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Wine Celebration (Cosecha Octubre 2020) / Newsletter de Mauricio Llaver

🍷🍷 Este es un sitio para celebrar al vino y también a la comida, que es su aliado natural. Acá no se le dice a nadie lo que tiene que tomar. Si les gusta, brindemos. Y si no, no la lean, que está todo bien. Pero no dejen de tomar vino, ¿eh? 🍷🍷

TRAPICHE: UN NUEVO RESTAURANTE CON “VINO TIRADO”. A pesar de la pandemia, en Bodega Trapiche no paran de hacer cosas, y esa suele ser una de las características del liderazgo. Con Espacio Trapiche  estuvieron entre los primeros en crear cajas de menús preparados para enviar a domicilio, y ahora están abriendo un nuevo restaurante. Será el fin de semana próximo –a partir del 10 de octubre- en el mismo predio de la bodega de Coquimbito donde está Espacio Trapiche, pero en un vagón de tren. Se llama Estación 83 y su trayectoria es un signo de los tiempos: tuvo un pre-opening en febrero para inaugurar oficialmente el 26 de marzo, pero la cuarentena llegó justo para impedirlo. Igual, ahora vuelven con esta mezcla de inauguración y reinauguración, con sándwiches y cosas para comer con las manos y con “vino tirado”, ni más ni menos que remanentes de grandes vinos de la marca (los famosos “saldos de exportación”, que suelen ser joyitas que quedan guachas), elaborados por Sergio Casé. El proyecto es producto del empuje de Lucas Bustos y Rodrigo Kohn, y si bien será más accesible en precios, todas sus materias primas –los panes, las carnes, los aceites, les verduras, las especias- saldrán de la misma matriz que Espacio Trapiche. Esta gente no para nunca, y me muerdo por no adelantar otros datos que me tiró el Lucas.

A los muchachos de Espacio Trapiche no los frena ni la pandemia.

GRANDES DÍAS PARA EL TOMERO ROSÉ. Desde su lanzamiento, el Tomero, de Bodega Vistalba, se transformó en una gran marca argentina, de esas que se instalan como confiables, de gran relación precio-calidad. Uno sabe que cuando compra cualquiera de sus varietales se está llevando algo bueno, seguro, que no falla nunca y que hace que cualquier comida sepa mejor. La línea clásica tiene Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Torrontés. Pero desde el año pasado se agregó el Rosé de Pinot Noir y, señores, ese Rosé es un lujito. Ya está en el mercado el cosecha 2020, un 100% Pinot Noir con uvas de Los Árboles, Tunuyán, que tuvo una maceración en frío de sólo dos horas. Traducción: un cuidado absoluto del color, que ya se bebe con los ojos y que resalta todavía más gracias a una botella grabada, para que la etiqueta no interrumpa su contemplación. Ahora que llega la primavera y las tardes se alargan, este Tomero, fresco y amigable, es maravilloso para encarar el tramo final del día.

Una marca que nunca falla.

EL CABALLERO DEL VINO. Con Mariano Di Paola tengo un problema: hace tantos vinos excelentes que no puedo tener un favorito. No sólo maneja la gran línea Rutini –Felipe Rutini, Antología, Apartado, Single Vineyard- sino que también hace unos espumantes extraordinarios, el Encabezado de Malbec, una grappa y hasta un cognac experimental. Con lo cual una comida de las que suele organizar para periodistas y amigos es una experiencia completa y absoluta. Mariano es fanático del Merlot, y a veces organiza catas verticales de más de 20 cosechas. Y cuando habla de sus grandes cortes, tiene una frase muy significativa: “Los consulto con la almohada”. No sólo es un enólogo y anfitrión magnífico, sino que es un tipo amable, sensible y con un don de gentes único en su profesión. Cualquier conversación con alguien que lo conozca termina siempre en ese detalle, en el elogio de esa gentileza única y de esa cualidad de caballero del vino que se ha ganado después de toda una trayectoria. Con lo cual, cuando uno prueba cualquiera de sus creaciones, está rindiendo homenaje a todo lo que representa el Mariano, cuyo nombre ya es inseparable de la marca icónica Rutini.

