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Registros de un cambio cultural / Newsletter de Mauricio Llaver

7 de abril 2024

REGISTROS DE UN CAMBIO CULTURAL. En el discurso político argentino se está dando un cambio cultural muy apreciable y es bueno dejar registro de algunas cosas. Dos ejemplos tienen que ver las conmemoraciones del 24 de marzo y del 2 de abril, donde el gobierno nacional propuso una visión notablemente distinta de la predominante en los últimos 20 años (con una excepción menos enérgica que la actual en el gobierno de Macri), y salvo en algunos sectores muy ideologizados, al resto no se le parece haber movido un pelo por el nuevo discurso oficial. Entre las cosas que sucedieron, el 24 de marzo se mostró en un video que los militares represores no habían llegado a la Argentina en un plato volador, sino que antes de aquella fecha habían existido asesinatos y violaciones a los derechos humanos, para colmo dentro de un gobierno constitucional (el peronismo de 1973 a 1976). Y el 2 de abril, el presidente Milei fue capaz de decir con convicción, sin que sonara a discurso pour la galerie, que es hora de terminar con los ataques a las fuerzas armadas desde la propia política, y que hay que integrarlas, junto a los veteranos de Malvinas, en el Pacto de Mayo. Hace unos pocos meses, si alguien decía cosas como esas, se arriesgaba a las peores acusaciones de parte del relato oficial.

REGISTROS DE UN CAMBIO CULTURAL (II). Guillermo Oliveto, especialista en consumo: “Es imprescindible asumir que el proceso actual no sigue los patrones de una evolución, sino de una disrupción. Es un antes y un después. ¿En qué? En mucho. Y además, va muy rápido. Tomando la impronta de la tecnología, viga estructural de este siglo, busca la velocidad exponencial. Siendo así, es natural que los mercados se estén reconfigurando de manera acelerada y con profundidad. No se trata de cambios cosméticos, sino de alteraciones que tienen magnitud y densidad. Si antes ganaba el que tenía stock, hoy el éxito se acerca al que mejor interpreta el juego de la seducción. Pasamos de un mercado de oferta a uno de demanda. Antes había que abastecer porque te venían a comprar, ahora hay que conquistar porque hay que vender. El consumidor ha vuelto a ubicarse en el centro del escenario iluminado por una luz cenital. Allí se concentra hoy todo el foco de atención de las empresas y sus marcas. En tiempos tumultuosos como el actual, los negocios dependen, en buena medida, de la capacidad que cada uno tenga para dilucidar los deseos y anticipar los movimientos de esas personas que están ‘revisando’, ‘repensando’, ‘midiendo’ y ‘recortando’ por doquier”.

REGISTROS DE UN CAMBIO CULTURAL (III). Esta semana apareció en escena Mario Russo, ministro de Salud de la Nación. Lo hizo en medio de una epidemia de dengue todavía difícil de interpretar y, más allá de las posturas sobre el rol del gobierno, es interesante analizar algunas de sus declaraciones, porque no son las que acostumbramos escuchar en materia de salud.

  • “¿A usted no le llama la atención que hace cuatro días que estoy en cadena nacional, desde las 7 hasta las 23? Porque aprietan. Aprietan los laboratorios, la casta. Entiendo que es multicausal y no es mi responsabilidad determinar por qué. Pero tenemos que empezar a hablar con la verdad. Es mejor decir una verdad incómoda: hay intereses. El presidente está convencido de lo que hacemos y las decisiones que vamos a tomar en el área de salud tienen que ver con la evidencia científica que tenemos en este momento para tomar decisiones, no con aprietes”.
  • “(El Estado) es un gran comprador de los laboratorios. Antes, el Ministerio de Salud era el supermercado de los gobernadores y los municipios. Nosotros vinimos a romper ese statu quo”.
  • “El objetivo es recolectar la evidencia suficiente, junto a la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain) y la Organización Panamericana de Salud (OPS), que permita determinar un programa de inmunización focalizada y por rango etario, que sea seguro y efectivo (…) La responsabilidad de indicar una vacuna es mayúscula, entonces ahí vuelvo a lo primero: la casta tiene unos tiempos, la industria tiene unos tiempos, y la política tiene unos tiempos, que la ciencia no los tiene”.

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EN MEDIO DE LA DISRUPCIÓN

-¿Qué le parece lo anterior?

-Atrayente, porque son datos de un proceso que, como estamos metidos en el vértigo diario, por ahí no alcanzamos a apreciar.

-Es interesante lo de Oliveto: los patrones no son de una evolución, sino de una disrupción.

-Es así. La velocidad es distinta. Y hay que subirse al tren como sea, porque si sigue así de rápido, cada vez se va a hacer más difícil.

-¿Y qué me dice de lo de Mario Russo?

