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Las reservas del Banco Central (BCRA) confirmaron ayer su tendencia a la recuperación, al volver a superar la barrera de los 25.000 millones de dólares, nivel del que habían caído hacía 19 días. Cerraron exactamente en US$ 25.075 millones, según datos preliminares, con un crecimiento de US$ 217 millones (+ 0,88%) en el día y de US$ 933 millones (+3,9%) desde que el Gobierno decidió avanzar en la eliminación de las barreras que dieron forma al cepo cambiario.
Aquel día de anuncios las reservas habían quedado en 24.141 millones de dólares, el menor nivel en más de nueve años, y mantenían el camino descendente que habían iniciado largos meses atrás.
En la actualidad, si bien todavía se ubican en un monto similar al de fines de junio de 2006 (en términos históricos, un número bajo), muestran una sostenida recuperación. Y a ello hay que agregar un dato relevante: ese proceso no fue forzado por compras del Banco Central.
El repunte en esta tenencia estratégica bajo administración del BCRA se verifica por el ingreso de divisas en cuentas bancarias por parte de empresas e inversoras ahora que se liberalizó el flujo de pagos.
Es decir, esta vez la mejora no responde a la compra de divisas porque el BCRA se ha mantenido hasta ahora al margen de las operaciones en la plaza cambiaria en procura de que el mercado sea quien defina un valor para el tipo de cambio.
Dicha estrategia está vinculada, además, a la decisión de no agregar presión a la borrachera monetaria heredada (el año cierra con un aumento del 41% de la emisión y no hay que perder de vista que por cada dólar que el Central compre tendría que emitir unos 13 pesos) en momentos en que el principal objetivo económico oficial pasa por encuadrar las expectativas inflacionarias.
La recomposición deja a la vista el shock de confianza que generó la remoción de las restricciones. Es dinero que nutre la tenencia del BCRA por la vía de los encajes que los bancos están obligados a constituir, por razones prudenciales. Pero, por sobre todo, muestra que desapareció el temor a no poder disponer de esos fondos.
La liberalización parece, incluso, haber convencido a la conducción del Banco Central de dar nuevos pasos en ese sentido: ayer decidió eliminar la norma que obligaba a los bancos a mantener en cuenta propia y por al menos 72 horas hábiles un activo bursátil antes de poder venderlo en una plaza del exterior para arbitrar monedas.
Esa disposición, que en su momento apuntó a desalentar la salida de capitales vía el dólar «contado con liquidación» -al exponer al que hacía la operación al riesgo de una fluctuación en el valor de mercado del activo a liquidar- quedó anulada ayer por la Comunicación A 5861, por lo que se prevé que la Comisión Nacional de Valores (CNV) haga lo propio dentro de unas horas para igualar el trato al resto de los inversores.
 
Fuente: La Nación

En la primera jornada hábil sin Alejandro Vanoli al frente del Banco Central (BCRA), la autoridad monetaria vendió US$ 175 millones, luego de haber roto ayer varias ruedas de saldo negativo al comprar US$ 40 millones.
Con esas ventas, las reservas quedaron en US$ 24.855 millones, perforando la línea de US$ 25.000 millones. a la posición vendedora del BCRA en el mercado se le sumaron un impacto negativo del valor de las reservas en títulos y en otras monedas por unos US$ 24 millones y pagos a organismos internacionales por otros US$ 27 millones, según la información oficial de la entidad.
Un operador precisó hoy que pese a la ausencia de Vanoli, “existe una línea administrativa de decisión que se encarga de la parte operativa en ausencia del presidente del directorio”.
“De todos modos, pienso que en algún punto, todo fue consultado con las nuevas autoridades, aunque más no sea de modo informal”, explicó.
Vanoli renunció al BCRA y así despejó el camino para que Federico Sturzenegger asuma dicho cargo en la entidad. Sin embargo, el nuevo presidente aún no asumió (hasta esta tarde ni siquiera lo había hecho Mauricio Macri como presidente para nombrarlo) y la dimisión de Vanoli no se publicó aún en el Boletín Oficial, con lo cual, técnicamente, sigue siendo el presidente de la entidad aunque ya haya vaciado su oficina.

