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(DyN) – El titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, criticó a los gremios opositores que «cacareaban» cuando cuestionaban el 27 por ciento de aumento salarial que cerraron los sindicatos cercanos al Gobierno, pero ahora tuvieron que firmar por «el 30 o 31 por ciento y en tres cuotas».
«Los que cacareaban y pedían un 40, 42 y 45 por ciento de aumento, ahora firmaron por el 31 y en tres veces, y yo firmé por el 27,8 en dos veces», indicó Caló.
El jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) formuló estas declaraciones luego de que ayer el gremio Camioneros, que lidera Hugo Moyano, firmó un incrementó del 31,5 por ciento en tres cuotas.
Otro sindicato opositor, como el gastronómico que conduce Luis Barrionuevo acordó un 32 por cuiento a pagar en dos cuotas, con los comedores públicos y privados y cerró un 34 por ciento en tres pagos con las cámaras que agrupan a hoteles, bares y restaurantes.
«Veo que mucho más no pueden sacar los que cacareaban mucho», subrayó Caló en diálogo con radio 10.
El dirigente gremial cercano al Gobierno admitió estar «muy dolido» cuando le dieron «con un caño» por haber cerrado por un 27,8 por ciento de aumento para los trabajadores metalúrgicos.
«Yo jamás critiqué a un compañero. Me han endemoniado cuando firmé lo del 27,8 por ciento», agregó Caló.
En otro orden, opinó que después de las elecciones generales hay posibilidades de que se vuelva a unificar la CGT, pero por ahora no se concretará eso, debido a que los sindicatos están «separados por la política».
«Yo creo que tiene que darse (la unidad), pero en este momento no se da porque cada dirigente gremial tiene su candidato político. En este momento nos está separando la política», señaló.
Para Caló, un futuro jefe de una central obrera peronista unida debe ser un «compañero joven que tenga ganas y entusiasmo».

(DyN) – El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, negó hoy que el Gobierno le haya impuesto un limite a las negociaciones salariales, ratificó el paro de 36 horas y advirtió que «el techo me lo ponen los trabajadores».
«Techo no tengo, a lo mejor me interpretaron mal, dije que me enteré por los diarios. A mí nadie me pone techo, el techo me lo ponen los trabajadores», señaló el dirigente antes de ingresar a la reunión de la cúpula del PartidoJusticialista que se realizaba esta mañana en Parque Norte, en el barrio porteño de Núñez.
Anoche, en declaraciones al canal TN, Caló aseguró que los trabajadores de su gremio tienen «un salario muy bajo», y reiteró que «están muy enojados porque la plata no les alcanza para vivir».
En medio de la discusión paritaria con las cámaras industriales, el sindicalista afirmó además que una vez que venza la conciliación obligatoria dictada por el Gobierno, llevarán adelante el paro de 36 horas con movilización que habían declarado.
«Es un gremio importante, pero lamentablemente tenemos un salario muy bajo. Venimos del 2001, recompusimos la industria, primero cuidamos que haya puestos de trabajo, pero ahora nos quedamos muy bajo. Un trabajador que empieza a trabajar cobra 5 mil pesos, y con lo que pedimos de aumento, se va a quedar con 6.400 pesos», señaló.
Caló rechazó la oferta de los empresarios «del 22 por ciento de aumento en dos tramos», y resaltó la presencia en las puertas del ministerio de Trabajo «de 10 mil delegados que están enojados, porque la plata no les alcanza para vivir».
«Si ponemos el porcentaje del mínimo garantizado al mínimo que estamos pidiendo, es del 32 por ciento (el aumento). Asusta el porcentaje, pero cuando vamos a lo que se lleva el compañero al bolsillo, estamos hablando de un tornero especializado por ejemplo, que hay muy pocos, cuando llega a su casa se lleva 10.500 pesos», sostuvo.
Pese a que aseguró que tiene «muy buena relación con el Gobierno», el titular de la CGT Alsina insistió con que sólo hace «lo que los trabajadores metalúrgicos me piden».
Por último, el líder metalúrgico reiteró que el Congreso que su gremio realizó semanas atrás en Mar del Plata resolvió apoyar la candidatura a Presidente de Daniel Scioli.
«Quiero que él sea Presidente, en la UOM entendemos que él es el que puede llevar adelante todo esto que venimos consiguiendo», aseveró.