-Que lo primero que me pareció importante fue conocer su nombre. ¡El ministro de Salud de la Nación se llama Mario Russo! Es buenísimo el dato, porque hasta ahora ni lo conocíamos…

-No se me haga el irónico…

-No me hago el irónico: registro también ese dato de la realidad. Hay montones de funcionarios que no sabemos quiénes son y ni siquiera cuánto duran en el cargo, porque todos los días vuelan a alguno. Creo que pocas veces el poder ha estado tan concentrado en un puñadito de personas.

-¿Y qué le parecen las declaraciones de Russo?

-Eso es una música distinta. Nunca he escuchado a un ministro de Salud que vaya tan de frente contra los laboratorios y los acuse de hacer aprietes. Es una novedad en el discurso oficial.

-Claro, usted se acuerda de cómo eran las cosas en el gobierno anterior.

-Obvio: Ginés González García tan amigo de algunos laboratorios, el empresario que iba a producir la Sputnik en Argentina… ¿en qué habrá quedado eso último, dicho sea de paso?

-Y ni hablar de los 130.000 muertos, de las festicholas de Olivos, del vacunatorio VIP…

-Mejor ni hablar. Por lo menos ahora, dentro de una lentitud que ya parecía inacción, asoma un nuevo discurso. Habrá que ver cómo continúa.

LA MACRO Y LA MICRO Y LA MICRO Y LA MACRO

-¿Y cómo ve a la economía?

-La macro, ya se lo dije la otra vez: menos mal de lo esperado. Y la micro, bastante complicada.

-Pero si no se arregla la macro nunca se va a arreglar la micro.

-Tal cual. Y ahí vienen algunos datos interesantes.

-Cante.

-El blue cerró el viernes a 985 pesos. Acuérdese de los que pronosticaban que en diciembre iba a valer 1.700 y hasta 2.000…

-Cierto. Y por eso Milei le dijo a Bloomberg que no piensa devaluar.

-Ahí empieza un problemita para las empresas exportadoras, que es que los costos en dólares están aumentando. La verdad que parece increíble: cuando tenemos un peso débil, estamos en problemas; cuando se empieza a fortalecer, seguimos en problemas.

-¿Y las reservas del Banco Central?

-Eso viene muy bien. Esta semana el BCRA compró U$ 1.032 millones, y eso que sólo hubo tres días hábiles. Y desde que asumió Milei ha comprado U$ 12.408 millones.

-Eso va más rápido de lo esperado, ¿no?

-Es así. Incluso ya se discute si no hemos pasado a tener reservas positivas, porque cuando arrancó este gobierno las reservas eran negativas en más de U$ 11.000 millones.

-¿Y por qué se discute eso?

-Cuestiones contables, porque no se olvide de que se han tenido que hacer algunos pagos y se han empezado a soltar dólares para los importadores. Pero lo importante es que estamos ahí de salir de las reservas negativas. En diciembre el agua nos llegaba hasta la nariz, y ahora bajó hasta el cuello.

-Es que empieza la liquidación del campo.

-Claro. Y hay otro par de factores, uno muy bueno y otro malo. El muy bueno es que dicen que parte de las liquidaciones de dólares de esta semana fueron por petróleo y gas. El malo, que algunos serían dólares financieros que vienen, hacen un rulo con los pesos que se están fortaleciendo, y después se van en cualquier momento.

-Pero igual tenemos que acumular dólares como sea.

-Tal cual. Porque habíamos arrancado muy abajo. Y déjeme tirarle un último dato: el riesgo país está en 1.300 puntos. Es muchísimo, pero Massa lo había dejado en más de 2.000.

-O sea, la macro se va acomodando.

-Y todos esperamos que la micro se empiece a dar cuenta…

Y UN VINO (O VARIOS), POR SUPUESTO. Lo mejor del mundo del vino es comprobar que una buena botella es el mejor vehículo para una conversación agradable o para desarrollar una amistad. Y si hay más de una botella, mejor. Esta semana me junté con dos enormes enólogos como Hervé Birnie-Scott y Roberto de la Mota, y con el flamante CEO de Norton, Rafael García. Y para describir la calidad etílica de la cena, basta con una simple enumeración de lo que probamos: Baron B Cuvée Millésimée Brut Rosé 2018; Mendel Finca Los Andes Malbec Luján de Cuyo 2021; Norton Lote Blanco Grüner Veltliner San Pablo 2022, y Terrazas de los Andes Petit Manseng Single Vineyard El Yaima 2014. Sólo esas cuatro botellas reflejan la diversidad que es capaz de brindar la vitivinicultura argentina: un espumante elaborado con Chardonnay, Pinot Noir y toques de Malbec; un Malbec típico de Luján de Cuyo, la primera gran zona donde demostró sus virtudes; un varietal de origen austríaco (Grüner Veltliner) asentado en Argentina con una alta calidad, y un Petit Manseng francés que en nuestro suelo produce un néctar inimitable. Lo mejor es que, mientras disfrutaba de esos ejemplares, percibía al mismo tiempo la energía creativa de todos mis compañeros de mesa, con lo cual la conclusión es inmejorable: el vino argentino está en un círculo virtuoso de calidad, y lo seguirá estando por mucho tiempo más.

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