(DyN) La presión sobre el dólar paralelo se intensificó hoy nuevamente y llevó el precio en esa plaza a 15,90 pesos para la venta, en una rueda en que el Banco Central se desprendió de unos 30 millones de la divisa estadounidense.
De esta manera, y según cálculos privados el Banco Central lleva vendidos 1.170 millones en septiembre, mientras según los datos de fuentes de la autoridad monetaria esa cifra mensual no supera los 880 millones.
Las reservas internacionales bajaron el viernes 20 millones de dólares a 33.419 millones, una merma de 187 millones en el mes, según datos provisorios de la autoridad monetaria. La leve corrección al alza del tipo de cambio en la plaza doméstica, se alineaba con la depreciación del real brasileño, que caía a 3,97 por dólar en San Pablo.
El alza del dólar en el segmento mayorista se reflejó en la cotización en el promedio de bancos y casas de cambio, donde subió un centavo ó 0,11 por ciento a 9,40 pesos.
La brecha entre el dólar paralelo y el que se ofrece en pizarras se amplió a la zona del 69 por ciento. El dólar paralelo, que tocó un máximo histórico de 16,10 pesos el martes 25 de agosto, volvió hoy a 15,90 pesos.
La suba del dólar paralelo ocurrió en una rueda de leve alza para los tipos de cambio implícitos en las operaciones bursátiles: el dólar llamado «contado con liquidación» y el dólar bono se ubicaron entre la zona de los 14,10 y 14,20 pesos. El dólar que surge de las operaciones de atesoramiento (oficial más 20 por ciento) quedó a 11,28 pesos, mientras el llamado «turista» (oficial más 35 por ciento) se pactó en 12,68 pesos. El euro cedía a 1,12 dólares.

En el marco de su Ciclo de Análisis de Coyuntura desde la Bolsa de Comercio destacaron la debilidad que tendrá el Banco Central para hacer frente a la dolarización de las carteras de empresas e inversores. En ese sentido, el economista Ramiro Sosa Navarro del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) señaló que aunque hubo un aumento de las reservas brutas entre julio y diciembre pasado, lo más importante es que las reservas netas han caído considerablemente.
“A diciembre del año pasado las reservas brutas eran de US$ 31.410 millones. Hoy esas reservas son de US$ 33.940 millones. Pero cuando analizamos las reservas netas, la disponibilidad real de dólares hay una alerta porque en diciembre eras de US$ 18.650 millones y a julio de este año han caído a US$ 14.610 millones”, destacó.
En esa línea comentó que si se parte de analizar las reservas netas y se tienen en cuenta los dólares que se van por compra de dólar ahorro (US$ 2.610 millones) y los vencimientos de deuda (US$ 8.780 millones), a noviembre de 2015 las reservas netas del Central llegarían a un piso de US$ 3.220 millones.
El poder de fuego de Anses
Otro dato preocupante para tener en cuenta a la hora de pensar en las herramientas que tiene el Gobierno para frenar la progresiva dolarización de carteras que se ve en los últimos meses es la posición de la Anses. “Hoy el poder de fuego de Anses está representado por la venta de Bonar X y de Bonar 24 que en total suman unos US$ 2.370 millones. Si se tiene en cuenta que por día se venden unos US$ 20 millones los recursos de Anses alcanzarían hasta el 28 de enero del 2016. La situación se agrava si hay que responder a ventas por US$ 50 millones por día. En ese escenario los recursos de Anses alcanzarían hasta el 15 de octubre de este año”, remarcó Sosa Navarro.
Cisneros, el mapa y la realidad
El ex canciller Andrés Cisneros fue otro de los disertantes ayer en la Bolsa, junto al periodista Adrián Simioni que presentó su libro “Éramos tan progres” (Raíz de Dos). Cisneros destacó que “el mayor problema actual es que nos han vendido un relato que cada vez tiene que ver menos con la realidad. La dicotomia EE.UU o China es falsa y quedó fuera de época. Argentina necesita asociarse a las dos potencias. No a una en detrimento de la otra. Nos vendieron la década del ´70, como si todavía estuvieramos en la Guerra Fría. Son debates falsos. El que gane las elecciones tiene que bajarnos de ese mapa imaginario y devolvernos a la realidad”, sentenció.

