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Inspirados en Mendoza crearon un alfajor de Malbec, exportan y facturan millones

 

En un viaje de vacaciones a Mendoza, en 2010, Guillermo Nicosia y su esposa pensaron en combinar los dos elementos y, ya de vuelta, comenzaron a experimentar en la cocina de su departamento en Ciudad Jardín en el Gran Buenos Aires. Hoy su marca La Goulue Chocolatier exporta a Estados Unidos y Francia tabletas de chocolate y bombones rellenos con vino de distintos varietales y hace algunos meses sumaron su nuevo hit: alfajores de malbec.

Los primeros productos demandaron más de dos años de pruebas, a la que Nicosia y su mujer, Carla Bernardi, se abocaron todos los días después del trabajo. El es ingeniero industrial y en ese momento trabajaba en una empresa automotriz; ella es licenciada en Administración y Recursos Humanos y todavía está en una firma multinacional.

«No es lo mismo un relleno con whisky, que tiene mucho más alcohol, que un relleno con vino, que tiene mucho contenido de agua. La metodología para mezclarlos no existía y tuvimos que hacer muchos estudios para llegar a la consistencia y el sabor que queríamos», explica Nicosia. Fueron kilos de productos tirados a la basura, ollas quemadas y explosiones de manteca en la cocina.

De la cocina a la fábrica

En 2013 se lanzaron al mercado con dos productos: tabletas rellenas de malbec y de cabernet. Un año más tarde, mudaron la producción de su cocina a un departamento y sumaron una máquina armada por Nicosia y su padre, también ingeniero. Gracias a eso pudieron aumentar la capacidad de producción y completar su primer encargo grande. Luego pasaron a una pequeña fábrica de chocolate -siempre en Ciudad Jardín- que es donde hoy producen 5000 alfajores y 1500 cajas de chocolate por mes. Según explicaron, la materia prima que utilizan es chocolate belga y vino mendocino o salteño, dependiendo el varietal que necesiten.

Además de las variedades con malbec y cabernet, actualmente ofrecen también chocolate relleno con torrontés y extrabrut. En octubre pasado hicieron la primera exportación: despacharon 1200 cajas de chocolates y 800 alfajores a Francia y 1500 cajas de chocolates a Estados Unidos. El año terminó para ellos con una facturación de $3,3 millones.

«Los alfajores los lanzamos a principios del año pasado y eso nos permitió un poco más de aire y tranquilidad financiera, porque circulan bastante», dice Nicosia, y explica que hasta agosto, momento en que con su padre diseñaron una máquina a tal fin, hacían todo el proceso de los alfajores a mano.

El primer canal de comercialización de la marca fueron las vinotecas, a la que se sumaron luego algunas tiendas gourmets, aeropuertos, puestos de productos para turistas, hoteles y bodegas. Ahora, mudados a Houston por un traslado laboral de Bernardi -su fábrica sigue funcionando en Ciudad Jardín-, comenzaron a tejer el entramado de ventas en ese país. «Es como volver a empezar -dice Nicosia-, pero acá el producto les gusta mucho y podemos venderlo a un mejor precio». Ya están presentes en algunos comercios del estado de Texas y esperan dar el próximo paso en Florida.

Como lo hacía al principio en Buenos Aires, en Estados Unidos Nicosia se encarga personalmente de la venta y el reparto de los productos. «Si no tenés tanta inversión ni disponibilidad de fondos -apunta- tenés que arrancar así. Y está bien, nosotros preferimos seguir creciendo como hasta ahora, de a poco».

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