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Después de convencer a Irán de firmar un acuerdo para renunciar en la práctica a construir una bomba nuclear, el presidente de Estados Unidos se enfrenta al reto de convencer a la opinión pública norteamericana y combatir el argumento republicano de que se trata de una capitulación y una traición a sus aliados. El acuerdo firmado el martes en Viena es “el mejor para asegurarnos de que Irán no tiene la bomba nuclear, y esa ha sido mi prioridad desde el principio”, dijo Obama. El acuerdo con Irán es “una oportunidad que puede no volver a presentarse en nuestras vidas”.
Los ojos de la comunidad internacional se vuelven ahora hacia el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde se aventura una fenomenal batalla política sobre la aprobación del acuerdo en la que el presidente se juega parte de su credibilidad. En el mismo discurso en el que anunciaba el acuerdo al mundo, Obama dejó claro que vetará cualquier texto que se oponga al mismo. El Congreso necesita una mayoría reforzada de dos tercios para oponerse al veto presidencial. Las primeras impresiones del Congreso recogidas por la prensa de Washington apuntan hacia un escenario de veto, que mantenga el acuerdo pero lo deje muy débil como activo político. La rueda de prensa del miércoles es el principio de una dura campaña de dos meses para conseguir el mayor respaldo político posible para la que será la clave de su legado internacional.
En tono de alegato, el abogado de Harvard hizo una defensa del que puede ser su mayor legado en política exterior, ya que pone las bases para en el futuro desactivar el mayor foco de conflicto de la región más volátil del mundo. “Ayer fue un día histórico”, comenzó su alocución. El presidente dijo esperar que “el debate sea potente”. “Así debe ser, eso nos hace más fuertes”, añadió. Pero añadió que espera que los norteamericanos sepan ver el “cuadro general” y “la oportunidad que representa” el acuerdo. Ese cuadro general es el siguiente: “Este acuerdo hace a nuestro país y al mundo más seguro. La alternativa supone un mayor peligro. Esa es la disyuntiva”.
Obama admitió que la preocupación de Israel “es legítima”, por cuanto es una potencia que niega su derecho a existir. Pero “de todas las objeciones que han hecho el primer ministro Benjamin Netanyahu o la oposición republicana ninguno de ellos me ha propuesto una alternativa mejor. No lo he oído. El 99% de la comunidad internacional y la mayoría de expertos nucleares ven este acuerdo y dicen que esto impide a Irán conseguir una bomba nuclear. Si tienes objeciones al mismo deberías tener una alternativa. Pero en realidad solo hay dos alternativas, o se resuelve por la diplomacia, o por la guerra”. Reducido a una frase, el argumento de la Casa Blanca es que un acuerdo acerca a la paz, un no acuerdo acerca a un eventual conflicto armado.
Las relaciones entre Irán y EE UU, inexistentes o abiertamente hostiles desde 1979, hacen difícil centrarse en ese “cuadro general” en el que el presidente quiere situar el debate. Por ejemplo, durante la rueda de prensa fue preguntado por la situación de los norteamericanos detenidos en Irán. Obama explicó que poner temas como ese sobre la mesa habría permitido a Irán aumentar sus exigencias. “No se han resuelto todos los problemas”, es otra de las líneas de defensa de este acuerdo. Se ha resuelto solo uno, el más importante, insiste Obama. Y eventualmente si sale bien eso permitirá abordar otros. Eso es lo que pide que se valore. “Pero vivimos en Washington y la política afecta”.
El presidente dejó claro el miércoles que no se trata de un acuerdo de paz ni mucho menos de una normalización de relaciones con Irán, como ha ocurrido con Cuba. Los contactos diplomáticos seguirán siendo esporádicos. Sin embargo, Obama ha transmitido a muchos la impresión de que el acuerdo era más importante que el contenido del acuerdo. El senador republicano Marco Rubio lo expresó el miércoles con estas palabras: “Para él, todo esto, ¿saben lo que es? Es una exposición en su biblioteca presidencial. Lo único que quiere es poder decir: ‘Esto es lo que conseguí, paz en nuestra época, este gran acuerdo con Irán”.
Al mismo tiempo que pide a los norteamericanos que valoren las consecuencias generales del acuerdo, Obama pidió ayer a los republicanos que centren sus objeciones en el contenido del acuerdo. Que se lo lean y discutan los detalles. “Respecto al Congreso, mi esperanza es que todo el mundo evalúe este acuerdo basándose en los hechos, no en poses políticas”.
En el acuerdo, Irán mantiene una pequeña capacidad nuclear. No desactiva completamente el programa nuclear de ese país, sino que establece cortafuegos, que las potencias firmantes han considerado suficientes, en caso de que Irán mantenga la intención de construir una bomba nuclear. Esos cortafuegos antes no existían. En su efectividad o no es en lo que quiere centrar Obama el debate parlamentario.
