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La fiscalía de Düsseldorf informó que Andreas Lubitz, el copiloto señalado por estrellar presuntamente en forma voluntaria el avión de Germanwings en los Alpes franceses el martes, tenía un certificado médico de baja por enfermedad que había roto y ocultado a la empresa.

El allanamiento del departamento que el joven tenía en Düsseldorf fue fundamental: los policías no encontraron una carta de despedida ni material político o religioso que pudiera sugerir un móvil terrorista, pero encontraron certificados médicos que revelan que estaba en tratamiento médico y que tenía un parte de baja para el día de la tragedia.
Según la fiscalía, la policía encontró este certificado roto en pedazos.
«El hecho de que hay notas que indican que no estaba capacitado para trabajar, entre otras cosas, que se hallaron rotas, que eran recientes, e incluso del día del accidente, respalda la presunción basada en la investigación preliminar de que (…) ocultó su enfermedad a su empleador y sus colegas profesionales», explicó la fiscalía de Düsseldorf, donde vivía el copiloto y hacia donde se dirigía el vuelo estrellado.

Cabe recordar que las grabaciones de cabina parecen indicar que Andreas Lubitz, el copiloto alemán del vuelo, se encerró en la cabina y estrelló a propósito la nave.

Los medios alemanes retrataron a un hombre con un historial de depresión que había recibido tratamiento psicológico y que podría haberse visto afectado por una ruptura con su novia.

Concretamente, Lubitz estaba recibiendo tratamiento psiquiátrico hasta el mismo día de la tragedia, según confirmó uno de sus primos.
Además, hacía algunas semanas se había separado de su novia.
En 2008 Lubitz había  tenido que dejar su formación como piloto por una «depresión severa» de la que también fue tratado durante año y medio.
La aerolínea Lufthansa, propietaria de Germanwings, explicó que «el piloto había pasado todas sus pruebas y todos sus exámenes médicos».
«Él estaba al cien por cien de condiciones para volar sin restricciones», afirmó Carsten Spohr, jefe de la compañía, consigna el diario El Mundo de España en su versión web.
La investigación se centra en las motivaciones de Lubitz, un ciudadano alemán que se unió a la aerolínea de bajo coste Germanwings, propiedad de Lufthansa, en septiembre de 2013 y que tenía sólo 630 horas de tiempo de vuelo -en comparación con las 6.000 horas de vuelo el capitán-.

(AP) — El copiloto del avión de Germanwings estrellado el martes en los Alpes franceses con 150 personas a bordo inició el descenso de forma manual e «intencionada», indicó el fiscal de Marsella.

El comandante del vuelo salió de la cabina, al parecer para ir al servicio, y después no pudo volver a entrar, explicó el fiscal, Brice Robin. Después de que el comandante saliera, el copiloto Andreas Lubitz activó de forma manual e «intencionada» el descenso del avión y lo llevó contra las montañas.

El copiloto, de nacionalidad alemana, parecía tener «intención de destruir el avión», señaló el procurador, y se negó «de forma voluntaria» a abrir la puerta.

Esa información se obtuvo de la grabadora de voz de la cabina, que no registró ninguna palabra del copiloto después de que el comandante abandonara la cabina.

«Había silencio absoluto en la cabina», indicó Robin.

En los últimos minutos del descenso de la aeronave se oyeron golpes en la puerta mientras sonaban las alarmas, añadió.

Justo antes de que el avión se estrellara contra las escarpadas laderas alpinas, la grabación registró los gritos del pasaje.

Las 150 personas que iban a bordo de la nave murieron, y las tareas de identificación de las víctimas ya han comenzado, señaló el fiscal.

Las conversaciones grabadas entre los dos pilotos, explicó el fiscal, comenzaron siendo corteses. Pero las respuestas del copiloto se tornaron «lacónicas» cuando el capitán comenzó a preparar los planes de aterrizaje a mitad del vuelo.

Las autoridades alemanas se encargaron de la investigación sobre el copiloto, dijo el fiscal de Marsella, declinando dar detalles sobre el origen o la religión del piloto. «No creo que sea necesariamente lo que debamos estar buscando», dijo.

En la localidad alemana de Montabaur, conocidos de Lubitz dijeron que estaba al final de la veintena y no mostraba signos de depresión cuando le vieron el pasado otoño, cuando renovó su licencia de piloto de planeadora.

«Estaba contento, tenía el empleo con Germanwings y le iba bien», comentó un miembro del club de planeadoras, Peter Ruecker, que le había visto aprender a pilotar. «Daba buenas sensaciones».

Lubitz obtuvo su licencia de piloto de vuelo sin motor cuando era adolescente y fue aceptado como piloto en prácticas en Lufthansa tras titularse en una estricta escuela preparatoria alemana, dijo Ruecker. Describió a Lubitz como un joven «bastante tranquilo», pero amistoso.

Lufthansa ha rechazado identificar a los dos pilotos, pero explicó que el copiloto se incorporó a la compañía de bajo coste en septiembre de 2013, justo al terminar su formación, y había volado 630 horas.

El capitán tenía más de 6.000 horas de vuelo y estaba en Germanwings desde mayo de 2014, dijo Lufthansa añadiendo que antes había volado con aeronaves de su compañía y de Condor.

El Airbus A320, que cubría la ruta entre Barcelona y Duesseldorf, comenzó a descender inexplicablemente desde una altitud de crucero y se estrelló contra una zona de montaña remota en los Alpes franceses, matando a las 150 personas que iban a bordo.

Desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, las aerolíneas de Estados Unidos no permiten que un piloto se quede solo en cabina. El procedimiento estándar es que si uno de los dos sale – por ejemplo al servicio – un asistente de vuelo ocupe su lugar en la cabina. No estuvo claro de inmediato si las aerolíneas europeas han adoptado la misma práctica.

El director ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, describió a los pilotos como » experimentados y entrenados» durante una rueda de prensa el miércoles por la noche en Barcelona.

(DyN) – Un empresario argentino naturalizado paraguayo formaba parte del pasaje del avión Airbus de GermanWings que ayer se estrelló en los alpes franceses, según confirmaron sus familiares.
Se trata de Juan Armando Pomo, directivo de la empresa paraguaya Conagro S.A, que se dedica al acopio y la comercialización de granos en general, como así también en el área de fertilizantes para el agro.
Pomo, de 51 años, se suma a Gabriela Luján Maumus y Gabriel Sebastián Greco, los otros dos argentinos que viajaban en el avión que partió de Barcelona con destino a la ciudad alemana de Dusseldorf pero que se estrelló a la altura de los alpes franceses con 144 pasajeros y seis tripulantes a bordo, ninguno de los cuales logró sobrevivir al accidente.
En declaraciones a radio Mitre, Silvana, hermana del empresario, confirmó que Pomo se encontraba en el avión siniestrado.
«Todavía shockeada porque no lo podemos creer que esto esté pasando. Sabíamos que estaba en Barcelona, pero nunca imaginé que había tomado ese vuelo. Estuvimos mirando las noticias ayer a la mañana, pero nunca imaginé que él estaba en ese vuelo», insistió.
La hermana confirmó que la víctima se encontraba en Europa por negocios, y que en los últimos años viajaba mucho a Alemania.
«Era muy buena persona, generoso. No lo podemos creer, era un hombre generoso, bueno, demasiado dolor que haya muerto de esta manera», agregó.