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El gigante de las papas congeladas Simplot invirtió en US$ 20 millones en su planta de Mendoza y proyecta facturar US$ 100 millones

En estos días la empresa Simplot, puso en marcha un centro de almacenaje en frío en su planta de Luján de Cuyo, Mendoza. Fue una inversión de u$s 20 millones, que integra el plan de u$s 150 millones presupuestado para la fábrica, inaugurada hace dos años, y que exporta el 75% de su producción. Con Brasil como principal mercado, también despacha a Chile, Uruguay, Colombia, Bolivia y Perú.

«Tiene 24 metros de alto y está totalmente robotizado», describe Calcaterra a su reciente inauguración. «Hasta ahora, lo que salía de la fábrica venía a Buenos Aires. Parte, a un depósito propio y otra, a un espacio alquilado en un frigorífico. Ahora, con el centro de almacenaje en la misma planta, vamos a optimizar la logística y hacer lo aduanero ahí, para nuestras exportaciones. Ganaremos eficiencia. Nos mejora mucho la operación. También, nos permitirá planificar mejor la producción», explicó su CEO Fabio Calcaterra.

Este año, Simplot producirá 90.000 toneladas de papas congeladas. Es casi el doble de las 50.000 de 2020. Si bien era su target para el año pasado, logró alcanzarlo gracias a ventas realizada a Asia y a otros países fuera de América del Sur, que compensaron la caída que en la región debido a la pandemia.

«La idea es que, pospandemia, esté todo enfocado en América del Sur. Con Brasil como mercado principal», puntualiza. Simplot es uno de los principales proveedores en la región de las cadenas de comidas rápidas, como McDonald’s, Burger King y KFC. «Todavía, tenemos un 20% o 25% de margen para crecer», asegura.

Este año, la empresa facturará u$s 100 millones. «Creciendo ese 20%, 25%, en 2022 podremos llegar a los u$s 120 millones, con u$s 100 millones de exportaciones, que habíamos planificado cuando inauguramos la planta», señala.

Si bien el motor de ese incremento serán las ventas al exterior, el 25% de su producción que destina al mercado doméstico también empuja. Con presencia en todas las grandes cadenas de supermercados, menciona un 25% de market share en góndola. «El objetivo es subirlo. En forma creciente», sugiere.

No obstante, el seguro para evitar que ese avance de las ventas locales se diluya en la hoja de resultados por efectos cambiarios es la exportación.

«Esta es una inversión de largo plazo. Todo lo que venimos haciendo se planificó cuatro, cinco años atrás. Con este proyecto, empezamos hace siete años. Después, como cualquier inversor, debemos ir adaptando nuestro plan a las variables económicas del momento. Sin esa capacidad de adaptación, es imposible», define.

«Que la estructura de la matriz de ingresos sea la exportación ayuda a compensar los problemas de falta de previsibilidad», agrega. ¿Es competitiva su exportación con el tipo de cambio actual? «Hoy, estás ahí. En los últimos meses, la inflación fue mayor a la devaluación. Hubo un poco de atraso cambiario», responde.

La capacidad de adaptación no es lo único que le da argumentos a favor del país en las conversaciones con sus socios estadounidenses. «Las condiciones climáticas y de calidad de la producción de papas en Mendoza es determinante. También, el recurso humano, que es extraordinario», afirma Calcaterra.

En la planta de Luján de Cuyo, hay 180 personas, a tres turnos. Se suman a las más de 270 que trabajan en sus operaciones administrativas, logísticas y comerciales de Buenos Aires. En tanto, un tercio de las papas que procesa provienen de campos propios, en Mendoza. El resto, de productores de la misma provincia y, según la necesidad, de Córdoba y de San Luis.

La construcción del nuevo centro de almacenamiento requirió incorporación tecnológica, de maquinaria importada -principalmente, de los Estados Unidos- a través de 150 contenedores, muchos de los cuales llegaron vía Chile, tras cruzar la Cordillera.

Fuente: El Cronista

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