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Wine Celebration (Cosecha Marzo 2021) / Newsletter de Mauricio Llaver

🍷🍷 Este es un sitio para celebrar al vino y también a la comida, que es su aliado natural. Acá no se le dice a nadie lo que tiene que tomar. Si les gusta, brindemos. Y si no, está todo bien. Pero no dejen de tomar vino, ¿eh? 🍷🍷

EN VINORUM YA SE NOTAN LOS CAMBIOS. En la bodega Vinorum empezaron el año pasado con un cambio fuerte hacia un nuevo estilo de vinos, y eso ya se nota en la línea Trilogía Familia Altieri. Se trata de tres tintos llamados Radiosso, Apassionatto y Fortunato, de la cosecha 2019, que estuvieron a cargo de la enóloga Victoria Prandina. La presentación fue en la propia bodega, en la calle Brandsen, una suerte de joya escondida en Luján de Cuyo. Desde afuera no se nota nada, pero una vez que se ingresa aparece una casa de estilo italiano, con una colección sorprendente de piezas relacionadas con la historia del vino y toda la tecnología para elaborar vinos de alta calidad. La trilogía de tintos muestra productos de buena boca, redondeados, con ganas de seguir tomando. Y en la previa probamos también el Regina Bianca Chardonnay 2020, el primer blanco de Vinorum, un vino que por estos tiempos se definiría como muy gastronómico. Si a eso se le suma la calidez de la familia Altieri –Guillermo, Cecilia y sus hijos- queda claro que Vinorum es una opción que se suma con fuerza a la dinámica virtuosa de la vitivinicultura mendocina.

Gran etiqueta, diseñada por Boldrini Ficcardi.

LOS VINOS DE LÓPEZ NUNCA FALLAN. Voluntaria o involuntariamente, Bodega López tiene una excelente estrategia de marketing: diferenciarse de los demás haciendo lo mismo de siempre. Mientras todos innovan, experimentan a ritmo frenético, en la bodega de Maipú hacen lo mismo desde hace más de 120 años: vinos amables para el paladar, tremendamente adecuados para acompañar las comidas. Lo cual es muchísimo. El Chateau Vieux Chardonnay 2019 me causó la sensación de estar bebiendo un vino con algo de cuerpo pero no demasiado, con gusto característico de Chardonnay pero no demasiado, que no tenía nada que sobresaliera de lo demás, y que mostraba un equilibrio que, de tan equilibrado que estaba, cuando quise acordar se había terminado la botella (éramos dos). Ahí estaba el secreto, que es el reflejo de toda la historia de López: más allá de los gustos personales, son vinos que nunca fallan, que siempre acompañan muy bien las comidas de nuestra vida diaria y a precios razonables para los vinos argentinos. Y no hay mucho más por agregar.

Un vino con equilibrio por donde se lo mire.

LA GRAN NACHA Y TODO EL FUTURO POR DELANTE. El tiempo pasa más rápido de lo que parece, y la enología argentina también está experimentando un cambio generacional. Los más pibes, que empezaron ya en la época de los winemakers rock stars, también tienen lo suyo, y una muestra es La Liga de Enólogos, siete jóvenes que trabajan en Mendoza, San Juan y Salta, y que quieren mostrar nuevas posibilidades para los vinos nacionales. Un ejemplo es La Gran Nacha, un corte de Garnacha Tintorera y Syrah, provocativo desde la etiqueta. Pero que muestra un blend absolutamente original y una reivindicación de la Garnacha, una tinta a la que nunca se le permitió jugar en las ligas mayores. El vino es de un color profundo, violáceo, pero sobre todo es fresco y jugoso en la boca, para servirse una segunda copa. En pocas palabras, algo que vale la pena probar. La Liga de Enólogos son Carolina Cristofani y Emile Chaumont (Salta), Tomás Bustos, Juan Ignacio Arnulphi y Fernando Sirerol Herrera (San Juan), y Alejandra Riofrío y Victoria Flores (Mendoza). Que hagan vinos desde diferentes provincias, a partir de su empuje juvenil pero ya con algo de experiencia, reafirma que las posibilidades para el vino argentino son infinitas, y que a pesar de nuestra rica historia todavía tenemos todo por hacer.

