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El público masculino cuenta con la existencia de esta pastilla desde 1998. Ahora, la FDA –Administración de Alimentos y Drogas, según sus siglas en inglés– aprobó la venta de Addyi, de Sprout Pharmaceuticals, una droga que permitirá a las mujeres contar con su propio “viagra”. El flibanserin (como se llama la droga), balancea los niveles de tres neurotransmisores del cerebro tendría la capacidad de aumentar el deseo sexual femenino.
Este medicamento podría ser la solución para aquellas mujeres que sufren de HSDD, o trastorno del deseo sexual hipoactivo. La pastilla rosa nació como un antidepresivo para ambos sexos, pero ese objetivo nunca fue alcanzado por completo. Boehringer Ingelheim, el laboratorio que estaba desarrollando la droga, decidió enfocarse entonces en uno de sus efectos secundarios: un aumento en el deseo sexual. En 2010, el FDA declinó la habilitación para su venta por las contraindicaciones que generaba (entre ellas, desmayos, naúseas y fatiga), e hizo que la compañía alemana cancelara el proyecto.
​Otras empresas como Pfizer, Procter and Gamble, y BioSante Pharmaceuticals también hicieron sus intentos para crear un “Viagra” femenino, pero se dieron cuenta de que no era tan fácil. Para que funcione, la pastilla rosa debe ser tomada días o meses antes de la relación sexual. En 2011, Cindy Whitehead y su esposo Bob Whitehead tomaron este proyecto y crearon Sprout Pharmaceuticals, una empresa con 25 empleados que compró los derechos del flibanserin.
Luego de varias pruebas que demostraban que la droga aumentaba el deseo sexual –aunque solo en un 10 a 12 por ciento de los casos–, Sprout envío en el 2013 un nuevo pedido de aprobación a la FDA, al que la entidad respondió con un reclamo: el de hacer más experimentos. Cuando la cuestión se hizo pública, desde miembros del Congreso hasta distintas ONGs comenzaron a hacer lobby para que el organismo público norteamericana aprobara la droga.
El precio de la droga por el momento no fue definido. Sin embargo, estiman que estará cercano al de las pastillas para la disfunción eréctil. La principal diferencia se encuentra en el modo de consumo: Addyi debe tomarse todos los días, mientras que el Viagra solo cuando es necesario.
Para Laurie Mintz, una psicológa de la Universidad de Florida consultada por Fast Company, habrá muchas mujeres que, si se aprueba esta droga, comenzarán a tomar pastillas a pesar de no necesitarlo o pudiendo contar con otros remedios como la terapia. El diagnóstico del HSDD fue revisado en 2013 y reemplazado por otro que se enfoca en la excitación y el deseo como algo mucho más complejo, según informa Infotechnology.
Sprout aseguró que, tras la aprobación de la venta de esta droga, la compañía incluirá toda la información importante en el envase del medicamento –como sus beneficios y sus efectos adversos–. Además, el laboratorio asegura que detallará que si el consumo flibanserin no hace efecto en ocho semanas, entonces se deberá discontinuar su uso.

Tras el visto bueno de Moreno, el precio de los remedios tendrán una nueva actualización. Sin embargo, desde el Colegio de Farmacéuticos, su titular, Germán Daniele señaló que las subas están por debajo de los costos y la rentabilidad está muy afectada.

-¿Cuándo entraría en vigencia esta suba?
-Los incrementos que se pautan son anuales y normalmente se aplican en 3 etapas. El promedio termina dando un 12,5%. Los medicamentos están divididos en 3 bandas, cada uno con un aumento acordado. La banda con los medicamentos con receta y masivos, que aumentará un 7%, los que son con receta y una prescripción medica o venta libre, tienen 14%; los de alto costo y baja incidencia, como los oncológicos, de transplantes y tratamientos especiales, tienen previsto un 18%. Todo esto es anual. Lo que ya está reflejado son pequeños aumentos. Lo que hasta ahora ha sido aplicado ha sido de un 2% aproximadamente, en el segmento que más afecta al consumo de la población.

-¿Qué pasó con la tablita de Moreno, que hace unos años, fijaba precios máximos para ciertos medicamentos?
-Esto es esa tablita. Hace cinco años se viene aplicando. Eso genera un problema de rentabilidad en nuestras farmacias. Entendemos que el medicamento es un bien social, no estoy diciendo que queremos fuera del alcance de la población, pero deberíamos tener políticas que tengan en cuenta la realidad de las farmacias, que son el nexo entre los medicamentos y la población.

-¿Cuál es la realidad que hoy viven las farmacias de Córdoba?
-Esta medida nos está afectando, y se viene aplicando desde 2007. Desde ese año el medicamento queda desactualizado, con respecto al costo de vida y esto ha atentado mucho con la rentabilidad de las farmacias. Te diría que la situación es crítica. Lo que nosotros estamos proponiendo es que si el medicamento no aumenta, nosotros queremos aportar menos al sistema de seguridad social. Por no tener rentabilidad con el precio del medicamento. Eso es lo que genera que la situación sea crítica.

-¿Los clientes se han volcado a medicamentos por su denominación genérica, o se inclinan por las marcas?
-Hay una fuerte participación de seguridad social. Hay mucha gente con cobertura, por lo que la mayoría de las ventas es a la seguridad social. Hoy más o menos, entre Pami y Apross, significan un 70% de la facturación de nuestras farmacias. Es decir, la venta a través de las dos obras sociales principales.