El que fue uno de los fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin, solía decir ” en la tumba tendremos mucho tiempo para dormir” y siguiendo esta línea necesitaba muy pocas horas de sueño para estar en forma. En su autobiografía, Franklin publicó que apenas necesitaba 5 horas de sueño cada noche. Se acostaba sobre las 23h y se despertaba sobre las 4h de la madrugada.
En cambio Albert Einstein, reputado físico alemán de origen judío y considerado uno de los científicos más populares del siglo XX reconoció que necesitaba al menos 10h de sueño al día, además de varias siestas.
No obstante una de las costumbres más excéntricas pertenece a Salvador Dalí. Para el famoso pintor y escultor, una buena siesta era la que él llamaba “el descanso de una cuchara”. Asiendo una cuchara metálica con tan solo dos dedos de su mano izquierda y colocando un plato en el suelo justo debajo, se quedaba dormido. Tan rápido como la cuchara caía al suelo y golpeaba el plato se despertaba. Según él esas siestas de apenas unos minutos o menos eran suficientes para revitalizar su alma física y psíquica.
Napoleón Bonaparte también tenía algunas excentricidades a la hora de dormir. En periodos de guerra pasaba varias noches seguidas sin dormir pero cuando lo hacía no le despertaban ni el ruido de los disparos ni de los cañonazos. Finalizadas las campañas de guerra dormía más de 18h seguidas. Cuenta la leyenda que le gustaba dormir con los pies apuntando al norte y que cuando le preguntaron acerca de cuanto debían dormir las personas contestó “6h los hombres, 7hlas mujeres y 8h los tontos”.
Leonardo Da Vinci, pintor, ingeniero y escultor entre otros, tenía una técnica de descanso bastante peculiar. Solía dormir 20 minutos cada 4 horas lo que le permitía estar más horas despierto.
Sin categoría