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(Reuters) La presidente de Brasil Dilma Rousseff fue suspendida de su cargo tras la votación del Senado que aprobó por amplia mayoría la apertura del juicio político, por lo que el vicepresidente Michel Temer la reemplazará interinamente por un plazo de hasta 180 días. Con 55 votos y 22 en contra, el Senado dio luz verde al proceso.
El inicio del impeachment ya había sido aprobado en abril por más de los dos tercios necesarios de la Cámara de Diputados (367 de 513 legisladores). Así, Dilma será investigada por el supuesto «crimen de responsabilidad» de realizar maniobras fiscales para ocultar el déficit de su gestión.
«Con mucha claridad, el impeachment no es la solución de los problemas de Brasil. Que nadie tenga ilusión, es el comienzo del comienzo», dijo José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), durante su discurso en la Cámara Alta.
Mientras que el ex presidente Fernando Collor de Mello, que renunció en 1992 antes de someterse al juicio político, dijo: «Alerté sobre la posibilidad de sufrir un impeachment, pero no me escucharon».
El oficialismo había intentado suspender el proceso con la presentación de un recurso ante el Supremo Tribunal Federal, pero la máxima corte decidió rechazarlo.
Dilma ha sido el blanco de masivas protestas en las calles de Brasil durante los últimos meses, en medio de la mayor recesión económica de las últimas décadas y del escándalo de corrupción más grande de la historia del país, por un esquema de sobornos de la estatal Petrobras. Aunque Rousseff no ha sido acusada formalmente por los desvíos de fondos, presidió el directorio de la compañía petrolera por varios años en los que se desarrollaron los delitos.

Dilma Rouseff se pronunció luego de que la Cámara de Diputados aprobara el juicio Político en su contra. «Tengo la conciencia tranquila», repitió una y otra vez la mandataria en su primer discurso tras la decisión. El futuro del proceso en su contra ahora deberá ser aprobado por el Senado. Si el impeachment sigue su curso, será desplazada del cargo por los 180 días que dure el juicio.
«No me dejaré abatir, no me voy a paralizar por esto, voy a continuar luchando y voy a luchar como lo hice toda la vida», dijo Rousseff en una rueda de prensa en el palacio gubernamental de Planalto. «Están torturando mis sueños, mis derechos, pero no van a matar mi esperanza, porque sé que la democracia está del lado correcto de la historia», añadió.
Visiblemente enojada, la mandataria afirmó que siempre luchó: «En el pasado enfrenté la dictadura por convicción y ahora enfrento este golpe de Estado por convicción». «Ningún gobierno será legítimo así, el pueblo no podrá sentirse representado», advirtió la presiente.
«La imagen que se transmitió al mundo es la del abuso de poder, falta de compromiso con las instituciones y con las prácticas éticas y morales», afirmó Rousseff.
Para la mandataria, están cometiendo una injusticia con ella. «Están condenando a una inocente», repitió una y otra vez. Es que según la izquierdista, los actos que se le imputan son los mismos que practicaron todos los otros presidente brasileños pero nunca fueron catalogados de crímenes o ilegalidad.
Michel Temer, su vicepresidente también recibió su repudio. «A las sociedades no le gustan los traidores. Y lo que hace este vicepresidente como este es horrible», sentenció. «No comenzó el fin, recién comienza la lucha», dijo Rousseff y afirmó que defenderá el 54% de votos que obtuvo en las elecciones.

