hizo que ya a principios de los años 70’s el consumo en supermercados llegara a veces hasta el 70% en la provincia. Después vino el Mendoza Plaza Shopping, que fue un gran desafío no sólo para constituirlo en sí mismo, sino que trajo las famosas tiendas departamentales, como Falabella, y un cine multiplex, que cambiaron la manera de consumir. Con el Shopping, el ocio, la gastronomía y el entretenimiento impactaron fuertemente en el comercio. Y el otro hito fue la llegada del Park Hyatt, que ayudó a traer un turismo de otro nivel y abrió las puertas al nuevo tipo de hotelería que hoy tenemos en Mendoza”.
DE CÓMO ESTÁ CAMBIANDO MENDOZA. Aerolíneas Argentinas presentó un informe sobre las rutas más vendidas en sus vuelos durante 2022. Mendoza está en primer lugar, en el tramo Buenos Aires-Mendoza, con 59.560 pasajeros y un aumento del 113% con respecto a 2019. También crecieron 114% los pasajeros del Córdoba-Mendoza (10.911 tickets) y, sin comparación anual porque la ruta volvió recién este año, tuvimos 3.218 viajeros entre Bariloche y nuestra provincia. La pandemia distorsionó los datos de 2019, pero algo queda claro: al momento de la recuperación, estuvimos en la primera línea de batalla, y así lo demuestran los números. Así que vamos mendocinos, con Aerolíneas y todas las otras líneas aéreas, que sigan trayendo gente y conectándonos con el país y el mundo. Hemos demostrado que estamos preparados para recibirlos.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. Un domingo de la vendimia 2021, José Manuel Ortega y José Spisso se juntaron con sus familias y algunos amigos, cosecharon unas uvas Malbec de El Cepillo, e hicieron con ellas un par de barricas de un vino que tenían in mente desde hacía algunos meses. El vino se llama “Vendetta”, un nombre provocativo, pensado para dar que hablar. Al Vendetta lo probé por primera vez cuando estaba en un frasquito de laboratorio y ya pintaba para excepcional. Después, en una botella sin etiqueta, mientras cumplía con su evolución. Y ahora, por fin, en su forma final, embotellado y con una etiqueta de austeridad absoluta, que sólo tiene el nombre del producto sin ninguna otra especificación. Es un vino de producción muy pequeña al que no será fácil acceder, un gusto de Ortega y Spisso que remite a los grandes vinos de O. Fournier, que están cumpliendo 20 años y están cada vez mejores. El Vendetta tiene una combinación que para mí es imbatible: sabor de uva fresca, jugosidad en boca, y una estructura que promete una larga duración. Es sorprendente que, siendo tan joven, esté tan bueno. Será una suerte conseguir alguna botellita para seguir su evolución en los próximos años.
