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Quién es el hombre más poderoso del mundo bursátil

Larry Fink es un hombre poderoso. No preside ningún país, no es ministro ni es una influyente estrella de rock. Nada de eso, sino que gestiona BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo, con un patrimonio de US$ 4,65 billones.
Para ponerlo en contexto, basta con decir que si BlackRock fuera un país, sería la cuarta economía del mundo, detrás de Estados Unidos, China y Japón. “¿Si me siento una persona poderosa? Bueno, en casa son mi mujer y mis hijos los que mandan”, le dijo este magnate de la inversión al diario El País.
Fink es oriundo de California, Estados Unidos. De padre zapatero y madre profesora, pasó sus días post adolescencia estudiando en la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA). Su primer trabajo fue en First Boston, en 1976, donde con el tiempo ganó renombre como agente de títulos hipotecarios. Curiosamente, ese producto fue el que años más tarde disparó la llamada crisis de hipotecas subprime.
Tantos años en un mundo con lobos de Wall Street lo llevó a elaborar, según él mismo contó, una teoría sobre el mundo de la inversión. “Especular es cuando tienes todo tu dinero en efectivo. Invertir es poner tu dinero a trabajar para lograr tus objetivos. Si piensas que el mundo va a ser mejor dentro de 30 años, algo sobre lo que estoy absolutamente convencido, una estrategia de inversión adecuada es diversificar con un horizonte temporal a largo plazo”, aseguró.
No es la única teoría que elaboró en estos años. Tanto él como BlackRock hablan de “divergencia”. Es decir, que las economías, finanzas e inversiones van a distintas velocidades. “Hay países que se benefician de la caída de los precios energéticos y otros como Rusia, Irán o Brasil que se ven perjudicados”, analizó Fink.
Sin embargo, este genio de las inversiones tuvo su época oscura. Corría 1986 y el departamento que Fink tenía a cargo apostó erróneamente por la evolución de tipos de interés. De héroe a villano, se terminó yendo de la empresa.
Pero dos años después, en 1988, se unió a otros ocho inversionistas y fundaron, bajo el ala de Blackstone, una gestora focalizada en renta fija. Esa aventura terminó convirtiéndose en una compañía con una capitalización bursátil de más de US$ 60.000 millones y 12.000 empleados en 30 países.
“Las acciones son el activo donde vemos mayor potencial en los próximos meses. Hace tres años ya éramos optimistas sobre la renta variable europea y lo seguimos siendo. Las compañías del continente se beneficiarán del euro débil, de un sistema financiero más estable, del apoyo del BCE (Banco Central Europeo) y de los menores precios energéticos”, concluyó.

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