Las perspectivas que llegan desde Brasil no son las mejores. El real navega en torno a las 4 unidades por dólar pero varios economistas del país vecino señalan que podría ubicarse en torno a los 5 reales. Por ello, la preocupación de los industriales argentinos y cordobeses es muy grande. Para analizar el escenario Punto a Punto Radio (90.7) dialogó con el titular de la consultora Abeceb, Dante Sica.
«Hay que empezar a mirar con preocupación. Ahí hay dos efectos, por un lado Brasil no puede frenar todavía la caída de su economía, los indicadores darían una recesión que recién en este trimestre podría estar tocando piso y eso genera una fuerte capacidad ociosa. Por otro lado, la devaluación del real está acompañando algunas tendencias internaciones y hace que sea muy competitivo Brasil. Entonces, Brasil no nos compra, no está traccionando la demanda externa como lo hizo los últimos años, lo que afecta actividades con las que tenemos complementación como es el sector automotriz y empieza a poner presión sobre la competitividad local. Hoy el costo laboral en Brasil debe estar entre US$ 9 y US$ 10 la hora, mientras que en Argentina debe estar en US$ 16 y US$ 17. Es decir, conviene producir allá y vender acá. Eso va a poner una fuerte presión y la posición de la industria argentina tiene que ser de preocupación y ocupación para fortalecer la competitividad y hay que coordinar con gobiernos nacionales y provinciales medidas paliativas para enfrentar la realidad. El problema de los últimos años es que se perdió el foco en la mejora real de la competitividad», destacó Sica.
-¿Qué políticas paliativas pueden encarar Nación y provincias?
-Hay una cuestión central que es la mejora de la competitividad, pero hay cuestiones regulatorias y de inversión que hacen a la competitividad sistémica. Lo que cuesta sacar un cargamento de exportación de Córdoba para Brasil es cuatro veces más que llevarlo a China. Hay mucho para mejorar en cuestiones regulatorias, quiebres de carga, aduanas, etc. que pueden mejorar costos.  En el mediano plazo lo único que vale es ser competitivo.
-¿La crisis política de Dilma está influyendo?
-Obvio, obvio, mientras no haya una salida con respecto a la crisis política es muy difícil que la crisis económica se resuelva.

La indignación por la corrupción y la insatisfacción por la situación económica se volvieron a apoderar de las calles de Brasil. Por tercera vez este año, cientos de miles de personas marcharon por las principales ciudades del país para exigir el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, a quien responsabilizan por el escándalo de sobornos en Petrobras y la recesión.
Para alivio del Palacio del Planalto, esta nueva oleada de manifestaciones en 25 estados y el distrito federal no parecía ser tan grande como la primera que sorprendió al gobierno con dos millones de personas el 15 de marzo, apenas dos meses y medio después de que Rousseff asumira su segundo mandato.
Esta vez, el balance preliminar era de unas 500.000 personas, con las mayores concentraciones en San Pablo, Brasilia, Río de Janeiro y Belo Horizonte. El buen clima en todo el país, con temperaturas más dignas de verano que de pleno inverno, llevó a que mucha gente prefiriera disfrutar del día de ocio en vez de participar de la convocatoria realizada por los grupos cívicos Movimiento Brasil Libre, Vem Pra Rua y Revoltados Online.
A diferencia de las dos anteriores marchas -la segunda fue el 12 de abril, con unas 700.000 personas- las fuerzas de la oposición política, lideradas por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), apoyaron las protestas de hoy y exhortaron a sus seguidores a salir a las calles.

Después de varias semanas de malas noticias en Brasil, la presidenta Dilma Rousseff pudo respirar más aliviada cuando el titular del Senado del vecino país desestimó realizar un pedido de juicio político contra de la mandataria. Más aún, esta semana se conoció que la Jefa de Estado junto a destacados senadores, planean lanzar una agenda de propuestas pro mercado.
Así lo confirmó el senador Romero Juca. Las 28 medidas que estarán listas esta semana de acuerdo a Reuters, están dispuestas para tres áreas: negocios e infraestructura, disciplina fiscal y protección social. Incluyen aumentar la edad de jubilación y otorgar permisos ambientales vía rápida para proyectos de infraestructura.
La llamada «Agenda Brasil», impulsada por el presidente del Senado, Renan Calheiros, fue discutida durante una cena el lunes entre Rousseff y senadores de su coalición. También participó el ministro de Hacienda, Joaquim Levy.
Rousseff dijo en el Palacio del Planalto, sede del Ejecutivo, que está «muy de acuerdo» con la actitud de Calheiros.
Esta conversación sugiere un acercamiento entre Rousseff y Calheiros, lo que podría ayudar a la presidenta a evitar un intento de juicio político en su contra y a la vez reforzar políticamente al senador, que es investigado por supuesta participación en un masivo escándalo de corrupción en la empresa estatal Petroleo Brasileiro SA.
Calheiros pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), un socio clave del PT en la coalición en el poder, y dijo el lunes a los medios que un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff no era una prioridad. Advirtió que los intentos de impugnación en el Congreso podrían «poner al país bajo fuego».

