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Combo imbatible para Mendoza: gastronomía, vinos y turismo

 

Por Alicia Sisteró

TW @aliciasistero

 

Recientemente, durante la presentación de la instancia local del concurso “Best of Wine Tourism” de las capitales mundiales del vino, la presidente del EMETUR (Ente de Turismo de Mendoza), la Lic. Gabriela Testa, mencionó la importancia que ha tomado la enogastronomía para el turismo local por sobre la montaña y la nieve.

No es novedad que la gastronomía viene creciendo y es uno de los atractivos de nuestra provincia para tentar a turistas de diferentes latitudes. Pero que lo diga quien tiene el área a su cargo en nuestra provincia, de algún modo lo legitima y pone en evidencia.

Los establecimientos gastronómicos se han multiplicado en los últimos años, y si bien han habido algunas bajas lamentables como el entrañable “Trevi” o los clásicos de Arístides “PH” o “La Aldea” , la tendencia marca un aumento. Por un lado han abierto muchas cervecerías y hamburgueserías, y por otro han mejorado exponencialmente su nivel de cocina los restaurantes ubicados en bodegas, además de algunas aperturas como Casa Petrini en Tupungato, o Alpasión en Tunuyán.

Otro indicio para destacar es que no hemos pasado inadvertidos para medios internacionales (Guía Verde Michelin o New York Times).Algunos de los restaurantes locales han recibido premios internacionales: Ruca Malen como “Mejor restaurante en bodega” (Medalla de Oro del Global Best of Wine Tourism); “1884” ha sido parte en varias ocasiones del ranking “Latin America’s 50 Best Restaurants”; y “Montecatini” obtuvo el record Guinnes con la degustación de pastas más grande del mundo en 2017. Tampoco es menor que el chef argentino más reconocido y famoso en el exterior, Francis Mallmann, tenga en Mendoza tres restaurantes. Y cerca de cuarenta grandes eventos de gastronomía y vinos ya tienen fecha para los próximos 365 días.

Viajar para comer

Hace un par de años compartí mesa con una pareja de turistas de Santa Fe, quienes me comentaron que algunos fines de semana largos viajaban a Mendoza a comer. Ni a esquiar, ni a hacer rafting ni cabalgatas. A comer, por supuesto si era en bodegas, mejor. Este no es un fenómeno aislado, y quienes trabajan en turismo lo saben muy bien: el gastroturismo existe y es cada vez más común que la gente llegue atraída por nuestra oferta gastronómica que ya se está ganando muy buena fama.

Los beneficiarios de esta hola de “foodies” no sólo son las bodegas. Los turistas hacen varias comidas al día ya sea en el hotel, en un restaurante citadino o en las afueras. A veces también hacen compras en mercados y vinerías, consumen otros productos turísticos, y realizan diferentes compras. Su consumo promueve la actividad económica beneficiando a varias industrias. Pero cuidado, el turista gastronómico tiene muy claro qué quiere y cómo buscarlo, hay que ofrecerle opciones de calidad y no subestimarlo por ningún motivo (lo cual requiere una preparación previa).

Si sumamos formación para que los mendocinos sean buenos anfitriones, educación en las cocinas y en el servicio de los restaurantes, informadores preparados para saber qué recomendar, eventos con contenidos de calidad que incluyan experiencias con vino y comida, una difusión inteligente, el trabajo interdisciplinario e integrado de los actores estatales y privados, y la articulación de las industrias turística, vitivinícola y gastronómica, podremos lograr el gran objetivo que tenemos quienes trabajamos en la industria: posicionar a nivel nacional e internacional a Mendoza como el destino enogastronómico más importante de Argentina. Mucho trabajo por hacer, pero con un buen pronóstico.

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