Mendoza

¿Y ahora qué hacemos? / Newsletter de Mauricio Llaver

El gobierno perdió y mejoraron todos los números / Dos travesías desérticas por delante / ¿Y ahora qué hacemos, con este Zugzwan? / Juntos por el Cambio está más maduro de lo que parece / Muchas explicaciones, pero una sola pregunta conmociona todo / Rody Suarez y su línea de fuerza triunfal / Anabel, Ramón y la auditoría / Y a votar en noviembre, por supuesto.

13 de septiembre 2021

NÚMEROS Y CLIMAS QUE DICEN MUCHO. El gobierno perdió las elecciones y ayer el Merval subió 5,5%, algunas acciones argentinas en Wall Street crecieron el 15%, el riesgo país cayó 100 puntos y el dólar blue bajó a 181 pesos después de un par de semanas en que venía remontando. Cuando eso sucede, es porque se percibe que el futuro puede ser mejor, por más que el deterioro del país sea muy duro de remontar. La inoperancia de AF-CFK ha sido tan grande que también puede medirse por otros números y climas sociales que no supieron aprovechar. Este año tuvieron ingresos extra de US$ 10.000 millones por la soja (Macri enfrentó una sequía en la que se perdieron US$ 8.000 millones); los argentinos dejaron de gastar unos US$ 4.000 millones en viajes al exterior, por la pandemia y el cepo turístico que el gobierno aprovechó para montar. Y la falta de empatía de Alberto y Cristina -o la madurez de la sociedad- les impidieron aprovechar que ganamos una Copa América después de 28 años y que apenas el jueves pasado disfrutamos de un Messi más líder e ídolo que nunca en la cancha de River.

DOS TRAVESÍAS DESÉRTICAS POR DELANTE. Después de la derrota del domingo, el gobierno tiene un futuro dividido en dos travesías desérticas bien marcadas. Uno es de dos meses (desde ahora hasta el 14 de noviembre), y el otro desde entonces hasta 2023, cuando se elige al nuevo presidente. Si en el primer tramo no hace nada, está en problemas para estas elecciones. Pero lo que haga hasta entonces, lo tendrá que corregir en los dos años siguientes. El drama mayor para el peronismo derrotado es que no tiene plata, es una coalición contra natura, y todavía tiene que gobernar dos años más. Y no podrá echarle la culpa a Macri por sus decisiones, aunque con un poco de ironía se podría decir que sí, que el Macri fortalecido de este domingo será una de las fuentes de sus problemas.

¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?: ESCENARIO DE ZUGZWAN Y OBLIGACIÓN DE SEGUIR GOBERNANDO. Estos próximos dos meses representan para el gobierno un Zugzwan, ese movimiento del ajedrez en que cualquier movida empeora las cosas. Algunas de las probabilidades son: que traten de fortalecer a Alberto, un hombre con su imagen en el peor momento, una palabra pulverizada, y una foto muy famosa de hace unas pocas semanas; que Cristina decida limarlo a fondo, y desate una crisis institucional y una aceleración populista (con lo cual no creo que reconquiste votos en noviembre); que acuerden rápidamente con el FMI y tengan que pagar deuda y tragarse lo que queda del relato; o que emitan a lo loco “para poner plata en el bolsillo de la gente” y disparen la inflación, el dólar o las dos cosas juntas, y lleguen a noviembre en un clima de mayor crisis económica. Después de lo cual, repito, tendrán que gobernar por dos años más.

UNA OPOSICIÓN MÁS MADURA DE LO QUE PARECE. El gobierno del dúo Fernández-Fernández fue resultado de un pase de magia genial de CFK, que hizo creer que Alberto los haría volver mejores. Pero parece que esa galera se va quedando sin conejos, y a ese dúo le apareció la bestia negra de una oposición que se mantuvo unida, el nuevo gran dato de la política argentina. Juntos por el Cambio ya es una coalición que ha ganado, ha gobernado, ha perdido, y ha vuelto a ganar elecciones, lo cual le da una madurez política más que preocupante para un peronismo en estado de crisis. Es más sólido de lo que parece, a pesar de la comidilla política. Los resultados nacionales han sido de 40 puntos contra 30, lo cual no sólo es un palizón inesperado para el gobierno, sino una muestra de solidez de la oposición, que ha calcado la elección de Macri de 2019. Un peronismo débil contra un adversario que reúne un 40% de los votos en dos elecciones seguidas, es un escenario que no conocíamos hasta ahora.

