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Banco Central Europeo

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(Télam) – Las instituciones internacionales comenzaron a analizar el plan de reformas presentado por Atenas como condición para recibir un «rescate» financiero que evite su bancarrota y su posible salida del euro.
La propuesta fue presentada por Grecia ayer, un día después de haber pedido el rescate, y tras ser evaluada por sus acreedores de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo y el FMI, será sometido a los ministros de Finanzas del euro, a los líderes de la zona euro y, finalmente, de los líderes de la Unión Europea.
«Las tres instituciones (CE, BCE y FMI) estudian en estos momentos el plan que envió anoche Grecia y tienen la intención de comunicar su evaluación al Eurogrupo antes de que termine el día», indicó el portavoz comunitario Margaritis Schinas en la conferencia de prensa diaria de la institución.
Asimismo, indicó que el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, prevé tener una teleconferencia con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, informó la agencia de noticias EFE.
Schinas subrayó que «el próximo paso es el Eurogrupo de mañana», en referencia a la reunión de ese foro informal que reúne a los 19 ministros de Finanzas de los países que comparten el euro como moneda única y que preside uno de sus titulares, el holandés Jeroen Dijsselbloem.
En La Haya, el presidente del Eurogrupo calificó de «decisión mayor a tomar con mucho cuidado» la que tendrán que adoptar mañana los responsables de Economía y Finanzas de los países del euro, informó la prensa holandesa.
El Eurogrupo se reunirá en Bruselas para estudiar el plan de medidas que el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, ha presentado a la CE, al BCE y al FMI para obtener un rescate de 50.000 millones de euros para los próximos tres años a cambio de recortes por unos 12.000 millones.
El plan de Atenas, muy similar a las propuestas que las instituciones hicieron al país y que primero rechazó su gobierno y después el 61% de la población en el referéndum del 5 de julio, contempla una serie de subidas de impuestos -directos e indirectos-, aumentos de las cotizaciones sociales, así como reducciones de las pensiones, y algunas privatizaciones para mejorar ingresos.
Una vez que esas instituciones, en las que el BCE y el FMI son acreedores y la CE actúa como mediador, analicen las medidas, éstas se someterán primero mañana al juicio de los ministros de Finanzas y lo que ellos concluyan irá primero a una cumbre de países de la eurozona y después a otra reunión del conjunto de la Unión Europea, el domingo.

El análisis económico del día, escrito por el economista Gastón Utrera y publicado en el portal de Economic Trends, habla sobre el nuevo Gobierno de izquierda en Grecia, que ganó las elecciones prometiendo terminar con las políticas de austeridad, enfrenta varias disyuntivas, dentro o fuera del euro, en el marco de una política más favorable del Banco Central Europeo.
Mientras en Argentina continuamos enfrascados en cuestiones internas, en el mundo siguen ocurriendo cosas que de una u otra forma afectan a nuestra economía.
Uno de los hechos políticos, con importantes derivaciones económicas, más resonantes del momento en el mundo es el triunfo en Grecia de un partido de izquierda cuya campaña política se centró en dejar de lado las políticas de austeridad impuestas por el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea (la denominada “troika”).
En algún momento tenía que ocurrir. El fracaso de las políticas de austeridad tarde o temprano terminaría impulsando electoralmente a los extremos del espectro ideológico (lo advirtió hace bastante tiempo el economista Paul Krugman).
Tan estrepitoso ha sido el fracaso de tales políticas que el tamaño de la economía griega es hoy 25% menor que hace 5 años, y la tasa de desempleo supera el 25%. Números incluso peores que los de la peor crisis argentina.
Tres son los principales problemas macroeconómicos griegos que han llevado a resultados tan desastrosos: un problema de baja competitividad, lo cual es naturalmente recesivo; un problema de ajuste fiscal impuesto por la troika que agrava el problema de insuficiente demanda, profundizando la recesión y regenerando los desequilibrios fiscales; un problema de excesivo endeudamiento, producto de tales desequilibrios.
Salir del Euro, y volver a tener una moneda nacional propia, mejoraría la competitividad, porque obviamente habría una depreciación de la moneda nacional, e indirectamente podría mejorar el resultado fiscal, por el efecto de la mayor actividad económica sobre la recaudación.
Pero aumentaría el nivel de endeudamiento, ya que el Estado griego pasaría a cobrar impuestos en moneda nacional, depreciada, y seguiría debiendo en moneda dura. Llevaría a un default y la necesidad de reestructurar, con quita, su deuda pública.
Y llevaría también a la necesidad de algún canje compulsivo de depósitos bancarios en euros por depósitos en moneda nacional. Todo lo que ocurrió en Argentina a la salida de la Convertibilidad.
Continuar con el euro, en cambio, evitaría estos últimos efectos, y permitiría aprovechar dos cosas:
a.- La nueva política monetaria del Banco Central Europeo, de inyectar liquidez a través de la compra de bonos, en algo parecido al esquema ejecutado por la Reserva Federal de Estados Unidos en los últimos años (con las particularidades del sistema europeo), lo que implica un euro depreciado.
b.- El fuerte ajuste interno que ya hizo Grecia, dolorosamente, durante los últimos 5 años, con caídas nominales de salarios en torno al 25%.
En otras palabras, habría tenido más sentido irse del Euro antes de afrontar la brutal deflación de los últimos 5 años que luego de semejante ajuste.
Pero quedaría sin resolver entonces cómo se financiará la política fiscal más expansiva prometida en campaña y qué hacer con una deuda tan abultada.
El resultado dependerá de la determinación del nuevo gobierno griego para forzar un cambio de políticas en Europa y de la reacción del resto de los países, en particular Alemania, para evitar una salida griega del euro.
Argentina podría beneficiarse en caso de que tanto la nueva política monetaria del Banco Central Europeo como una reversión de las políticas de ajuste en los países más complicados, como Grecia, lograra sacar definitivamente a Europa del pantano en que se encuentra desde hace más de 5 años.
Pero mientras tanto, Argentina se perjudica por la depreciación del euro, que ya acumula más de un 20% desde julio (del modo como lo miramos en Argentina, considerando cantidad de euros para comprar un dólar; ver datos aquí).
Porque esto agrava el problema de atraso cambiario de Argentina, uno de los principales problemas macroeconómicos del momento.