El Banco Central de Brasil continúa por tercera jornada consecutiva con su política de depreciación del real en el marco de nuevos estímulos económicos para favorecer la exportación industrial. Así el tipo de cambio se ubica en 3,45 por dólar, el mayor nivel desde marzo del 2003.
El gobierno de Dilma Rousseff incrementó el ritmo de devaluación desde abril pasado y en lo que va del año acumula 28,79%, uno de los mayores niveles para las economías emergentes de la región.
El año pasado Brasil mostró su primer déficit comercial en catorce años. Y ahora ha logrado revertir la tendencia: en el primer semestre del año muestra un superávit de US$ 2.222 millones.
La noticia suma presión al peso argentino, que durante este año se depreció sólo 8,71%, de 8,46 a 9,20. Los cambios en la política monetaria brasileña logran mayor impacto en las industrias, dado que dificulta la competitividad por precio de los productos argentinos que se exportan al país vecino.
Brasil es el mayor socio comercial de la Argentina, aunque durante este año compró 23% menos de productos argentinos. Medidos en dólares, 7 de cada 10 dólares de manufacturas de origen industrial (en su mayoría automotrices y autopartes) locales son absorbidas por compradores brasileños.

(ANSA) «Prepárense, porque todo va a empeorar.» Con esa frase lapidaria, el ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva alertó a Dilma Rousseff y sus principales colaboradores por el avance de la causa del petrolão.
Durante un almuerzo en el Palacio de Alvorada, residencia oficial de la presidenta en Brasilia, Lula hizo el comentario después de que se realizara un allanamiento en la mansión del ex mandatario y senador Fernando Collor de Mello, implicado en el escándalo de corrupción de la empresa estatal Petrobras.
El operativo policial por el que se allanó el domicilio y las oficinas de Collor y de otros dos senadores fue ordenado por el Supremo Tribunal Federal (STF) en el marco del proceso por corrupción en Petrobras.
Para Lula, principal consejero de la presidenta, el clima político se agravará en Brasil, lo que complicará la imagen del gobierno. Lula le aconsejó a su sucesora que trate de despegarse de las denuncias y recorra el país para hablar con la población.

«Creo que el mundo pasa por un proceso bastante delicado», señaló la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, en la ciudad rusa de Ufá, que acogió la cumbre de los BRICS, y apuntó que en el caso particular de Brasil se trata de «un momento extremadamente adverso».
En sus declaraciones, difundidas por la Presidencia de Brasil, afirmó que aunque la economía brasileña no está «con el viento a favor», sí cuenta con «fundamentos sólidos» para retomar el rumbo del crecimiento. Según coinciden todas las proyecciones, la economía brasileña se encogerá este año al menos un 1,2% y la inflación cerrará en torno al 9%, en un escenario de desaceleración del consumo y aumento del desempleo.
Rousseff argumentó que la inflación en el país ha tenido presiones coyunturales, y no estructurales, lo que como resultado arrojó un reajuste de los precios relativos y también la devaluación del real. «Nadie en el mundo ha sufrido una devaluación como sufrimos nosotros sin padecer efectos inflacionarios. Pero no se espera que esa devaluación continúe sistemáticamente. Va a disminuir su intensidad», afirmó.
La jefa de Estado también se refirió al impacto de la crisis internacional y aseguró que su gobierno está adoptando las medidas necesarias para minimizar sus efectos, con iniciativas para proteger el nivel de empleo e intentar evitar una disparada de la inflación. «Espero que Brasil recupere las condiciones de competitividad. Eso ya se ve en el aumento de las exportaciones» que se registra desde inicios de este año, apuntó la mandataria brasileña ante los medios.
«Estamos trabajando para salir rápido de la crisis», declaró la mandataria, quien reiteró que en el Gobierno existe una «gran preocupación por que, de hecho, se acabó el ‘superciclo’ de materias primas», en alusión a la pronunciada caída de precios en los mercados internacionales.
Según Rousseff, tanto Brasil como el resto de los países de América Latina, que son en general grandes exportadores de materias primas, deberán «hacer un gran esfuerzo para diversificar sus actividades económicas». Con relación a Brasil, sostuvo que ya cuenta con una economía «bastante diversificada», que «no está basada en uno, dos o tres productos», por lo que manifestó confianza en que ese país tendrá una «rápida recuperación».

