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Con una inversión de U$S 45 millones, la conservera mendocina INCA busca recuperar su apogeo

El objetivo es poner en marcha líneas de producción para elaborar enlatados que hacía antes de su declive, como choclos en grano y cóctel de ensaladas de fruta; entrar en nuevas categorías como productos de pesca, harina, arroz y fideos; y reemplazar insumos importados por materia prima local, como pasta de tomate. 

INCA fue una de las principales alimenticias del país hasta el cambio del milenio. Tras quebrar en 2001 y entrar en concurso en 2017, la familia dueña de la empresa mendocina, con 85 años de historia, busca recuperar el apogeo de la compañía, que llegó a estar entre las exportadoras líderes del sector.

Con un plan de inversión de u$s 45 millones, el objetivo es poner en marcha líneas de producción para elaborar enlatados que hacía antes de su declive, como choclos en grano y cóctel de ensaladas de fruta; entrar en nuevas categorías como productos de pesca, harina, arroz y fideos; y reemplazar insumos importados por materia prima local, como pasta de tomate. 

Hoy, INCA conserva solo dos plantas: la principal, de tomate triturado, en San Rafael -la ciudad donde estableció su sede hace 75 años, en el barrio de Cuadro Benegas- y que actualmente elabora salsas de tomate, puré y extracto; y la segunda en Ramallo, provincia de Buenos Aires, dedicada a latas de legumbres. 

“En primer lugar, buscamos ampliar nuestra línea de productos terminados, incursionando en áreas poco explotadas, como el enlatado de choclo en grano, cuya importación en volumen de a millones podría ser reemplazada. Además, planeamos intensificar la elaboración de frutas enlatadas en todas las líneas, así como explorar nuevas categorías que se alinean con la capacidad y la identidad de nuestra marca”, destacó Alejandro Bestani, presidente y segunda generación de la firma.

Fundada en 1939 por su padre, Horacio, y sus tíos, Alejandro y Simón, la alimenticia tiene hoy 30 líneas de productos, que comercializa en todo el país a través de supermercados, mayoristas y distribuidores. Además de la marca propia, fabrica para terceros. En su esplendor, llegó a tener 1200 empleados trabajando a tres turnos, de los cuales quedaron cerca de 200. 

“En segundo lugar, nos comprometemos a desarrollar materias primas, abordando las deficiencias del mercado nacional, como la dependencia de la importación de pasta de tomate. Consideramos fundamental cubrir estas necesidades con producción local, lo que contribuirá al fortalecimiento del sector agrícola”, describió el empresario, cuyo abuelo introdujo a la familia en la actividad, comprando y vendiendo fruta, el puntapié de la compañía: INCA comenzó explotando sus propias plantaciones y se convirtió en el principal productor de frutas con carozo de la Argentina.

«Para respaldar los primeros pasos de este plan estratégico, asignamos un presupuesto inicial de u$s 15 millones para consolidar los productos existentes de nuestra cartera y expandirnos hacia aquellos afines. Además, se destinarán otros u$s 15 millones para el desarrollo agrícola y una tercera parte igual para la introducción de productos innovadores que no forman parte de nuestra oferta», detalló Bestani, quien también es presidente del Movimiento Nacional Pyme (Monapy).

Para eso, prevé la adquisición de tecnología de punta como la optimización de las instalaciones existentes. A futuro, no descarta la apertura de plantas en el país, «en un contexto de estabilidad económica», aclaró Bestani, y adelantó sobre la reactivación del comercio exterior: «Nos enfocaremos en la exportación hacia países vecinos y otros latinoamericanos, a pesar de los desafíos que puedan surgir debido a productos subsidiados que llegan a dichas regiones».

“Proyectamos un enfoque integral que nos permitirá diversificar la oferta, fortalecer nuestra cadena de suministro y consolidar la presencia nacional e internacional, con el objetivo de convertirnos en un referente destacado en la industria alimentaria”, resaltó.

Sobre la decisión del Gobierno de abrir las importaciones de alimentos y productos de limpieza e higiene personal que conforman la canasta básica, Bestani manifestó su preocupación y resaltó el valor de la producción nacional.

«Estamos convencidos de que el mercado argentino ofrece espacio para el crecimiento de empresas industriales de alimentos a gran escala, de mucho volumen. Creemos en la posibilidad de brindar una amplia gama de productos en diferentes categorías, encontrando lugar tanto en góndolas de tiendas y supermercados como en la mente de los consumidores con marcas prominentes, entre las cuales aspiramos a que INCA se destaque como una de las principales proveedoras a nivel nacional», argumentó.

Fuente: El Cronista

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