Argentina perdió una oportunidad: nos patinamos todos los dólares que había. El Banco Central es una chequera del Gobierno y el resultado es que hay muchos pesos dando vueltas y pocos dólares”, analizó.
El miembro del equipo económico del Frente Renovador, afirmó que “hay muchos dólares y euros dando vueltas en el mundo”, por lo que “el costo del dinero está por el piso y eso genera una oportunidad para que podamos atraer inversiones de lugares de donde antes no venían y generar confianza en los propios argentinos”.
Sin embargo, planteó que “está claro que este gobierno es populista”, por lo que “está mirando solo como obtener un rédito a corto plazo”. De esta forma, dijo que “en los últimos años nos gastamos muchos de los ahorros que habíamos tenido en la primera parte de la década”, por lo que “seguir con más de lo mismo nos lleva a tener estancamiento económico y a no resolver los problemas de largo plazo que tiene la Argentina”.
Asimismo, dio su mirada sobre la gestión de Alejandro Vanoli al frente del Banco Central: “Los resultados es que por un lado desde el punto de vista cosmético las reservas crecen pero solamente desde el dibujo. La realidad es que Argentina sigue teniendo menos reservas y hay más incertidumbre cambiaria. Claramente hay un déficit muy fuerte en lo que va de esta gestión del Banco Central”.
En este marco, el economista de la coalición Una Nueva Alternativa señaló que en los 12 años de kirchnerismo hubo dos etapas diferenciadas: “Hay una etapa donde Roberto Lavagna era protagonista, donde se saca al país de un incendio, y hay otra etapa, en los últimos cinco o seis donde se despilfarra, donde se trabaja en el día a día y no en el largo plazo”.
Por último, Redrado aseveró que “por primera vez tenemos la oportunidad de no usar el bisturí en políticas públicas” pero que para eso “hay que generar los dólares que Argentina necesita para evitar un ajuste”. “Hay dólares en el campo, en el sector energético, en la infraestructura, en la obra pública. La clave es tener las medidas correctas”, dijo.

Desde el Gobierno nacional vienen sosteniendo insistentemente sobre la estabilidad del dólar y el crecimiento de las reservas. Pero “no todo lo que brilla es oro”, afirma el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), que en un informe señala que, si bien es cierto que las reservas totales han crecido, la realidad es que las “propias” son cada vez menos y el aumento se explica fundamentalmente por el endeudamiento del Banco Central y el Tesoro.
Según el IARAF, tomando el dato del 19 de junio, las reservas están en torno a los US$33.819 millones, que significan un alza de US$536 millones respecto al 29 de mayo y una suba de US$2.376 millones en relación a fines del año pasado.
“Si se considera la performance en lo que ha transcurrido del año, en los primeros cinco meses de 2015 las reservas internacionales aumentaron US$1.842 millones. Este comportamiento observado difiere con lo ocurrido en el mismo periodo de años anteriores, cuando la variación de las mismas fue negativa por US$2.057 millones y US$4.739 millones para los años 2014 y 2013, respectivamente. En ese periodo, el Banco Central resultó comprador neto de divisas en el mercado de cambios (+US$1.269 millones) explicando más del 70% del aumento observado en las reservas internacionales”, destaca el IARAF.
A eso se agrega que, “de acuerdo a datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) -entidades que representan un tercio de las exportaciones argentinas-, el monto liquidado desde comienzos de año hasta fines de mayo asciende US$7.992 millones, un 26% por debajo respecto a igual periodo del año anterior. De ello se desprende que en los primeros cinco meses del año 2014 el BCRA compraba cerca del 35% de los dólares liquidados por los industriales y aceiteros. Este año el ratio ha disminuido a 16%”.