Mariano, un enólogo de alto vuelo y un tipo con una gentileza única.

KAIKEN, QUÉ GRAN CABERNET SAUVIGNON. Hasta el año 2015, el Cabernet Sauvignon Ultra de Kaiken llevaba un poco de Malbec. Y le quedaba estupendo, con un toque dulce que lo redondeaba y lo hacía tremendamente bebible. Pero en aquel año decidieron, con el enólogo Rogelio Rabino, virar hacia una composición pura del varietal, es decir hacerlo cien por ciento de Cabernet Sauvignon. No dejaba de ser una lástima, porque el anterior era irresistible, pero el Kaiken Cabernet Sauvignon Ultra 2015 Leyenda demuestra que acertaron al arriesgar con el cambio: el vino es extraordinario, y es sobre todo una gran reivindicación del Cabernet Sauvignon en la Argentina, una variedad que, previsiblemente, quedó relegada por el Malbec. Lo mejor de este ejemplar es que al CS le dieron la atención que merecía: es decir, lo cosecharon cuando se debía y no cuando en la bodega quedaba espacio después del Malbec. Y se nota. Es un hermoso golpe de knock out para el paladar, con toda la fuerza y la riqueza del rey de los varietales. Parece una obertura de Wagner. Junto con agradecer la bendición de que tengamos al Malbec, tenemos que celebrar que un Cabernet Sauvignon como éste demuestre que nuestras posibilidades de crecer todavía no tienen límites.

Un vino que muestra que las posibilidades de crecer son infinitas.

EL AÑO MÁS LOCO DE FINCA BANDINI. Finca Bandini es uno de esos proyectos que nacieron bien y que, nada menos que con una pandemia que lo agarró casi desde la cuna, se sigue instalando a pesar de contar con sólo un año de vida. De entrada, se identificó con Las Compuertas, un terroir de aquellos que todavía tiene muchísimo por manifestar. Y lo hizo con un concepto muy simple: un gran viñedo, pocas líneas de vinos pero bien identificables, mercados claramente diferenciados y una apuesta al turismo que, cuando vuelva, se encontrará con una “House of Wines” que lo espera con los brazos abiertos. En la finca más grande de Las Compuertas (70 hectáreas), que recibe las primeras aguas que bajan de la montaña, producen desde un Malbec sin madera (Dos Cauces) hasta un top-top (Terroir Único) cien por ciento microvinificado. Entre medio, la línea Los Muros (un blend de tintas y un blend de blancas tetravarietal) y Magno Corpore, un Malbec parcialmente microvinificado. Nada más y tampoco nada menos. Que se hayan instalado tan fuerte en sólo un añito –incluyendo la presentación oficial vía Zoom-  es resultado de un gran trabajo en equipo, con la conducción tenaz de Carolina Pelayes y el talento de Marcelo Pelleriti como asesor enológico, de Marcelo Canatella como amo de los viñedos, de Eduardo Vera en el paisajismo y del Jose Bahamonde en el marketing estratégico. Con un año tan loco en sus comienzos, el futuro es muy prometedor.

Carolina Pelayes, al frente del proyecto.

SINFÍN, UN MERLOT CON JUGO Y FRUTA. Para mí el Merlot fue siempre un vino más asociado a la elegancia que a la fruta. Desde los que hace Mariano Di Paola en Rutini hasta los de Marcelo Pelleriti en Pomerol, siempre me parecieron vinos para asociar con el terciopelo y con el redondeo en la boca. Pero siempre las cosas pueden sorprender, y me acabo de encontrar con uno que me remitió de entrada -y de salida también- a la fruta y al jugo. Es el SinFin Gran Guarda Merlot 2018, que la familia Caselles elabora en Maipú, y que es una vuelta de tuerca interesantísima para un varietal excepcional que nunca termina de arrancar en ventas en la Argentina. Vale la pena probarlo, porque es de un paladar más cercano a los tintos argentinos de los últimos lustros. Y quizás sea un buen primer paso para un approach a los otros Merlot, a los más tradicionales, que siempre valen la pena explorar.

