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Pacto del 25 de Mayo: Una utopía que nos abre una nueva oportunidad / Newsletter de Mauricio Llaver

3 de marzo 2024

La noche del viernes ha sacudido a toda la Argentina, con un discurso del presidente de la Nación que llegó a los 51 puntos de rating, como si fuera un partido de la Scaloneta. El vértigo y la acción son tan apabullantes que trataremos de ir por partes, sabiendo que es imposible comentar cada párrafo de un discurso que asoma para quedar en la historia de la república.

Desde su apertura de sesiones del Congreso, Javier Milei merece una consideración distinta entre los argentinos, porque ha salido de un universo centrado en la economía para transformarse en una referencia de dimensiones políticas fundacionales. Y ha logrado lo que muchos consideran esencial en la acción política: modificar todo el tablero con una sola decisión. El Pacto del 25 de Mayo pasa a ser un elemento central de los próximos meses en la vida política argentina, y ese nuevo horizonte es resultado del contundente golpe de efecto del presidente de la nación.

Sin que Milei utilizara ese concepto, el Pacto (texto completo al final de la nota) recuerda al de tabula rasa con el cual convocó a Juntos por el Cambio a unirse para derrotar a Massa la noche de la primera vuelta electoral. En síntesis, lo que dijo en la Asamblea Legislativa fue: “Si hacemos esto que propongo, me olvido de todo el pasado”. Aunque lo dijo después de haber dejado claro que les tenía contadas las costillas a todos.

Milei tiene clarísimo que su gran aliado sigue siendo el hartazgo con la decadencia argentina. Allí está esa “mayoría silenciosa” de “argentinos de bien” que labura, sueña, y se desgarra cuando sus seres queridos emigran por falta de oportunidades. Allí están los sujetos finales de su discurso, que lo están bancando en un bruto ajuste sobre los bolsillos gracias a que Milei encontró el enemigo perfecto para adjudicarle todas las responsabilidades: “la casta”.

En cuanto a “la casta”, que dejará de serlo si lo acompaña en su idea refundacional, hay que reconocer que Milei sabe enumerar sus privilegios y actuar sobre ellos: aviones, asesores, jubilaciones insultantes y un largo etcétera. Todos sabemos que, en términos económicos, esos gastos son insuficientes para corregir el desastre, pero el presidente sabe actuar con mucha habilidad sobre el impacto simbólico de sus medidas de ataque.

Lo que Milei ha propuesto el viernes, cuando ya se mostró como un distinto desde la elección del horario de la asamblea, es que la Argentina tenga una nueva utopía. Nada más ni nada menos. El Pacto es una propuesta de sumar a todos detrás de un nuevo horizonte, un “faro del mundo” con la luz de un pasado glorioso como referencia: el 25 de Mayo de 1810, Córdoba “la docta”, o la época en que teníamos “una de las tres economías más importantes del mundo”. Con las limitaciones de todos los mitos, el presidente plantea un regreso a un tiempo que fue mejor, envuelto por el imaginario nostálgico de la patria que construyeron nuestros abuelos.

Comenzando por el nombre en sí mismo, y siguiendo con la tipografía en que está redactado el documento oficial, la nueva utopía remite a un pasado de grandeza y ofrece un renacimiento sobre las mismas bases que nos llevaron a aquella grandeza. Ese pasado es discutible, falible, cuestionable, pero no hay dudas de que, en nuestro inconsciente colectivo, lo percibimos como un país que ofrecía mucho más futuro y esperanzas que el actual.

La fecha utópica del próximo 25 de mayo, a partir de la cual la política argentina se empezó a reordenar desde el mismo viernes a la noche, le extiende al gobierno una ventana de casi tres meses para el sinceramiento de la economía. Para ese entonces, si todo continúa como hasta ahora, el gobierno podría: 1- Haber consolidado el equilibrio fiscal con probables superávits que comenzaron en enero 2- Haber consolidado precios relativos de la economía que venían sujetos a grandes distorsiones (como combustibles, que ya casi están, o parte de las tarifas energéticas). 3- Disponer de excedentes monetarios gracias a que congeló a valores nominales el presupuesto 2023 y sus estimaciones de recaudación. 4- Estar muy cerca de un levantamiento del cepo monetario en caso de que el dólar blue siga cayendo, y registrar inflaciones de alrededor de un solo dígito.  5- Estar ingresando liquidaciones de dólares de la cosecha gruesa del campo. 6- Estar muy cerca (o quizás haber concretado) un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que observa que con este presidente las cosas parecen ir en serio, lo cual ayudaría a completar lo más doloroso del ajuste homérico que estamos transitando.

Es bueno recordar que, en política, las opciones se suelen reducir dramáticamente a la hora de inclinarse por una figura u otra, por un partido u otro o por un modelo de país u otro. Aun con todo el desorden en que venimos catapultados en estos meses vertiginosos de Milei, el planteo esencial de su impulso es: lo viejo o lo nuevo, la decadencia o la esperanza, los laburantes o los gordos de la CGT, “la casta” o “los argentinos de bien”. En esas encrucijadas históricas tajantes, Milei corre con la ventaja de su honestidad intelectual, ya que está haciendo lo que prometió que iba a hacer. Y el Pacto del 25 de Mayo le imprime a su proyecto una aceleración y una dimensión utópica mucho más fuertes.

Afortunadamente para los mendocinos, las bases que propone Milei no están muy lejanas del camino que emprendió nuestra provincia hace ocho años: gobierno austero, equilibrio fiscal, Ficha Limpia, impuestos menos asfixiantes, control del espacio público, descuentos por días no trabajados. A lo que podemos sumar (y Milei, inquietantemente, no habla de eso), la recuperación del concepto de educación pública como instrumento del ascenso social. A su manera, Cornejo fue una especie de Milei avant la lettre, y si las cosas se acomodaran en el país, contaríamos con dos ventajas fundamentales: ya estaríamos ordenados para una Argentina que despegue económicamente, y al frente tendríamos al mismo gobernador que decidió hace ocho años adoptar aquellas medidas de reglas sanas y sentido común.

Desde el discurso de Milei hay un nuevo ánimo en la Argentina. Ahora queda por ver cómo se desarrollan las cosas. Pero no puede ignorarse que el presidente está dispuesto a usar todo lo que tiene a su alcance para empujarlo. Y que es capaz de sacudir al país con una convicción pocas veces vista, presagiando una senda de futuro que puede ser mejor. Ojalá esta vez los dioses (o las Fuerzas del Cielo) decidan darnos una última oportunidad.

PACTO DEL 25 DE MAYO

1. Inviolabilidad de la propiedad privada.

2. El equilibrio fiscal innegociable.

3. La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno.

4. Una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.

5. La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual.

6. Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.

7. Una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal.

8. Una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación.

9. Una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados.

10. La apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global.

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