Pero estos datos aparentemente positivos, esconden una “trampa” cuando son leídos con mayor atención. “La performance del total de reservas en lo que va del año ha mejorado respecto a años previos. Este incremento junto con el récord de venta de dólar ahorro lograron cierta baja tanto en las expectativas de devaluación como en la brecha cambiaria”, admite el IARAF pero acto seguido señala: “Pero no todo lo que brilla es oro”.
El informe sostiene que, neteando de las reservas de rubros del pasivo que dan origen a una parte de ellas, principalmente los depósitos de los bancos comerciales en moneda extranjera en el BCRA y los préstamos de organismos multilaterales y otros bancos centrales, sólo el 50% de las reservas son “propias”. “Al 29 de mayo, las reservas informadas alcanzan los US$33.283 millones, de los cuales cerca de US$7.300 millones corresponden a cuentas corrientes en otras monedas y más de US$8.400 millones son otros pasivos del BCRA”, especifica el estudio.
Así, “si se considera el total de reservas informadas se aprecia una importante recuperación, dado que se ubican por encima del promedio del periodo enero 2013-mayo 2015. No obstante, si se realiza una depuración y se consideran sólo las reservas propias, las conclusiones cambian dado que el nivel actual es inferior al promedio del periodo analizado y representa una baja del un 38% y 13% respecto a igual mes de los años 2013 y 2014, respectivamente”, sostiene el informe.
Y cierra: “En definitiva, las reservas crecieron por endeudamiento. El endeudamiento del BCRA y del Tesoro marca el costo de intentar reactivar la economía sin crear nuevas presiones inflacionarias ni nuevas presiones sobre el tipo de cambio nominal”.

Un informe elaborado por el economista Gustavo Reyes del IERAL de Fundación Mediterránea advierte sobre evidentes claroscursos en la economía argentina actual: mientras algunas variables ‘micro’ han mejorado, “por debajo de la superficie los desequilibrios macroeconómicos se acentúan, en una dinámica que resulta insustentable en el tiempo”.
El documento señala que, cuando se comparan los datos del primer trimestre del 2015 con los del tercer trimestre de 2014, “se observa un lento camino de recuperación y por lo tanto, podría deducirse que ya no resulta necesario el ajuste en determinadas variables que parecía tan evidente unos pocos meses atrás”.
Entre otras cosas, Reyes sostiene que mientras la economía caía a un ritmo del 2,2%, la inflación anual ascendía a 40% y el dólar “blue” subía 7,7% mensual al cierre del tercer trimestre; ahora la actividad crece al 1,4%, el aumento del costo de vida se desaceleró al 30% y la cotización paralela de la divisa estadounidense se reduce 0,7% mensual.
“Por un lado, la recesión del 20145 junto con la tranquilidad del mercado cambiario, lograron desacelerar un poco la tasa de inflación. Por otro lado, este menor ritmo de aumento en los precios junto con la tranquilidad en el mercado cambiario y expectativas favorables para el 2016, permitieron un freno al proceso recesivo y una leve recuperación en el nivel de actividad”, explica Reyes.
Sin embargo, advierte que “los desequilibrios macroeconómicos se han profundizado y se materializan en una dinámica que no resulta sostenible en el tiempo”.
Las cinco variables ‘macro’ complicadas son las siguientes:
1) GASTO PÚBLICO: desde 2007 hasta la actualidad, el ritmo de aumento del gasto público ha sido mayor que el de la recaudación, generando déficits crecientes en las cuentas fiscales. En los primeros meses de 2015 este desfasaje se mantiene, ya que el aumento en las erogaciones (42%) continúa muy por encima de la recaudación (30%). Estos desequilibrios han generando, además de las recientes emisiones de deuda por parte del Tesoro, una creciente demanda de fondos al Banco Central.
2) SUBSIDIOS: buena parte del problema fiscal es explicado por la dinámica de los subsidios económicos, que a su vez se originan en el fuerte atraso de las tarifas de los servicios públicos. Tomando como base el mes de diciembre de 2001, el promedio de precios en Argentina aumentó a 12.38 en abril de 2015 mientras que los precios regulados crecieron solamente a 3.2.
