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La «Blitzkrieg» mileísta (nadie me dijo que habría días como estos) / Newsletter de Mauricio Llaver

31 de diciembre 2023

Nobody told me there’d be days like these, strange days indeed  (John Lennon)

Las reformas que propone Milei son una Blitzkrieg (“Guerra Relámpago”) con implicancias económicas, jurídicas, sociales y educativas que afectarán nuestras vidas y nos moverán de nuestra zona de confort. Pero no olvidemos que esa “zona de confort” significa un país con 40% de pobres, diferencias sociales nunca vistas en la Argentina, una decadencia frustrante y agotadora, y un doloroso goteo de exiliados que nos desgarra internamente y nos descapitaliza para las décadas por venir.

NADIE ME LO DIJO. En una canción que se editó unos años después de su asesinato (“Nobody told me”, 1984), John Lennon cantaba “Nadie me dijo que habría días como estos, días extraños, realmente”. Algo de eso estamos viviendo en este diciembre extraordinario, en un fin de año inimaginable apenas unas semanas atrás. La Argentina está en un torbellino de cambios que no deja respiro, después de un año aplastante. Un solo dato grafica lo que hemos experimentado en estos 365 días: a principios de enero de este año que termina, Alberto Fernández (uno de bigotes, ¿se acuerdan?) pidió juicio político para la Corte Suprema de Justicia. El paisaje, desde entonces, se ha tornado totalmente diferente en cuanto a los personajes centrales del drama argentino y las expectativas que se han abierto con el cambio de gobierno.

BOA CONSTRICTORA COME BOA CONSTRICTORA. En la Argentina estamos en un escenario que podría definirse como “boa constrictora come boa constrictora”. La primera fue el DNU de más de 600 decretos desreguladores de la semana pasada, que nos había dejado atontados por unos cuantos días. La segunda llegó cuando todavía no absorbíamos la primera: la Ley Ómnibus, que propone modificar otras 664 leyes, aunque esta vez con el voto del Congreso. Como muchas se solapan, una estimación habla de 1.030 artículos en total, que serían probablemente el game changer más grande de la historia argentina. Primero una boa se tragó un animal más grande que ella, y cuando lo estaba empezando a digerir apareció otra que se tragó a la primera. Algunos se preguntan cuándo terminará esa digestión, y otros se interrogan sobre si no aparecerá en algún momento otra boa más grande todavía.

UNA BRÚJULA AHÍ. En los próximos meses vamos a necesitar una brújula para transitar por nuestra vida cotidiana, porque el DNU desregulador ya entró en vigencia y hoy, por ejemplo, ha caducado la famosa Ley de Alquileres, entre otros centenares de leyes. Ni hablar de la desregulación de internet satelital, la medicina prepaga y las obras sociales, la política de cielos abiertos para la industria aérea o la sencilla restitución de las recetas médicas electrónicas. Sólo eso hubiera llevado meses de negociaciones en un gobierno convencional, pero el ritmo arrollador del gobierno de Milei no deja respiro e impide que se pueda parar la pelota. Cuando uno quiere sentarse a discutir un proyecto, ya le colaron otros veinticinco por el costado.

ATAJANDO PENALES EN EL CONGRESO. Con tantos decretos y leyes dando vueltas, primero habrá que saber qué es lo que está en vigencia y lo que no. Digo, saber si algo ya salió por decreto o si todavía falta su aprobación por el Congreso, porque allí la tarea de atajar penales es doble: primero tienen que votar si el DNU es válido (mientras ya se está aplicando), y después tienen que analizar la Ley Ómnibus. Entre ambas cosas, hay un volumen de decisiones, debates y horas de trabajo que seguramente influirán en el resultado final. No sorprendería que en algún momento el Congreso reconozca que no puede absorber tantas cosas y muchas simplemente pasen, voluntaria o involuntariamente. Mientras, la Corte Suprema de Justicia aceptó analizar el DNU, pero empezó girándoselo al Procurador y advirtiendo que será después de la feria judicial. Como nunca hemos experimentado un vendaval de iniciativas parecido, no hay manera de anticipar cómo puede terminar.

UN CAMBIO DE AGENDA EN LA ARGENTINA. Más allá del resultado final, no hay dudas de que Javier Milei ya produjo un cambio de agenda en la República Argentina. El fracaso de décadas le permitió instalar nuevas ideas en el debate público, que al principio sólo parecían atractivas para un panelista exótico de televisión, pero que hoy rigen la orientación fundamental de su gobierno. Desde ese punto de vista, el cambio realmente causa impresión. El casi monopólico discurso del kirchnerismo sobre el Estado presente (aunque lo estuvieran fundiendo y nos empobrecieran al mismo tiempo) ha dado paso a ideas de un espíritu opuesto, que constituyen un paradigma que, si logra sostenerse, será muy distinto del anterior. El impacto del fenómeno Milei quizás sea mucho más profundo de lo que suponemos.

