Mendoza

Parece que hay un plan (después de 34 meses) / Newsletter de Mauricio Llaver

Sólo la sospecha de un rumbo despertó expectativas favorables / Pero Massa es el mismo de siempre / Una buena: por lo menos no parece apuntar a Venezuela / Viene un ajuste, guste o no guste / La crisis económica tiene problemas objetivos / Ex funcionarios: de laburar en el sector privado, ni hablar / Cristina y su juicio por jefa de una asociación ilícita / La cultura devastadora de vivir de los planes / Y un vino, por supuesto.

31 de julio 2022

POR LO MENOS, PARECE QUE HAY UN PLAN. Después de 34 meses de gobierno del dúo Fernández & Fernández, parece que por fin tienen un plan económico. Todavía no sabemos cuál es, porque Sergio Massa lo explicitará el miércoles, pero es un avance considerable al lado de lo que traíamos hasta ahora. Massa ha arrancado con una primaverita financiera, con caída de los dólares no oficiales y del riesgo país, así que llegará a su anuncio con expectativas favorables. El primer dato para el análisis es que, por fin, parece que habrá un rumbo. Resta saber cuál es ese rumbo y, sobre todo, si es cumplible en las actuales condiciones. Hasta que no lo veamos en marcha, no hay mucho por opinar.

EL TRÍO MÁS MENTADO. Cuando se mira el fracaso de Silvina Batakis (24 días en el ministerio, con eyección de su cargo mientras volvía de una misión oficial en Washington) surge la pregunta de por qué el gobierno perdió tanto tiempo con su designación, cuando Massa ya se había puesto el traje antes de que renunciara Guzmán. La interpretación es simple: Cristina no lo quería. Que ahora lo haya aceptado, es una medida de su preocupación por el descalabro. Massa sigue siendo el mismo de siempre: el sinónimo del oportunista argentino, el “Ventajita”, el que le dice a cada uno lo que quiere escuchar, y el que había prometido meter presos a los corruptos de La Cámpora y no volver más al kirchnerismo. Con Massa como tercero en el experimento Fernández & Fernández, llega el interrogante de cómo se manejará el trío más mentado. Me arriesgo: por unos meses, Cristina se correrá y le dejará el campo libre a Massa para que estabilice las cosas. De lo contrario, en lugar de que nos desgobiernen dos, nos desgobernarán tres. De Alberto ya no vale la pena decir mucho. Alberto ya no existe.

UNA A FAVOR DE MASSA. Voy a decir una a favor de Sergio Massa: dentro de un gobierno delirante, por lo menos no amenaza con un rumbo donde la utopía es Cuba o Venezuela. No habla de los poderes hegemónicos, de la maldad de Clarín, de los empresarios que explotan al pueblo, ni ninguna de las pavadas habituales del kirchnerismo. Puede que ahora el gobierno juegue plenamente a todas las puntas: Cristina tiene su discurso de falsa progresista, retrógrado y fracasado; Alberto es un elemento neutro, un muñeco de ventrílocuo que va en cualquier dirección; y Massa parece tener una agenda un poco más sensata. Aunque queda por verlo dentro de la cancha, con la pelota rodando por el césped.

VIENE AJUSTE, GUSTE O NO GUSTE. La calma de los mercados de estos días no debe distraernos de que la economía argentina tiene graves problemas objetivos. Por ejemplo, que el Banco Central cerró el mes de julio con ventas por 1.275 millones de dólares, la mayoría relacionadas con importaciones de energía. Esos problemas, sumados a los subsidios, la emisión, los planes sociales, la pobreza, la inflación, no se van de un día para otro. Cuando baje la espuma de la designación de Massa (mejor dicho, de la aparición de un horizonte en la economía), lo que asoma es el ajuste de los descalabros que ha hecho este mismo gobierno. Y eso tendrá un costo, que los Fernández y Massa deberán administrar. ¿Qué pasará con los piqueteros? ¿Qué pasará con los que sobreviven con planes? ¿Qué pasará con el discurso oficial si, como se dice, se habilita un dólar MEP para el campo, que hasta hace cuatro días era el principal enemigo de la patria según el propio gobierno?

VIENE AJUSTE, GUSTE O NO GUSTE (II). Cuando algo se tiene que ajustar, es porque previamente está desajustado, ya sea una tuerca, un tornillo o un presupuesto de una nación. Lo más grave de hoy no es haya que hacer un ajuste, sino que el gobierno desajustó irresponsablemente todas las cuentas del país desde que asumió. En agosto de 2019 (mes de las PASO del triunfo del experimento F&F), el déficit era del 0,1% del PBI. Hoy está en alrededor del 6,5%, con muchos más pobres, infraestructura en retroceso, y muchos más subsidios energéticos por remontar. Ese desastre es lo que condiciona todo lo que ocurre hoy.