3) BALANCE COMERCIAL: tomando como base la evolución de las exportaciones e importaciones en los últimos 4 meses, la Balanza Comercial de 2015 se proyecta a un déficit de 383 millones de dólares, comparado con un superávit de 6,6 mil millones de dólares el año pasado.
4) TIPO DE CAMBIO: Gran parte de la pobre performance de las exportaciones se relaciona con el bajo poder adquisitivo del tipo de cambio (atraso cambiario) y éste a su vez, con el notorio desequilibrio entre las tasas de devaluación y de inflación mensuales.
5) BANCO CENTRAL: las cuentas del Banco Central también presentan una dinámica muy difícil de mantener. En los pasivos, la deuda remunerada (Lebacs) creció 153% entre enero de 2014 y mayo de 2015; mientras que en los activos, si bien el stock de reservas se ha recuperado, lo ha hecho básicamente a través de endeudamiento externo del sector público. Las compras acumuladas del año hasta el 15 de mayo representan solamente el 67% de las realizadas en el mismo período durante 2014. Todo esto pone en riesgo el balance de la entidad financiera madre.
“Hasta las elecciones generales de octubre, difícilmente se vean avances, pero claramente la nueva administración que gobierne a partir de 2016 deberá atacar estos problemas rápidamente para poder encauzar la economía y evitar nuevos episodios de tensiones financieras y recesivas”, finaliza el informe de Reyes.

Un día después de que el ministro Axel Kicillof reiteró que en la Argentina no hay cepo al dólar y de que la escasez de la moneda estadounidense afecta a todas las economías del mundo, los economistas del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba (CPCE) plantearon que no hay dólares “para todos y todas” y que el cepo –que existe- es una consecuencia de la estructura productiva y financiera “desequilibrada”.
Mary Acosta y Guillermo Pizarro señalaron que una devaluación, nuevo endeudamiento o un ajuste fiscal –todas opciones que podrían instrumentar las próximas gestiones- no resolverían el problema de fondo. Consideraron que la administración de divisas es “indispensable” para sostener una estrategia de desarrollo. Bajo ese contexto señalaron que se debe determinar a qué grupo limitar (o no) la demanda de dólares.
Para explicar la política cambiaria, hay que plantear que las reservas del Central en el primer trimestre del año mejoraron 14,7% respecto al mismo período de 2014. En el caso de la balanza comercial, con las intervenciones sobre las importaciones, el superávit cayó fuerte. Hay un fuerte impacto de las importaciones de combustible, que este año se redujeron.
Otro elemento clave en el sostenimiento del tipo de cambio es la venta de dólar ahorro. Por ejemplo, hasta el 15 de abril ya se vendió el 66% de lo que se operó en todo marzo.
Sobre la liquidación de exportaciones, la tendencia es negativa en los últimos años. En el primer trimestre de este año, bajaron 29,5% respecto de igual lapso de 2014. Las mayores bajas interanuales coinciden con las brechas más amplias entre dólar oficial y paralelo.
Para analizar la disponibilidad de dólares es importante contabilizar los vencimientos de deuda; el más importante es en octubre próximo, cuando suman US$ 7 mil millones. Lo exigible en todo el año (incluyendo lo ya cancelado) son US$ 11 mil millones. Este calendario introduce tensiones en el mercado cambiario porque los fondos de pago salen de las reservas.
El contexto de todas estas medidas es un nivel de actividad que no se recupera y con una situación fiscal que, en el bimestre, acumula un déficit primario de $ 15 mil millones y uno total (incluyendo el sector financiero) es de $ 30 mil millones. El rojo es atendido principalmente por el Central.
Así, las perspectivas de las reservas, para el CPCE, podrían sintetizarse en tres escenarios. En el más optimista terminarían el año en US$ 28.900 millones y en el peor de los casos, US$ 16.900 millones.