Los pibes vienen con todo. El futuro está asegurado.

TRAPICHE GRAN MEDALLA, UN VINO DE REFLEXIÓN. Para tomar un Trapiche Gran Medalla Cabernet Sauvignon 2015 hace falta darle tiempo. Es así de sencillo. Un vino que ya está por cumplir seis años necesita que, después de descorcharlo, se le otorgue la misma paciencia que se utilizó en su crianza. Así que hay que abrirlo, dejarlo que respire un buen rato, y después empezar a probarlo de a poco, porque entonces uno se da cuenta de una cosa fundamental: que mientras el vino respira, empiezan a aparecer nuevas capas de aromas y sabores. A este vino potente, profundo, lo elaboró Daniel Pi con su equipo de enólogos de Trapiche. Es un vino de reflexión, algo que requiere del acompañamiento de una buena comida, de buena compañía y de una buena conversación. Es uno de los top-top de la bodega, y es para abrir cuando haya ganas de degustar algo que deje un recuerdo largo.

Una botella para tomarla tranqui, en buena mesa y con buena charla.

LPQTP: DE CÓMO EL BUEN MARKETING AYUDA A VENDER. A fines del año pasado la bodega Dante Robino lanzó el espumante “2020 LPQTP”. Todos nos acordamos, especialmente los miles de consumidores que se prendieron a esa idea. Nicolás Bruno, gerente general de la bodega, me contó la cifra de ventas de esa etiqueta: 575.000 botellas. La partida inicial era de 300.000 pero el impacto publicitario fue tan grande que hicieron otras 275.000. Con el mismo líquido, pero con una idea ingeniosa, el volumen fue monstruoso, para bien de toda la industria vitivinícola. El comentario de Bruno fue durante la presentación de “Biografía”, un alta gama de Dante Robino, pero lo más interesante es que, sin revelar detalles, dio a entender que se vienen otras novedades pensadas con alto impacto publicitario. Bienvenidas.

Un mismo producto, una campaña ingeniosa, ventas para arriba.

MAR Y MONTE Y LA PAILA MARINA. Por suerte para los mendocinos, a Aldo Ansaldi y su esposa Carla Bahamonde se les ocurrió apostar por la reapertura de Mar y Monte, bajo la premisa de que, ya que no podemos ir por ahora a Chile, por lo menos podemos consolarnos con su comida. Así que encontraron un local adecuado en Rufino Ortega y Boulogne Sur Mer y allí podemos degustar de nuevo la paila marina, el chupe de mariscos, los pastelitos de choclo, congrio margarita, lenguado y todos los platos de la primera época del proyecto, cuando estuvo en la calle Italia de Chacras y en la calle Perú de Ciudad. Yo debo decir que la paila marina es mi favorita desde siempre, y que no hay manera de que pida otra cosa como plato principal, porque sentiría que la estoy traicionando. Pero el chupe de mariscos, favorito de mi esposa, es extraordinario, al igual que una de las novedades de esta nueva etapa: la provoleta con langostinos crocantes, una bomba de sabores servida en cazuela de hierro, donde el queso se baña con la salsa de los langostinos y después contrasta con su textura crujiente. El servicio es de gran eficiencia, el timing es perfecto, la lista de vinos es muy buena (con unos cuantos Sauvignon Blanc, lo primero que miro cuando hay comida chilena). Si fueron antes a Mar y Monte, está igual de bueno. Y si no, es una gran ocasión para descubrirlo.

La provoleta con langostinos crocantes, sublime.