Una muy buena vuelta de tuerca para acercarse a los Merlot.

ANÉCDOTAS CON FEDERICO LÓPEZ GRAN RESERVA. Con el Federico López Gran Reserva tengo dos anécdotas buenísimas, gracias a haberlo servido en un decanter sin mostrar de qué vino se trataba. La primera fue con un gran enólogo argentino, quien me dijo que le parecía un Saint Emilion. La otra, con un grupo de amigos que tiraron que era español, francés o chileno (uno de los presentes lo terminó incorporando en la carta de su restaurante). Y resulta que es de Maipú, un corte Cabernet Sauvignon-Merlot que, como queda explicitado, puede parecer un gran vino de cualquier otro lugar del mundo. Eduardo López me contó una vez que su nacimiento fue casual. En la crisis del 2001 (que hasta ahora era nuestra peor crisis…) una empresa les había encargado un corte especial para sus regalos de fin de año. Pero al final no hubo regalos, y el vino quedó. Por suerte para todos los demás. Porque lo bautizaron con el nombre del hijo del fundador, le pusieron una de esas etiquetas sobrias, típicas de sus grandes vinos, y sacaron al mercado un néctar formidable, sedoso, súper amigable con el paladar y que queda un largo rato en la boca, como para que el disfrute sea más largo. En la propia bodega aconsejan decantarlo una hora antes, pero yo me animo a contradecirlos y decirles que mejor que sean unas tres o cuatro horas. Y me la juego sin contemplaciones: es un vino inmenso de la vitivinicultura argentina tradicional, que le dio felicidad a tantos consumidores durante tantas décadas.

Puede pasar por un gran vino de cualquier país. Pero es de Maipú, nomás.

CONCRETO, UN VINO RICO EN VARIOS SENTIDOS. Zuccardi Valle de Uco ganó hace poco, por segundo año consecutivo, el premio a “Mejor Bodega del Mundo” del “World’s Best Vineyards”. Y después quedó entre las 100 mejores de Wine & Spirits. A mí no me sorprende, porque el Pepe, Ana, Sebastián, Miguel y Julia son todos unos número uno, que trabajan 24 x 7 x 365 (y si el año es bisiesto, por 366). Arrancaron en el Este provincial y lo reivindicaron como zona, y después se fueron al Valle de Uco para hacer las cosas como se tienen que hacer: muy bien. En esa bodega única, Sebastián creó el Concreto, mi favorito entre los muchos vinos excelentes que elaboran. El Concreto es rico, pero no sólo de sabor, sino de matices, de texturas y de sutilezas, que otros sabrán explicar mejor que yo. Pero es un vino para irlo saboreando desde un rato antes de la comida, y después, cuando está en su expresión máxima, mejorar cualquier buen plato que se elija para acompañarlo.

El Seba Zuccardi hace esta maravilla, llena de texturas únicas.

LAGARDE, LO MEJOR DE AMBOS MUNDOS. Los vinos de Lagarde siempre me parecieron atractivos por su estilo tradicional, de boca amable, típicos de lo que históricamente había sido la “Primera Zona”. Pero todo eso se fue al diablo cuando probé el Primeras Viñas Malbec 2015, que tenía una potencia fabulosa y estaba hecho con uvas de Gualtallary. “Es que 2015 fue una cosecha excepcional”, me explicaron, y ese gran vino quedó anclado para mí en aquella añada. Pero después probé el 2014 y hace poco el 2017, y otra vez se fue todo al diablo. Porque uno es más rico que el otro, y ya no es una cuestión de cosechas: es una gran línea. Los elabora Juan Roby, siempre con el paladar atento de Enrique Pescarmona y de sus hijas Sofía y Lucila. Entre todos han logrado sumar lo mejor de las dos zonas top de Mendoza, porque el portfolio ya incluye los clásicos de Luján de Cuyo y todo lo nuevo que viene del Valle de Uco. Y como el vino es la cosa más subjetiva del mundo, uno puede encontrar ahora en Lagarde una botella justa para cada paladar, para cada día y para cada momento. Y todos contentos.