NO OLVIDAR EL JUICIO A CRISTINA. Mientras todos hablan de la llegada rutilante de Massa, este lunes comenzarán los alegatos del fiscal Diego Luciani contra Cristina Kirchner por la causa Vialidad. El juicio es oral y público, así que de una manera u otra conoceremos las acusaciones, para las cuales el fiscal ha pedido nueve días de exposición. Cristina está acusada de ser la jefa de una asociación ilícita para direccionar la obra pública en Santa Cruz en favor de Lázaro Báez, y tiene la obligación de escuchar los alegatos, aunque sea por Zoom. Eso también va a ocurrir estas semanas, y merece toda nuestra atención.

¿NINGUNO SE VA AL SECTOR PRIVADO? Daniel Scioli duró apenas 43 días como ministro de Producción, y lo mandaron de vuelta como embajador en Brasil (para que Bolsonaro se siga burlando de nosotros); a Batakis la humillaron internacionalmente, pero cazó sin chistar un conchabo en el Banco Nación; Mercedes Marcó del Pont fue eyectada de la AFIP y la acomodaron en la Secretaría de Asuntos Estratégicos que Béliz le tiró al gobierno por la cabeza (¿qué calificación tendrá esa mujer para ese puesto?). Y así muchos otros, que cambian de oficina con los impuestos que pagan los que producen o con la inflación por emisión que empobrece a todos. Una pregunta: ¿Ninguno ha probado con trabajar en el sector privado? ¿Serán capaces de sobrevivir sin la teta de un Estado colapsado por gente como ellos?

LA CULTURA DE VIVIR DE LOS PLANES. Esta semana hizo eclosión en la opinión pública algo que todos sabíamos, pero que hasta ahora no se había explicitado en toda su dimensión: muchos compatriotas están muy cómodos viviendo (mal o bien) de los planes sociales, y trabajar para ganarse la vida está fuera de su paradigma. Eso es lo que resume el caso de la mujer que subió su opinión a las redes sociales y después se paseó con su verdad por los canales de televisión. El problema es que quienes piensan así ya son millones, y no distinguen entre el gobierno que les deposita sus pesitos de mantenimiento y la institución del Estado, el cual, en teoría, los ayuda temporalmente hasta que se reinserten en el mundo laboral. Mucho menos se imaginan que el dinero para sus planes sale de los impuestos de los boludos que trabajan. El testimonio de esta pobre mujer (pobre de espíritu, digo) no sólo es desmoralizante para quienes conservan los viejos valores de sus abuelos, sino una enorme advertencia sobre las dificultades de los tiempos por venir. La Argentina está rota en muchas cosas, y ya lo sabíamos, pero pocas son tan gráficas como las palabras de esta chica.

VIVIR DE LOS PLANES: UN CONTRASTE MENDOCINO. Una noche de esta semana fui invitado por el Grupo Broda a un “Incontro DiVino”, donde además de los anfitriones Joaquín y Santiago Barbera había empresarios, funcionarios y creadores de todo tipo. Eso era otro mundo, donde se hablaba de proyectos, de historias de empresas y de pensar a la economía desde la solidaridad. Cuando me tocó presentarme, hice alusión al caso de la mujer de los planes y, como estábamos en La Marchigiana, puse como contraste al ejemplo de María Teresa Barbera. Qué lejos están ambos mundos. Cuando estaba embarazada, María Teresa trabajaba hasta el día de su parto, y cuando se reponía volvía a la cocina con su bebé en brazos. Y seguía trabajando, y sus nietos se enorgullecen, 70 años después, de promover todos los días la cultura del trabajo. Que después de tantos casos inspiradores como el de María Teresa hayamos llegado a la historia de esta otra chica, es sencillamente devastador. Y habrá que trabajar muchísimo para revertir esa decadencia cultural.

Y UN VINO, POR SUPUESTO. La música y los vinos tienen algo en común. Un día me levanto con ganas de escuchar algo ligero, otro con ganas de algo más clásico, y otro con ganas de algo más potente. Con los vinos me pasa lo mismo, y a veces tengo ganas de tomar un blanco tranquilo, otras veces un tinto, un espumante, un vino ligero de beber o alguno de esos que dejan temblando las papilas. Hace unos días me dieron ganas de uno de estos últimos, y abrí un Huentala Block 3 La Isabel Estate Malbec 2019 Gualtallary, que el enólogo Pepe Morales elabora para Julio Camsen. Y no me equivoqué. Es uno de esos vinos concentrados, profundos, de color bien oscuro, que hay que dejar abiertos un buen rato después de haberlos guardado en la heladera, para que no se calienten mientras respiran en la botella. Vale la pena tomar esa precaución, porque lo que viene después es notable: un vino equilibrado, perfecto para una carne o una pasta con una salsa pesada, del que van apareciendo capas y capas de sabor. Las uvas están plantadas a 1.400 metros de altura y, si bien el proyecto es relativamente reciente, el potencial de La Isabel Estate ya se va trasladando a vinos de muy alta calidad.

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