FINCA LA ANITA: COMIDA CREATIVA Y REIVINDICACIÓN DE LOS VINOS LIVIANOS. En Finca La Anita tienen dos tipos de menús: los sábados son de cocina internacional y varían cada semana; y los domingos, carnes y vegetales a las brasas. Yo fui un sábado, con vouchers de la campaña “De Buena Cepa”, que el año pasado creó la Casa de Ronald McDonald para suplantar su cena anual de recaudación de fondos. Me tocó cocina italiana y fue una suerte, porque sobre la base de platos conocidos encontré una enorme creatividad de Pablo (“Ruso”) y Charly Torres. La entrada fue un carpaccio con salsa de pesto, pero con rodajas cortadas un poco más gruesas de lo habitual y “alcaparrones”, un toque distintivo y sabroso. Pero el plato fuerte –calzone napolitano- fue un hit. Es una masa rellena con, entre otras maravillas, ricota de queso de cabra, aceitunas y “guancciale”, un fiambre de origen italiano preparado por ellos mismos con papada de cerdo. Pero no todo termina ahí: a la masa primero se la fríe y después se la remata al horno de brasas, pintada con extracto de tomate y toques de albahaca. Y de postre, un tiramisú con un toque especial: nocino, un licor de nuez que, en este caso, tiene al gin como sustento alcohólico. Toda esa creatividad está acompañada por una gran idea de Finca La Anita, que es revindicar los vinos livianos en los maridajes. Espumantes rosé y de blancas, Sauvignon Blanc, Chardonnay y Pinot Noir, todos fueron perfectos con el menú. Los Torres la vienen rompiendo.

Pablo «Ruso» Torres, al mando junto a Charly Torres.

AMORINDA, UNA JOYA EN MAR DE LAS PAMPAS. En Amorinda, en Mar de las Pampas, todo es Italia. Empezando por un hermoso pizarrón que recuerda la frase del caporegime Clemenza, en El Padrino, que después de hacer asesinar a un soplón en un auto le ordena a un subordinado: “Leave the gun, take the cannoli”. Para rematarlo con “El mundo habla en inglés, pero come en italiano”. Ahí todo es pasta, pasta, pasta. Pero qué pasta, señores. Su estelaridad es tan grande que ni siquiera existen platos de entrada, así que hay que ir directamente a las pastas, de una calidad y variedad excepcionales, por lo menos en los cuatro platos que probé en dos visitas. No obstante, debo decir que “La vera putanesca” es una maravilla inimitable, a pesar de que uno la podría hacer en casa porque los ingredientes son accesibles: fideos de cinta, salsa de tomate, peperoncini, anchoas, albahaca, aceitunas… todos elementos simples de la aparentemente simple cocina italiana. Pero la elaboración y la proporción de cada uno son como un vino de 100 puntos Parker, donde todo es perfecto, se perciben todos los sabores y el equilibrio es un regalo del universo. Por supuesto que en Amorinda hay cannoli (con una ricota especial que llevan desde Mar del Plata), y una lista de postres clásicos italianos, uno mejor que el otro. Pero lo verdaderamente glorioso es saber que hay de todo, en abundancia, y hecho con ese amor por la cucina italiana que se encuentra en tantos hogares argentinos. Si van a Mar de las Pampas, no se lo pierdan.

Para probar todo, pero no dejar de lado «La vera putanesca».

CÓMO SENTIR GANAS DE COMER CERDO. ¿Sabían ustedes que en Corea del Sur la panceta es una cumbre gastronómica y que existe todo un culto alrededor de la carne de cerdo? Bueno, yo tampoco. Por eso recomiendo  los dos capítulos de Netflix de “Rapsodia a la panza de cerdo en Corea”, un hallazgo que, básicamente, hace dar unas ganas tremendas de comer cerdo en todas sus formas y que muestra curiosidades como que, allá, la pata es un corte subestimado, algo que seguramente revertirán cuando descubran al jamón en todas sus posibilidades. El documental muestra la crianza, el carneo, los cortes en los restaurantes, los tipos de fuego para cocinarlo, las superficies (planchas, parrillas, piedras) en que se lo prepara, las sopas en que se usa, las combinaciones… todo. Es una especie de despertador de curiosidad sobre ese noble animalito, cuya carne es la más consumida del mundo, y que abre posibilidades infinitas para su disfrute. Si ven la “Rapsodia…” me la juego que van a sentir lo mismo que yo.

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