Un vino que rompió todos los moldes del paladar tradicional de Lagarde. Pero valió la pena.

LA CELIA Y UN ROSADO CON SELLO DEL UCO. Por suerte para todos, en La Celia decidieron levantaron el perfil hace un par de años, y ahora son más notorias y conocidas sus creaciones del clásico Valle de Uco. Acaban de lanzar La Celia Rosé 2020, un rosado 80% Pinot Noir y 20% Pinot Grigio que, según define su enóloga Andrea Ferreyra, busca mostrar la frescura y el color de la zona. En un Zoom, contó que desde Estados Unidos les pidieron un rosé como los de la Provence, con el clásico color “piel de cebolla”, y que la respuesta fue: “Gracias, pero acá los hacemos como en el Valle de Uco”. El color ya es un poco más oscuro que los rosados que están siendo tendencia, y la estructura y el largo en la boca muestran que es un rosé que aguanta varios tipos de comidas, no sólo las típicas de la primavera y el verano. La idea en La Celia va por ahí: que, al igual que con los espumantes, las situaciones de consumo se extiendan al año entero. Para eso “empezamos a expresar el lugar, que en nuestro caso es el Valle de Uco, sin intervenir demasiado en los vinos”.

Un rosé para empujar un concepto: que los rosados se tomen todo el año.

ARGENTINA Y CHILE, NUEVAS INTERPRETACIONES DE LOS VINOS. (Joaquín Hidalgo, Vinómanos): “La exploración de áreas fuera del corazón productivo –Maipo y Colchagua en Chile, Primera Zona en Argentina– abren el juego a otras interpretaciones de los vinos. La altura en Argentina, la costa en Chile, el Sur profundo a ambos lados de la Cordillera y los lunares en el norte, desde el Jujuy a Valles Calchaquíes, de Huasco a Limarí y Elqui, abren esa brecha gustativa a partir de tintos potentes y hacia otros de diverso cuño. Al mismo tiempo, la emergencia de terroirs específicos en Valle de Uco y Patagonia de este lado, y en la Cordillera de la Costa y en Itata en Chile, ofrecen un mosaico creciente de vinos ligeros, de frescura. Si la brecha estilística entre un tinto ligero como Pinot Noir y el resto de los varietales era un salto gigante hace una década, hoy hay buena cantidad de vinos en el medio. Poner los labios en este nuevo y excitante terreno de vinos hace que este rincón del mundo ofrezca muchos diferentes matices a una sola categoría como “Vinos del nuevo mundo”. Y los consumidores comienzan a darse cuenta”.

Joaquín Hidalgo y el ancho universo vínico de dos países.

PEDAZO DE HIPÓTESIS: EL TEMA MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO. Felipe Fernández Armesto, Historia de la Comida. “Lord Northcliffe, el gran magnate de la prensa británica, solía decirles a sus periodistas que cuatro eran los temas que garantizaban un interés perdurable en los lectores: delincuencia, amor, dinero y comida. Sólo el último es fundamental y universal. La delincuencia despierta un interés minoritario, incluso en las sociedades peor reguladas. Es posible imaginar una economía sin dinero y reproducción sin amor, pero no puede haber vida sin comida. Por ende, resulta legítimo considerar la comida como el tema más importante del mundo: es lo que más preocupa a la mayoría de la gente la mayor parte del tiempo”.

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