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En el marco del almuerzo de fin de año la Fundación Mediterránea llevó a cabo la charla «El sector agroindustrial frente a una nueva oportunidad», a cargo del economista Juan Manuel Garzón. El especialista explicó los factores que pueden cambiar para el sector: los precios relativos internos (tipo de cambio, impuestos, restricciones al comercio, etc.), la infraestructura económica (rutas, energía, laboratorios, mercados, etc.) y la política de inserción externa.
Garzón planteó que  el sector tiene «buenas perspectivas» en primera instancia por la posibilidad de modificaciones en los precios relativos internos de la agroindustria distorsionados por la carga tributaria (derechos de exportación básicamente), que se reducen por la eliminación de los derechos de exportación en todos los productos menos en la soja;  la intervención de mercados (maíz, trigo, carnes), que desaparece por la eliminación de ROE’s y el tipo de cambio real, que se intentará subir.
Además, destacó que «la venta de la soja en silo-bolsas será clave para recuperar recaudación y reservas». En este sentido, aclaró que «se estima que al 30 de noviembre quedaba un 28% de la cosecha sin vender, lo que implica unos 17 millones de toneladas». Esto significa que hasta la nueva cosecha  el ingreso de divisas para el país puede ser de 4.600 a 6.620 millones de dólares.
El aporte productivo de Córdoba a la Nación
Garzón detalló que la transferencia de los productores y la agroindustria de Córdoba al fisco nacional en concepto de derechos de exportación en período 2002/2015 fue de 20 mil millones de pesos y el máximo de los aportes provinciales a la nación se dió en 2009, cuando llegó a los 32 mil millones de pesos.
En total, durante los 14 años de aporte al fisco nacional, Córdoba transfirió 274 mil millones (a precio 2015). «Los derechos de exportación le costaron a la provincia casi un Producto Bruto Geográfico de Córdoba, considerando que el PBG estimado de Córdoba al 2015 es de 319 mil millones de pesos», confirmó Garzón.
«Con la eliminación y de retenciones y la baja progresiva en la retención a la soja, Córdoba recupera  recupera unos 6400 millones  de pesos», subrayó el especialista.
El sector agroindustrial, con expectativas internacionales
«El deterioro de los números del campo explica la situación de sus proveedores», comentó Garzón y ejemplificó: la venta de cosechadoras bajó de 2395 (de 2003 a 2008) a 758 (en 2014), mientras que la venta de sembradoras pasó de 4013 (de 2003 a 2008) a 1481 (en 2014).
En tanto, los efectos de la devaluación y la crisis 2002 en la industria láctea dejaron números que en el sector pretenden mejorar para los productores lácteos de pequeña escala: mientras quienes se dedicaron a la venta en el mercado interno  aumentaron sus ventas en un 20%, los industriales lo hicieron en un 40%  y el exportador «puro» en un 200%, diferencia que genera disconformidades sobre las políticas públicas que se vienen aplicando para el sector.
A su vez, otra cuestión imprescindible en la agenda del sector productivo es la revisión de los costos del transporte de granos, que  según el informe de Fundación Mediterránea en Argentina  representan, a precio dólar, un 75% más que en USA y Brasil.
«Una baja de los costos de transporte en dólares beneficiaría relativamente más a regiones alejadas de los puertos», evaluó Garzón.
El economista también realizó comparaciones sobre la inserción mundial de Argentina: Brasil exportó casi el doble de maíz que nuestro país (entre 2013 y 2015), EE.UU vende seis veces más quesos y  tanto Uruguay como Paraguay exportan el doble de carne bovina. «Seguramente estos países aprovecharon el vacío que dejó Argentina. Para algunos sectores, como el de alimentos y el de bioenergía, no hay nada mejor que un país que mira al mundo», concluyó Garzón.

El contexto recesivo impacta en todos los sectores de la economía y, entre ellos, el agro no está exento. Por caso, la coyuntura negativa ha llegado a afectar también los costos de alquilar un campo para producir, según el último informe elaborado por la Bolsa de Cereales de Córdoba.