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff decidió desplazar y sustituir a la presidenta de Petrobras, María das Graças Foster, por el escándalo de corrupción que envuelve desde hace tiempo a la firma petrolera de capitales estatales. Según destacó el diario Folha de Sao Paulo (y replicó en nuestro país Ámbito Financiero), la ejecutiva ya fue informada de su sustitución de la que aún no tiene reemplazo pero que hizo disparar las acciones de la petrolera en la bolsa de San Pablo.
En un primer momento, y meses atrás, Rousseff, decidió mantener a Foster para pilotar la tormenta que desde el pasado marzo domina la agenda política de Brasil y por la cual han sido detenidos tres ex directores de la petrolera y ejecutivos de las principales compañías del país.
La petrolera Petrobras excluyó de su balance trimestral las pérdidas causadas por desvíos, pero estimó que sus activos fueron sobrevalorados en 88.600 millones de reales (unos US$ 34.500 millones), debido al aumento del precio de 31 contratos con constructoras y proveedores entre 2004 y 2012.
Esa cifra, sin embargo, no incluye las pérdidas derivadas del pago de sobornos. A pesar de los rumores, la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia precisó que la salida de Foster todavía no está decidida. Pero la versión online de Folha insiste en un enojo de la presidente por que se filtró esa información y estaría buscando, junto al ministro de Economía un reemplazo para Foster.

La presidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores) fue reelecta en las elecciones más reñidas desde el regreso de la democracia en Brasil, con menos de tres puntos de diferencia sobre el candidato de la centroderecha, Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña).
Con el 99,4% de los votos escrutados por el Tribunal Superior Electoral (TSE), la mandataria se impuso con el 51,58% frente a Neves (48,42%). Hace cuatro años, Rousseff había logrado el 56% de los sufragios cuando compitió con José Serra (PSDB).
De esta manera, Rousseff gobernará hasta 2018 y su partido completará así un período inédito de 16 años en el poder, que comenzó en 2003, cuando asumió su primer mandato el antecesor y padrino político de la mandataria, Luiz Inácio Lula da Silva.
El PSDB obtuvo su mejor votación en los últimos doce años, pero también ha sufrido su cuarta derrota consecutiva frente al PT.
En Uruguay, segunda vuelta
En tanto, en Uruguay el ex presidente Tabaré Vázquez (Frente Amplio) y Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) irán al ballottage, según los sondeos de boca de urna. Los uruguayos asistieron a las elecciones generales para elegir al sucesor del presidente José Mujica y legisladores para el período 2015-2020.
La segunda vuelta será el 30 de noviembre. El Frente Amplio, la coalición que gobierna el país desde el 2005, obtuvo entre el 45 y el 46 por ciento de los votos, frente al nivel de entre el 31 y el 32 por ciento del conservador Partido Nacional, de acuerdo con datos preliminares de la Consultora Factum difundidos por Canal 4 de Uruguay.
Según Equipos Consultores, Vázquez alcanzó el 44 por ciento de los sufragios y Lacalle Pou el 33 por ciento, mientras que la Consultora Cifra otorgó entre el 44 y el 46 de los votos al candidato oficialista y entre el 31 y el 33 a su rival de la oposición.
En los comicios, el Frente Amplio perdió la mayoría parlamentaria propia de la que gozó en los últimos diez años. Si ningún partido obtiene la mayoría en el Parlamento, el próximo gobierno deberá forjar algún tipo de alianza para legislar.