Mendoza

El peronismo ya no gana con la camiseta (y enfrente tiene a un equipo) / Newsletter de Mauricio Llaver

El país se colorea de un modo diferente / Números puros y duros / Atención Argentina: hay equipo / ¿Qué hacemos, Alberto? / El porqué de la derrota y la Navaja de Ockham / Por suerte Mendoza se ha puesto aburrida / Posdata: el ajuste es inevitable.

15 de noviembre de 2021

UNA NUEVA COLORACIÓN (EL PERONISMO YA NO GANA CON LA CAMISETA). Después de las elecciones de 2019, el mapa político argentino estaba atravesado por una franja amarilla en su parte central (triunfos de Juntos por el Cambio), encerrada por el azul del Frente de Todos por el Norte y el Sur. Parecía la camiseta de Boca, y algunos denominaban jocosamente “Chetoslovaquia” a esa porción de la Argentina productiva que se resistía al peronismo: Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y CABA (lo cual hasta hizo fantasear a algunos con un “Cordobexit” o “MendoExit”). Esa franja se ha expandido desde ayer de manera notable. El amarillo suma ahora a la provincia de Santa Fe, la provincia de Buenos Aires, a toda la Mesopotamia y media Patagonia, además de un manchón norteño en Jujuy. Mirar esa coloración es fundamental para advertir la dirección de un proceso, que puede resumirse así: Juntos por el Cambio es una fuerza que se consolida a nivel nacional y el peronismo unido ya no gana con la camiseta. Los tiempos están cambiando.

NÚMEROS PUROS Y DUROS. Los números puros y duros de ayer son los siguientes:

  • Juntos por el Cambio ganó en todo el país por casi 9 puntos de diferencia: 41,89% a 33,03%
  • Juntos por el Cambio ganó en 13 provincias: Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, CABA, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Jujuy, La Pampa, Chubut y Santa Cruz.
  • El Frente de Todos ganó en 9 provincias: Salta, Formosa, Chaco, La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan, Catamarca y Tierra del Fuego.
  • Juntos por el Cambio ganó 5 senadores nacionales, con triunfos en 6 de los 8 distritos que ponían en juego sus bancas. En 2015 tenía 15 senadores y ahora llegó a 31.
  • El Frente de Todos perdió su quorum propio en el Senado de la Nación: bajó de 41 a 35 bancas.
  • En la Cámara de Diputados de la Nación, el Frente de Todos se redujo a 118 bancas (perdió 2) y Juntos por el Cambio se mantuvo en 116.
  • Los líderes del Frente de Todos perdieron en sus lugares de origen: Alberto Fernández en CABA, Cristina Fernández de Kirchner en Santa Cruz (tercera) y Sergio Massa en Tigre.
  • En Mendoza, el gobierno consiguió 49,55% de los votos, contra 26,12% del Frente de Todos. La diferencia es de 23,5%

ATENCIÓN ARGENTINA: HAY EQUIPO. No sólo el peronismo ya no gana con la camiseta, sino que enfrente tiene a un equipo que está produciendo un equilibrio en el poder. Juntos por el Cambio nació de un acuerdo que hicieron en 2015 Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Contenía a un partido vecinal con figuras de proyección nacional (el PRO), y a dos vertientes del radicalismo: la UCR histórica y la Coalición Cívica (CC). El PRO aportó sus figuras y su gestión en CABA, la UCR su estructura nacional centenaria, y la CC la garantía ética de Lilita. Aquel acuerdo, que ganó sorpresivamente en 2015 (porque todos sabíamos que iba a ganar Scioli), hoy lleva tres elecciones consecutivas con una base del 40% de los votos nacionales, ha celebrado victorias, y ha madurado las enseñanzas de la derrota. Pero sobre todo cuenta con un liderazgo colectivo sin puntos débiles en el territorio nacional. Con diversas experiencias, niveles de influencia, con figuras históricas y otras emergentes, cuenta con un buen puñado de figuras, que enuncio en orden alfabético: Bullrich, Patricia; Carrió, Elisa; Cornejo, Alfredo; Frigerio, Rogelio; Juez, Luis; López Murphy, Ricardo; Losada, Carolina; Lousteau, Martín; Macri, Mauricio; Manes, Facundo; Morales, Gerardo; Pichetto, Miguel Ángel; Rodríguez Larreta, Horacio; Santilli, Diego; Sanz, Ernesto; Vidal, María Eugenia. Ninguno es un impresentable, ninguno tiene causas de corrupción, y a ninguno hay que esconderlo en las fotos.