Contener el tipo de cambio
El presidente del CPCE, José Simonella, señaló que el tipo de cambio está contenido por “el poder de policía” que ejercen distintos organismos del Estado. En esa política –comandada por el titular del Central, Alejandro Vanolli- entiende que el swap de China no juega un rol clave, ya que no soluciona los problemas del Central de actuar como prestamista de última instancia.
“Controlaron la brecha sin devaluación sino con fiscalización y con el dólar ahorro”, agregó. Apuntó también que el esquema permitió cumplir con el objetivo pero no es “sostenible en el largo plazo” por lo que el gran interrogante es cuándo “se destapa” el dólar.
A su entender, el sucesor del actual Gobierno debería devaluar en el corto plazo después de asumir y orientar los subsidios de manera puntual para reordenar el frente fiscal.  Por supuesto, dependerá de “cuánto poder político” tiene el que llega.

(DyN) – El presidente del Banco Central (BCRA), Alejandro Vanoli, aseguró que «la transición va a ser ordenada» una vez que cambie el Gobierno, en diciembre próximo, rechazó las «visiones apocalípticas» en torno a la economía y afirmó que en cuanto a las reservas internacionales «no hay nada que temer».
El funcionario, además, evitó contestar el número exacto de reservas de libre disponibilidad, al sostener que «entrar en ese debate es funcional a una deslegitimación que quieren hacer algunos actores que lamentan que la Argentina no esté en una crisis».
En diálogo con Radio Con Vos, el titular del BCRA enfatizó en cambio que «si la perspectiva fuera tan negativa, la brecha cambiaria no se hubiera reducido. En estos seis meses han aumentado más de 3.500 millones las reservas. En este sentido, desde el punto de vista de las reservas no hay nada que temer», remarcó.
Las reservas del Central cerraron ayer en 31.415 millones de dólares, lejos del récord histórico de 52.654 millones de dólares del 26 de enero de 2011.
Consultado sobre la transición tras el cambio de gobierno que se producirá en diciembre, contestó que «va a ser ordenada. Descarto cualquier visión apocalíptica».
En ese marco, reiteró sus opiniones en torno al mercado de cambios, al recordar que «hay desde hace más de un año la posibilidad de adquirir divisas» en el formato de «dólar ahorro».
«Las limitaciones porcentuales tienen que ver con la capacidad de ahorro de los argentinos, con acreditar que se tiene la capacidad contributiva a la compra de dólares», sostuvo, para luego mencionar que «conceptualmente es muy peligroso que candidatos presidenciales traten de instalar que existen regulaciones que no son razonables».
Al respecto, indicó que «en estos seis meses hemos incrementado en más de 50 por ciento los pagos de importaciones que se habían reducido el año pasado».
«La brecha cambiaria de 86 por ciento en septiembre pasado hoy está en torno a 40 por ciento», agregó.
Finalmente, Vanoli repitió que es «prematuro plantear modificaciones» en torno a la posibilidad de permitir mayores compras de dólar ahorro para reducir esa brecha.
«Es una respuesta que vamos a ir viendo gradualmente, hay tantos factores que afectan al sector externo de la Argentina, que me parece prematuro», sostuvo.

El presidente de la petrolera Shell en Argentina, Juan José Aranguren, afirmó que «el nivel de recursos que demanda la importación de gas está afectando a las reservas del Banco Central, al punto en que es causante del cepo (al dólar) que hoy tenemos».
El directivo agregó que «el principal obstáculo para el crecimiento (económico) del país es su estrecha dependencia de la importación de energía» y afirmó que «hay que transformar los recursos hidrocarburíferos que el país tiene en reservas, lo cual demanda capitales que hoy están disponibles en el mundo».
Durante una disertación que formuló en un seminario organizado por el denominado Grupo de ex Secretarios de Energía, Aranguren consideró que «en octubre próximo (por las elecciones presidenciales) tenemos la oportunidad para modificar lo acontecido en los últimos años en materia energética y producir lo suficiente para dejar de importar».
Al respecto, definió que a su criterio la futura política energética debería basarse en «tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario» en procura de «la seguridad energética (energía disponible) considerando su producción y su impacto en el ambiente habida cuenta del cambio climático».