“El segundo relevamiento realizado por el Departamento de Información Agroeconómica a su red de colaboradores señala un costo promedio de arrendamiento 2014/2015 para la provincia de Córdoba de 9 quintales (qq) de soja por hectárea (ha). En comparación con la estimación de julio, descendió un quintal por hectárea, lo cual evidencia que las perspectivas económicas desfavorables al momento de acercarse las siembras de granos gruesos, condujeron a renegociaciones y ajustes en los contratos a que finalmente se arribó”, sostiene el documento.
El paper aclara que, “si bien estos costos corresponden a promedios zonales, podrían negociarse otros valores por características especiales de los suelos, malezas” y que, “al igual que el ciclo 2013/2014, los márgenes ajustados inducen al productor a compartir riesgos, planteando diferentes modalidades de alquileres: a porcentaje de rendimiento, a quintales fijos y/o una combinación de ambos, lo cual se traduce en un planteo de compartir riesgos entre demanda y oferta de campos”.
26 arrendamientos campo
Mirando el mapa por regiones, la Bolsa asegura que “los costos de arrendamiento de los departamentos del norte provincial, luego de la buena campaña agrícola 2013/14, volverían a los niveles de las campañas previas, registrando subas de 4 qq en Tototal, 1,5 qq en Río Seco y 2 qq en Tulumba. Sin embargo, Colón sería el departamento con la caída más pronunciada, alcanzando los 2,5 quintales por hectárea”.
“En Marcos Juárez y Unión, la zona agrícola con mejores condiciones agronómicas, la renegociación de alquileres ha sido menos proclive a la flexibilización de los valores, no experimentando variaciones. Al sur de la provincia, en Río Cuarto, los nuevos contratos se habrían pactado a valores de medio quintal promedio por debajo de los vigentes el año pasado”, finaliza el estudio.
Casi 5 millones de hectáreas sojeras
Paralelamente, el informe de la Bolsa reconfirma su estimación de que caerá la superficie sembrada de maíz mientras que la de soja crecerá a su récord al menos del último lustro, rozando las cinco millones de hectáreas.
26 cuadrito siembra soja maíz
“El relevamiento realizado por la Bolsa de Cereales de Córdoba a su red de colaboradores durante el mes de noviembre estima un recorte del 24% del área a sembrarse de maíz a nivel provincial respecto a la campaña pasada, que sería compensado por un incremento en el cultivo de soja del 11%. De esta manera, para la campaña 2014/2015, la superficie destinada a la oleaginosa sería de 4.987.017 has y al cereal de 1.547.508 has. La causa principal en la caída de hectáreas del cereal se atribuye a la menor rentabilidad del mismo respecto a soja”, explica el documento.

La Bolsa de Cereales de Córdoba estimó que la siembra de soja en la provincia crecerá un 7% en la próxima campaña estival, aunque en el caso del maíz la superficie decaerá un 23%.
Según el informe agroeconómico Nº 101, se implantarían un total de 5.245.334 hectáreas de soja, más de 300.000 hectáreas por encima de las 4.906.748 que se sembraron en el ciclo que terminó de cosecharse hace algunos meses.
En cambio, de maíz se plantarían 1.130.279 hectáreas, 23% ó también poco más de 300.000 hectáreas por debajo de las 1.468.882 de hace un año.
De esta manera, sumando ambos cultivos, en la actual campaña se sembraría aproximadamente la misma cantidad de superficie que a fines de 2013, en torno a los 6,7 millones de hectáreas.
La Bolsa señala que la mayor cobertura de soja por encima de maíz no se debe a condiciones climáticas sino a razones estrictamente económicas. “Producir una hectárea de maíz cuesta un 67% más que una de soja”, resume el informe.
Y amplía: “Si bien las perspectivas climáticas para el cultivo de maíz son favorables, los menores precios del cereal y los mayores costos de producción explicarían porque el productor se inclinaría por aumentar la superficie de soja nuevamente. En los últimos días el precio del maíz no supera los $1.000 por tonelada en el mercado disponible, y los contratos a abril de 2015 en los mercados a término locales se negocian a U$S 125 por tonelada. Por su parte, los costos directos en dólares aumentarían un 9%. Dadas estas variables, el margen bruto en campo propio no superaría los 3,5 quintales, mientras que en campo arrendado el margen sería negativo con un rinde de indiferencia de 85 quintales por hectárea”.