¿QUÉ HACEMOS, ALBERTO? Como para no bajar su nivel de desorientación, Alberto Fernández dio dos discursos el día de las elecciones. En el primero, grabado, brindó un dato muy ejemplificador sobre su gestión: para diciembre, cuando cumpla dos años de gobierno, va a presentar un plan económico (qué buena idea, cómo no se le ocurrió antes). Y parece que va a hacer un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, aunque yo esperaría. También llamó a un diálogo con la oposición mientras le echaba la culpa de todos los males del país, lo cual no fue una muy buena manera de empezar. En el segundo discurso, con el fervor de la tribuna, llamó a festejar el triunfo. Repito: llamó a festejar el triunfo después de haber perdido en los principales distritos del país y la mayoría automática del Senado. Entre esa desconexión de la realidad y el conveniente post operatorio de Cristina, los próximos días son un enigma para la Argentina. No se sabe en qué anda la pareja gobernante, y toda calma puede estallar de un Tweet a otro.

POR QUÉ PERDIERON: LA NAVAJA DE OCKHAM. En el siglo 14, el fraile franciscano Guillermo de Ockham desarrolló el principio de que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”. Se lo denominó “Navaja de Ockham”, porque se decía que con dicho principio “le afeitaba las barbas a Platón”, que era bastante enredado para explicar las cosas. La derrota del Frente de Todos podría atribuirse a muchos factores, pero en el fondo la explicación es la más sencilla: con este gobierno todo está peor y esta administración sucumbe a las preguntas más simples que se puedan enunciar: ¿Quién manda en la Argentina? ¿Cuál es su política económica? ¿Hay más seguridad o menos seguridad? ¿Hay más narcotráfico o menos narcotráfico? La educación, los salarios, la estabilidad, el futuro, ¿son mejores o peores? Todo lo cual se condensa en una sola pregunta, que resuena y repica en forma aplastante y definitiva: ¿Cuántas cosas se han hecho bien en la Argentina desde el 10 de diciembre de 2019? ¿Cuántas cosas se han hecho bien en la Argentina desde el 10 de diciembre de 2019? ¿Cuántas cosas se han hecho bien en la Argentina desde el 10 de diciembre de 2019?

POR SUERTE, MENDOZA SE HA PUESTO ABURRIDA. En Mendoza era todo tan previsible que casi no hay mucho por agregar, pero igual conviene repasar algunos fundamentos del triunfo: el ordenamiento administrativo de la provincia (después de Celso y Paco), que inició Alfredo Cornejo y continuó Rody Suarez; la acertada lectura de Suarez de que, durante la pandemia, necesitábamos volver a trabajar para no fundirnos; el retorno a las clases presenciales en la misma onda que Larreta; la excelente gestión de un grupo de intendentes que aseguran una ancha base de votos: Ulpiano, Marcelino, Orozco, Tadeo, Bragagnolo. Con esas bases sólidas, Cambia Mendoza consiguió uno de cada dos votos, le sacó 23,5% de diferencia al Frente de Todos y le pegó dos duros golpes en Maipú y San Rafael. Cornejo ganó en 2015 con 7 puntos de diferencia a Bermejo; Suarez le ganó por 16 a Anabel; ahora ya vamos por 23,5. Si en el gobierno no se vuelven locos, Mendoza va camino a ser un bastión radical y del PRO, a pesar de las mezquindades de un gobierno nacional que reparte cada vez más a las provincias que menos producen. Y el PJ tendrá que encontrar una renovación, porque Anabel, a pesar de su juventud, ya pinta más para un retiro dorado en el Senado que para reconstruir a su partido en nuestra provincia.

POSDATA: LOS MERCADOS SABEN QUE EL AJUSTE ES INEVITABLE. A pesar de la derrota del gobierno, en los mercados no hubo ninguna euforia, ni siquiera ante la sugerencia de un acuerdo con el FMI. La economía argentina está estrangulada y todos saben que no hay posibilidades de hacer la plancha hasta 2023. Hoy el dólar cerró a 199,50 y sólo la semana pasada, para mantenerlo en 200, el Central vendió US$ 634 millones de sus reservas. Están la inflación, los cepos productivos, la falta de expectativas, el acuerdo pendiente con el FMI (que será en definitiva un plan de pagos), la emisión desatada… La economía argentina vive en un realismo mágico, pero le está llegando la hora del realismo a secas. Veremos qué hace un gobierno derrotado, con sus dos principales figuras desconectadas entre sí y con empatía menguante con la mayoría de los ciudadanos. Todo puede ocurrir en las próximas horas, los próximos días o las próximas semanas, pero sólo algo es seguro: no se puede vivir eternamente con números en rojo y falta de expectativas favorables para la inversión.

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