LAS “CLAVES” DE LOS OPINÓLOGOS. La semana pasada escribí que nadie sabía lo que podía pasar, y que el día de hoy se iba a llenar de especialistas que explicarían sesudamente lo que había ocurrido. Tal cual. Hay montones de razones para explicar ex post la derrota del gobierno, desde la anormalidad de que la número dos lo dirige al número uno, hasta el fracaso del manejo de la cuarentena, pasando por el precio de la carne y las festicholas en Olivos mientras millones se fundían. Pero varias veces planteé en esta Newsletter una pregunta llana, ante la cual el gobierno entra en estado de conmoción: ¿Cuántas cosas se han hecho bien en la Argentina desde el 10 de diciembre de 2019? Creo que ahí se condensan todas las explicaciones que los expertos están encontrando en estos días.

RODY SUAREZ Y SU LÍNEA DE FUERZA TRIUNFAL. Winston Churchill resistió al nazismo con la simple consigna de “no darse jamás por vencidos”. Ronald Reagan hundió a la superpotencia soviética con la sencilla idea de derribar al “imperio del mal”. En una escala menos épica, pero no menos importante para los mendocinos, Rody Suarez enfrentó la malsana anormalidad de la cuarentena con la idea-fuerza de que viviéramos lo más normalmente posible. Las aperturas de los comercios, las extensiones de horarios, la presencialidad en las escuelas, las originales interpretaciones jurídicas de los decretos reclusivos que llegaban desde la nación, todo apuntó a que en Mendoza viviéramos lo más parecido posible a cuando no existía la pandemia. Esa decisión, más las boletas con el indiscutido Cornejo y el incombustible Cobos, y el recuerdo de los gobiernos de Celso y Paco, sostuvieron un triunfo tan rotundo que casi no necesita de explicaciones.

EL MÁS RÁPIDO EN ABRIR. En su impulso aperturista, Rody fue el gobernador que más rápidamente percibió que el gobierno nacional se estaba engolosinando con la cuarentena y no advertía los efectos letales que estaba produciendo. Quizás sin el calendario en la mano, los mendocinos de algún modo recordamos que ya el 8 de junio del año pasado se empezaron a abrir los restaurantes, con protocolos que nos parecían de la NASA. Después empezamos a liberar la circulación, las reuniones sociales, los horarios comerciales, hasta que llegamos a la presencialidad educativa. Quizás la derrota del peronismo en su bastión de San Rafael se deba a que su intendente Félix cerró todo lo posible durante más tiempo. Quizás. Pero seguro que Rody acertó en grande dándonos a los mendocinos el oxígeno de algo tan simple como poder trabajar.

ANABEL, RAMÓN Y LA AUDITORÍAAnabel Fernández Sagasti encabezó una derrota histórica del peronismo en Mendoza por varias razones, pero sobre todo por una esencial: no tenía nada para decir, nada para proponer, nada superador de lo que representaba su rival electoral. Después de 10 años en el Congreso de la Nación (cuatro como diputada y seis como senadora), su mayor argumento de campaña fue “ir a Buenos Aires a conseguir cosas para Mendoza”. La idea era excelente, pero lástima que no se le ocurrió antes, sobre todo cuando lo que traía eran instrucciones de Cristina. El peronismo mendocino está en una gran crisis, y da la sensación de que le pasa lo mismo que al peronismo nacional: que el kirchnerismo lo copó, lo ahoga y lo limita. Las elecciones son siempre una gran auditoría sobre el poder real de los políticos, y en las dos últimas ha quedado claro cuál es el feeling de los mendocinos con Sagasti. Lo mismo le pasó al famoso Ramón, que después de tanta sonrisa canchera y frazadita al hombro, lo único que dejó en evidencia es que la había jugado de independiente para después aliarse con uno de los grandes partidos. Allí la lista que encabezó en la Primera Sección Electoral sufrió una derrota histórica. Anabel y Ramón ya han tenido sus oportunidades, y los mendocinos les han demostrado que su futuro político no será sencillo.

Y A VOTAR EN NOVIEMBRE, POR SUPUESTO. Las elecciones del domingo han sido una primaria, cuyos resultados sólo tendrán efecto real si se ratifican el 14 de noviembre. Así que señores y señoras, todos y todas y todes y tod@s, a agendarse que el 14 de noviembre HAY QUE IR A VOTAR, porque nada está ganado. El 14 cae domingo, como siempre, y es el día que sigue al 13 y precede al 15, así que no hay forma de equivocarse. El populismo necesita que lo frenemos con un caudal de votos inolvidable y definitivo, así que ese día no habrá colas ni Zonda ni excusas que valgan. Al lado del tiempo que gastamos en quejarnos, unas pocas horas de deber cívico cada dos años no son nada. Es mucho lo que estará en juego, y la satisfacción de ser parte de eso es incomparable.

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