El día después del discurso de Cristina Fernández en el que disparó contra todos generó numerosas repercusiones en el arco político del país. El dato principal fue que la Presidenta logró de algún modo unir a todo el gremialismo que desde hace tiempo se encuentra dividido para defender al líder de la CGT oficial, Antonio Caló, a quien Cristina acusó de mentir cuando dice que hay gente que se muere de hambre.
Por caso, Caló logró hasta el respaldo del jefe de la CGT opositora, Hugo Moyano, con quien se encuentra enfrentado desde hace dos años. Para el camionero, “es inaceptable y lamentable» el reto público a Caló y consideró que el mensaje «es para todos» los sindicalistas para «frenar que reclamen de acuerdo a la inflación».
En ese sentido, Moyano adelantó que se reunirá con el secretario General de la CTA opositora, Pablo Micheli, para analizar «el ataque» de la jefa de Estado al sindicalismo, actitud que, aseguró, responde a la búsqueda de un «chivo expiatorio» por parte del gobierno para «argumentar su fracaso». «A lo mejor está buscando la forma de provocar algo como para justificar a lo mejor su salida, o justificar la responsabilidad de otro cuando la responsabilidad es de ellos», sostuvo Moyano.
En la misma línea se pronunció el jefe de la CGT Azul y Blanca, el gastronómico Luis Barrionuevo, quien dijo haber sentido «pena y lástima» por lo sucedido. “La receta del Gobierno es atacar a los demás y no mirar que las grandes responsabilidades son de los que manejan la economía de la Argentina, que es ella, la jefa (de Estado), la responsable», sostuvo.
También se plegó a las críticas el secretario general de la CTA oficialista, Hugo Yasky, al señalar que el metalúrgico Caló «expresó la situación de los trabajadores» y aseguró que se siente más cerca de su colega sindicalista que de la jefa de Estado. «Creo que Caló, que es un buen dirigente sindical, expresó la situación de los trabajadores y no de todos, porque esa podría haber sido en todo caso la observación», consideró Yasky, aunque aclaró que él «no hubiese empleado la frase» del metalúrgico que generó el malestar presidencial.
Esta mañana, Yasky defendió al metalúrgico al considerar que sus dichos responden a la «tarea que tiene el dirigente sindical. La presidenta lo tiene que entender así» y, al ser consultado si estaba más cerca de la postura de Caló que de la mandataria, dijo que «por supuesto» optaba por el sindicalista.
A estos hay que sumar al secretario general de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), Gerardo Martínez –aliado al Gobierno–, quien si bien minimizó el reto presidencial a Caló advirtió, en nombre de los sindicatos, que “a nosotros nos gusta la previsibilidad y la estabilidad” ante el «flagelo» de la inflación.
“Es bueno que seamos vehementes y que nos digamos sin anestesia”, ponderó el sindicalista, quien exhortó a “luchar contra ese flagelo que es la inflación, que es un impuesto a la pobreza” al considerar que “buscar la estabilidad económica es fundamental”. Pero alertó que “estos nubarrones que se dan hoy en la Argentina no son de afuera, son de cabotaje, y por eso son más fáciles de resolver” y sentenció: “A nosotros nos gusta la previsibilidad y la estabilidad económica”.

(DyN) – El titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, afirmó que «de la Presidenta para abajo», están «todos preocupados» por la situación económica, y advirtió que «a la gente no le alcanza para comer».
En diálogo con radio Mitre, el dirigente gremial planteó que para «la gente es una realidad, con lo que está ganando, al menos a los metalúrgicos, a la gente, no le está alcanzando para comer. Esto es así». «La economía se escapó» y «está todo el mundo preocupado, de la Presidenta para abajo, estamos todos preocupados» por la situación económica del país, afirmó.
El dirigente de la central sindical más cercana a la Casa Rosada reiteró así algo que ya había dicho uno de sus referentes en la entidad, Jorge Lobais, secretario general de la Asociación Obrera Textil (AOT), quien admitió que los dirigentes sindicales están «recontrapreocupados» por la situación económica.
«Estamos esperando que se acomode un poco más la economía después de la devaluación. El salario se va deteriorando, es una realidad y no podemos mentir. El lunes nos vamos a juntar con los empresarios metalúrgicos para ver cómo en conjunto vamos sacando la actividad adelante. Tenemos que lograr, como siempre digo, de no perder ningún puesto de trabajo», instó Caló.
«Es una cosa inescrupulosa cómo se han remarcado los precios. No voy a mandar un ejército de la UOM a controlar los precios, pero los compañeros van, van sus señoras, y si cumplen, podemos defender el poder adquisitivo, y si no cumplen, y se zafan los precios, (tenemos) un kilo de durazno a 50 pesos, y para eso un metalúrgico tiene que trabajar dos horas», se quejó.
En igual línea, sostuvo que «algo pasó, la economía se escapó, o hay abuso. Yo tengo el mismo salario que en agosto pasado. Tengo que tratar de velar para que mis compañeros no pierdan poder adquisitivo y, principalmente, que no se pierdan puestos de trabajo. Los años noventa los vivimos, el 2001 lo vivimos y no quiero vivir esa experiencia», remarcó.
Según el dirigente, «se deteriora el poder adquisitivo, y tenemos que tratar de corregir las dos cosas, mantener los puestos de trabajo, y corregir el poder adquisitivo de los trabajadores», a la vez que instó a «calmar las aguas, porque no le conviene a nadie que esto salga mal. ¿Hay un problema? Lo tenemos que corregir entre todos».
En el caso de los trabajadores de su gremio, dijo que «tienen en promedio (ingresos por) seis mil pesos, y con los descuentos, cobran cinco mil. Con 120 pesos por día, hoy no comés, si un kilo de durazno cuesta 52 pesos. Pero el kilo de pan vale 20 pesos, un kilo de yerba 8, una factura, 25, y una hora del trabajador metalúrgico son 30 pesos».
Por eso, pidió que «todos aporten su granito de arena y colaboren, porque la gente está asustada. Los que tenemos una responsabilidad tenemos que tranquilizar, porque entre todos lo vamos a arreglar. La Argentina es un país rico», cerró.