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Diario del año del loquero / Newsletter de Mauricio Llaver

El año 2023 es demencial, y como no se puede predecir cómo terminará, está bueno dejar registro de algunas cosas que están sucediendo. Para que alguna vez miremos hacia atrás y tomemos conciencia de lo que estamos atravesando en estos tiempos.

27 de agosto 2023

Faltan ocho semanas para las elecciones generales a presidente de la nación. Las sensaciones marcan que Milei está en punta y creciendo; que Bullrich quedó en el medio del sándwich, atrapada por el discurso de Milei, y que Massa no levanta mucho, pero le alcanzaría con la caída de Bullrich para entrar a la segunda vuelta. Los encuestadores dicen más o menos lo mismo, pero hace rato que no aciertan un pleno en ninguna elección, así que no son ninguna garantía.

Milei y Massa no se critican mutuamente y Bullrich denuncia que han hecho un pacto para polarizar entre sí y dejarla fuera de la segunda vuelta (quizás ella busque polarizar con los dos juntos). No sé si es cierto, pero de algo estoy seguro: los votos de los ciudadanos no se definen por acuerdos de cúpulas. Y los ciudadanos, munidos de un teléfono todopoderoso, ya no obedecen a ningún líder y son inmanejables.

Un grupo de periodistas uruguayos le preguntó a Pepe Mujica por Javier Milei. Respondió: “Socorro, no porque sea de derecha, me parece que es un loco”. Después lo consultaron sobre la propuesta de Milei de no tener relaciones con China: “¿Y a quién le va a vender la soja y todo lo demás?”.

Esta semana volvieron algunas de las peores imágenes de la Argentina: los saqueos y la violencia, donde generalmente pierden los que menos tienen (pregúntenle al pobre carnicero de Las Heras). El piquetero Raúl Castells arrimó imprudentemente su cuello a la espada de la Justicia al afirmar que fue una acción coordinada a nivel nacional. Rody Suarez le debe haber prendido una vela en agradecimiento, porque Castells le dio carácter nacional al asunto y lo desplazó de la discusión provincial.

Los alborotos en el Gran Mendoza, Zona Este y Valle de Uco dejaron sus números: 66 detenidos y 37 imputados. Aparecieron allí figuras jurídicas como “robo agravado en banda y en poblado”, “instigaciones e intentos de saqueos”, con penas que van de 6 a 20 años de prisión no excarcelables. Como para que la próxima lo piensen mejor.

La portavoz del gobierno nacional, Gabriela Cerutti, dijo que los saqueos habían sido orquestados por seguidores de Milei y de Juntos por el Cambio. El propio gobierno la desmintió y dijo que sus palabras eran responsabilidad exclusiva de ella. O sea que Cerutti sólo fue la portavoz de la portavoz.

El politólogo Andrés Malamud hizo la siguiente advertencia, con voz suave y potencia de bomba: “Milei, haciendo la mejor elección del mundo, no llega al tercio de las dos cámaras en el Congreso de la Nación. Un presidente minoritario no llega al quorum, (pero) un presidente híper minoritario no llega al tercio, que es lo que le garantiza el escudo legislativo para evitar el juicio político. Los presidentes que no llegan al tercio, no terminan el mandato”.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, se recuperó de la mudez y anunció que la Argentina ingresará al grupo BRICS, una alianza de países con economías emergentes compuesta por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Representan el 40% de la población y el 24% del Producto Bruto Interno mundial, con lo cual ya sabemos que nos estamos sumando a países que producen menos de lo que deberían.

El anuncio sorprendió a todos, y empezaron las especulaciones de si vale la pena superponer alianzas con países con los ya tenemos relaciones duraderas (Brasil, Mercosur), con otros que ya son socios comerciales importantes (China, soja, carne), con parias internacionales como Rusia (con su economía bloqueada por la invasión de su vecina Ucrania) o con economías con perfiles similares a la nuestra (Sudáfrica). Pero el futuro del actual gobierno es tan incierto que no habría que hacerse mucho problema con este tema.

El Fondo Monetario Internacional le transmitió lo siguiente, por escrito, al ministro de Economía y candidato, Sergio Massa (el subrayado corre por mi cuenta): “Para alcanzar el déficit fiscal primario acordado de 1,9% del PIB este año sigue siendo esencial apoyar la estabilidad económica y financiera. Los esfuerzos se centran en reforzar los controles de gasto con medidas iniciales dirigidas a actualizar las tarifas de la energía y contener los salarios públicos y las pensiones”.

Massa estuvo esta semana con el presidente del Paraguay, Santiago Peña, y hablaron sobre un cobro de peajes en la Hidrovía Paraguay-Paraná. Parece que hubo un malentendido entre lo que se dijo ahí y lo que se hizo después, porque Peña declaró que “probablemente no le compraría un auto usado a Sergio Massa”.

Los índices de inflación de agosto vienen dando bastante mal, después del arrastre que traíamos y la devaluta mal hecha a la mañana siguiente de las PASO. Los dos dígitos se dan por seguro, y las estimaciones transitan entre el 12 y hasta el 18 por ciento para todo el mes, que aún no ha terminado. Pero todavía falta lo peor, y es que lo que más vuela son los precios de los alimentos.

Lo peor de la devaluación no son los efectos que ya estamos viviendo, sino que todos damos por descontado que se hizo más o menos por la mitad. Y que las ventajas de los primeros días (una competitividad 22% mayor para las exportaciones) se disuelve en un par de meses. Un escenario probable sería que en octubre todos prevean que después de las elecciones viene otra devaluación, y se adelanten con los precios para cubrirse, por las dudas. Y que el gobierno llegue a las urnas con otra aceleración inflacionaria. Es la Argentina, señores: por supuesto que puede suceder.

Las paritarias de los gremios más fuertes han pasado a ser semestrales, porque ya se sabe que un año es una eternidad en el loquero argentino. Camioneros, Alimentación, Neumáticos, UOM, están cerrando acuerdos de entre el 60% y el 70% para el semestre. A ver si adivinamos: ¿Quién pagará el traslado de esos costos para las empresas?

Esta semana tuve por primera vez en mis manos el nuevo billete de 2.000 pesos, gracias a un cajero automático que me sorprendió con ese papel crocante. Es el billete de máxima denominación de la República Argentina, y equivale, al cierre del viernes, a 2,73 dólares.

Lo que viene no será más cuerdo. Joaquín Morales Solá escribió sobre las perspectivas para las elecciones del 22 de octubre, y tituló: “Sesenta días tan largos como la eternidad”. El economista Jorge Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea, se proyectó directamente al ballotage del 19 de noviembre, aunque no fue mucho más optimista: “Una invitación a navegar 90 días sin GPS”.

(Todo lo expuesto más arriba es de conocimiento público y esto es sólo una modesta recopilación de hechos. Sospecho que habrá muchas más noticias para este boletín. Como decía Tato Bores, “atenta la neurona, vermut con papas fritas, y Good Show”).

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