Mientras la oposición republicana promete torpedear el acuerdo mientras pueda en el Congreso, la llamada comunidad internacional ha tardado 24 horas en convertirlo en hechos consumados. El miércoles, el vicecanciller de Alemania confirmaba que se presentará en Teherán el domingo en misión comercial. El Gobierno de España confirmó que va a organizar una misión comercial en la que participarán al menos dos ministros. La ONU se prepara para votar una resolución de respaldo al acuerdo en el plazo de una semana.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner defendió el Memorándum de Entendimiento con Irán firmado por el Gobierno en 2013 y declarado inconstitucional por la Justicia, respaldó al canciller Héctor Timerman y emprendió contra los sectores de la comunidad judía que cuestionaron el acuerdo.
La Presidenta se decidió a publicar una extensa nota en sus redes sociales. Inicialmente, la mandataria se refirió al acuerdo alcanzado con Irán para frenar su programa nuclear a cambio de aliviarle, en miles de millones de dólares, las sanciones internacionales.
«Hoy 14 de Julio, cuando me desperté, Néstor Iván, el hijo de Máximo y Rocío, ya había cumplido un año más. La Revolución Francesa cumplía 226 años y, en Viena, Austria, EE.UU. y la República Islámica de Irán habían firmado un Acuerdo Nuclear», escribió.
Luego, una serie de tuits estuvieron dedicados a la cobertura del tema por parte de la prensa. «¿Viste todas las cosas que pueden pasar en 24 hs? Los nenes cumplen años, las revoluciones también. Y las corporaciones mediáticas nacionales e internacionales cambian todos los títulos y críticas sobre acuerdos con la República Islámica de Irán», apuntó. «Si hasta modificaron el lenguaje. Ya no es más ‘República Islámica’, ahora es simplemente ‘Irán’. Y no hablan de ‘pactos’ sino de ‘acuerdos'», agregó, en un rol casi de editora de diarios.
Con ironía, Cristina recordó que el diario The New York Times calificó de «histórico» el acuerdo y que advirtió que Obama «vetará cualquier intento de impedir su implementación». «¿Qué tal? Parlamento de EEUU, favor de abstenerse», señaló, infiriendo un mensaje del medio hacia los legisladores.
La Presidenta repitió el sarcasmo al especular que «algún juez estadounidense tal vez lo pueda declarar inconstitucional». «Es muy bueno el chiste. Pero no, quédense tranquilos, no va a pasar», bromeó.
«Es notable. ‘Acuerdo’ e ‘Irán’. Casi la contracara perfecta de cómo titulaban y escribían sobre el Memorándum de Entendimiento celebrado entre Argentina y la República Islámica de Irán, de cooperación Judicial para el esclarecimiento del atentado de la AMIA, del cual el próximo sábado se cumplirán 21 años, sin detenidos ni condenados».
Ya comparando el Memorándum con Irán a este acuerdo impulsado por EE.UU., la Presidenta se preguntó: «¿Puede alguien decir: ‘Nooo, seguramente hay un acuerdo secreto por abajo firmado que les va a permitir construir una bomba atómica para que ataque Israel o Medio Oriente?’ Es poco serio en términos de política internacional en materia de tratados”.
Cristina dijo haber pensado «mucho» en Héctor Timerman, quien «fue intervenido quirúrgicamente de una compleja patología», y lo respaldó. «El sufrió mucho por cómo fue tratado por cierta dirigencia comunitaria que lo llegaron a agraviar calificándolo de traidor. Ya se sabe. Héctor es judío, pero primero es argentino. Como yo, que soy católica pero primero soy argentina. ¿Y eso que tiene que ver? Mucho, por lo menos para mí. No puede haber nada más importante que la Patria», reafirmó.
La catarsis de la Presidenta terminó con varias preguntas:
– «¿Alguien se disculpará con Héctor? ¿Alguien le pedirá perdón? Pero además, ¿Utilizarán los mismos términos que usaron contra el Gobierno de SU PAÍS, la República Argentina, para referirse al Gobierno de los EE.UU.?»
-«¿Alguna institución comunitaria hará una presentación judicial en los EE.UU. para que se declare inconstitucional el “Pacto”?»
-«¿Abuchearán o insultarán al Embajador de EEUU cuando concurra el 18 de julio a un nuevo aniversario del atentado de la AMIA?»
-«¿Le pedirán a Israel que rompa relaciones con los Estados Unidos? Vos decís que no, ¿no?. Pienso igual. Pero ojo, a lo mejor me equivoco y tienen honestidad intelectual, coherencia y lo que es mucho más importante, respeto por las víctimas del atentado, que a 21 años siguen siendo las mismas, sin que haya ni detenidos ni condenados, y sin ningún instrumento constitucional de validez internacional para pedir cooperación judicial a la República Islámica de Irán».
Fuente: Clarín