Eduardo Rodrigo decidió hablar. Después de 9 meses detenido en Bouwer, el empresario que conducía los destinos de CBI Cordubensis, optó por contar su verdad en la revista Matices, medio que se distribuye en la zona noroeste de la ciudad.
A lo largo de la nota, Rodrigo cuenta su verdad abordando temas de los más variados: la muerte de Jorge Suau, la relación con Bugliotti, la denuncia de persecución que sufrió por parte de agentes de la ex SIDE, la situación de su familia, las conexiones políticas, y una conclusión que sirve como título de la nota: «yo ya estoy condenado».
A continuación, lo más destacado de la entrevista, realizada por Juan Cruz Taborda Varela:
La muerte de Jorge Suau
«No creo que Jorge se haya suicidado. No sé si lo indujeron a matarse. Y estoy cada día más convencido de que a la carta no la escribió él. Nombra socios que todavía no aparecen, menciona políticos que han sido investigados y que no aparecen…»
En la entrevista, Rodrigo niega haber sido amigo de Suau: «él era socio de dos amigos míos: julio César Ahumado, que era mi hermano y Aldo Ramírez, con quien teníamos una amistad ya más de grandes (…) Igual, fue el único que en el momento complejo me acompañó. Cuando empezaron los problemas, él estuvo».
«La carta (de Suau) provocó un desvío gigantesco de lo que le pasó a él. Hay temas que son de índole personal, yo no tengo la respuesta. Estoy convencido de que no tiene nada que ver con la empresa. Tendrán que investigar si él tenía otras cuestiones que lo pudieron estar comprometiendo».
«La carta dice que Rodrigo es un déspota que tomaba decisiones. Nada más. Creo que esta causa generó expectativas que a medida que pasó la investigación no se corroboraron, entonces tuvieron que justificar algo. De los 37 imputados hay gente que no conozco».
El fiscal Senestrari
«El primer día de mi declaración me acerqué al fiscal Enrique Senestrari y le pregunté si tenía custodia por el caso CBI. Me dijo que no. Y le dije que había visto a un periodista en televisión que decía que era el caso más importante en la historia de Córdoba. Le dije que se iba a equivocar, porque yo creía que lo que buscaba, no lo iba a encontrar, porque no puede encontrar lo que no existía».
El rol de Cordubensis
«Lo que hacíamos nosotros era unir las partes. Vos tenías un excedente de dinero, el otro necesitaba ese dinero, nosotros los uníamos. Se han dicho que teníamos millones y millones. Demandas en la Justicia Federal, reales, son 22 ó 23 millones de pesos. De esos, reales y concretos, hay menos de $ 10 millones. Lo que la gente venía a buscar era lo que le pertenecía: sus cheques que vencían en diferentes momentos. Cuando empezó el problema, comenzamos a devolver toda la cartera de cheques. A tal punto, que cuando viene la intervención del Estado, tenemos esos reclamos, de unos $ 22 millones, pero la cartera real era de más de $ 880 millones. Podríamos haber salido de esa situación si la Justicia nos hubiera permitido seguir entregando la cartera de cheques. Si el fiscal, cuando los recibe, los hubiese puesto en una cuenta, todos hubieran tenido su dinero».
El papel de Bugliotti
«Lo que es real es que (Bugliotti) venía para colocar una determinada cantidad de cheques para conectarlos con determinadas personas. Uníamos las partes, ni más ni menos. Todos hablan de los 40 millones. Me fui de vacaciones a Pinamar y de repente no me atendieron más el teléfono y después recibo la carta que me dice que no me renuevan más. Y a partir de ahí me empezó a llamar gente, que estaban siendo avisados desde la oficina de Bugliotti que nosotros nos fugábamos».
La interpretación del accionar de Bugliotti, según Rodrigo es: «que toda la gente iba a CBI y no a su financiera (…). No es un comportamiento que él no haya tenido antes. Lo hizo con los bares, las farmacias. Con distintos negocios que le sirvieron para mover su mall y terminó quedándoselos él. Una forma de actuar que se ha repetido, quedarse con el negocio».
Los servicios de inteligencia
«Nunca entendí por qué, en esta causa, además de la Fiscalía, la Procelac y la AFIP, también intervenía la ex SIDE. Según el detenido, los servicios de inteligencia acosaron a todo su círculo íntimo y lo vincula al anterior gobierno nacional. ¿Sabés lo que es que hoy me ofrezcas un trabajo y que al otro día te caiga la AFIP? ¿Sabés lo que es tener a tu hija en una aldea en Italia sin saber el idioma y tener que dejar el estudio? (…) La ex SIDE me seguía a mí y a mi familia, que intervenía sus teléfonos, el de mis amigos, el de toda mi agenda, que los paraban a mis hijos en la calle».
Viviendo en una dictadura
Rodrigo ya pidió la eximición de prisión y realizó pedidos de investigación al fiscal Senestrari y los síndicos, «que actuaron de mala fe». «Yo ya estoy condenado, lo que tengo en claro es que ha estado viviendo en una cuasi dictadura. Lo que vi que hizo el Estado conmigo no tiene nombre. Cuando estuve afuera me contaron cosas y me invitó un gobierno del exterior a quedarme afuera (…) Yo podría haberme quedado a vivir afuera (…) Desde mi punto de vista hemos estado viviendo en una dictadura constitucional a la que nadie se animó a enfrentar».
La prensa y la Justicia, en la misma bolsa
«Acá adentro (en la cárcel) hay un montón de casos de gente que pasa tres años sin ir a juicio. Tengo una teoría: si no vas a juicio rápido, significa que no tienen las pruebas. La prensa hace que la Justicia se apresure en determinadas ocasiones, a veces los entiendo. Llegan a sus casos y sus esposas y amigos les preguntan. Los terminan presionando para que resuelvan, a veces aciertan, otras se equivocan».