INTERCAMBIO “X / TWITTER” DE LA SEMANA. Axel Kicillof, después de una entrega de viviendas en Salto, provincia de Buenos Aires: “Los que quieren ajuste y recorte de fondos deberían venir a #Salto a ver la emoción del pueblo y la felicidad de las familias que hoy pueden acceder a su nuevo hogar (…)  Entregamos 36 viviendas para reconocer a los vecinos y vecinas un derecho fundamental”.

Respuesta del diputado Fernando Iglesias: “Si cada casa costara 100.000 dólares, con los 16.000 millones de dólares que te patinaste con lo de YPF se podrían construir 160.000 casas. ¿Vos por qué número vas, Axel?”

COSAS DEL ALMA: EL TEJIDO DE LOS ACTOS FELICES. Texto insuperable del escritor español Manuel Vicent: “Un día en el café Gijón sorprendí a un poeta maldito, absorto en sus pensamientos. Le pregunté si la gravedad de su rostro obedecía a que estaba elaborando algún verso insigne. ‘Así es’, me contestó. ‘En este momento me debato en la duda de pegarme un tiro en la boca o tomarme un helado de fresa’. En el monasterio de Kopan, en el valle de Katmandú, me dijo un Maestro Venerable: si quieres saber hasta qué punto eres feliz y no lo sabes, cómprate una libreta y apunta en ella cada noche cinco pequeños hechos agradables que te hayan sucedido durante el día. Anota solo las sensaciones placenteras insignificantes, las alegrías ínfimas, no los sueños desmesurados. Esta mañana me ha despertado el sol en la ventana y he comprobado que esta vez no me dolía la espalda. El perro me ha saludado con el rabo. El dueño del bar, donde suelo desayunar hojeando el periódico, hoy se ha negado a cobrarme la ración de churros. He leído la crónica deportiva: ayer ganó mi equipo. El autobús ha llegado puntual y en la parada me han conmovido las palabras de amor que una madre le dirigía a su niña que se iba al colegio. Le he preguntado al médico por los análisis y me ha dicho que todo está bien. Al llegar a casa después del trabajo me arrellano en el sillón para ver una película en la tele mientras me tomo un gin-tonic. El Maestro Venerable aseguró que después de un tiempo en esa libreta se habrá formado un tejido básico de actos felices, de sutiles placeres efímeros, muy consistente, que sin darnos cuenta sustenta firmemente toda nuestra vida y de paso resuelve la duda del poeta. De momento bastará con un helado para evitar que se pegue un tiro (…) El Maestro Venerable, en medio de aquel aire transparente que bajaba del Himalaya, dijo que de todas las flechas aciagas que la vida nos lanza casi ninguna da en el blanco. Caen a nuestro alrededor y somos nosotros los que las arrancamos del suelo y nos las clavamos en el corazón, en la mente o en el sexo. Tal vez esta enseñanza podría servir al poeta para enhebrar uno de sus versos más excelsos: sale el sol, estoy vivo”.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. Con una gran nostalgia, esta semana tomé una de las pocas botellas de The Secret Marriage que me van quedando, sabiendo por anticipado que no va a haber más. A ese vino lo imaginamos con Marcelo Pelleriti en una charla que tuvimos en Francia y se resolvió mucho más sencillamente de lo que me figuraba. Yo esperaba probar varios vinos y participar en el corte, pero un día el Marcelo me cayó con una muestra de la bodega y me dijo “probala, a ver qué te parece”. Era una bomba de sabores, así que ahí se acabó la discusión: The Secret Marriage fue aquel corte 2010 que yo jamás hubiera logrado con mi entusiasmo de aficionado. Como hicimos sólo 300 botellas, con los años se fueron agotando, y esta semana abrí una de las últimas con mi amigo José Manuel Ortega Fournier, que me invitó a cenar a Brindillas, un lujo mendocino con una estrella Michelin. El vino estuvo a la altura de la cena, con una fruta y una frescura asombrosas para una cosecha que pronto va a cumplir 14 años. The Secret fue un gusto en la vida y me consta que les generó placer a muchos de quienes lo probaron, la mayoría amigos y amantes del buen vino. Sólo con eso, ha cumplido con su función en este mundo.

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